Íconos. Revista de Ciencias Sociales

Núm 64. Mayo-Agosto 2019, ISSN (on-line) 1390-1249

Reseña.

 

Sistema mundial, intercambio desigual y renta de la tierra

Jaime Osorio*

México: UAM / Ítaca, 2018, 160 págs.

 


 

 


Pocas obras han marcado un rumbo tan decisivo sobre la historia de la humanidad como el Manifiesto del Partido Comunista, declaración de guerra del proletariado escrito por Karl Marx y Friedrich Engels hace más de 170 años. El Manifiesto plasmaría dentro de sus páginas una serie de revelaciones teóricas y políticas sobre el carácter contradictorio de la sociedad moderna y los inevitables estragos que acompañarían su desarrollo. En uno de los pasajes más recordados hasta nuestros días, debido al pronóstico tan acertado que hoy se revela en su máximo esplendor, se describía el carácter universal del capitalismo, ilustrado en aquellas memorables palabras: “Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes […] forja un mundo a su imagen y semejanza”. Esta categórica afirmación sintetizaría la unificación de todas las relaciones entre los seres humanos mediante la formación de un mercado mundial, permitiría distinguir las coordenadas básicas de su ordenanza global y desenmascararía todas sus distintas caras y facetas.

Interesado en continuar explorando dicha trama, Jaime Osorio presenta una nueva recopilación de ensayos cuyo contenido busca desentrañar justamente las principales matrices sobre las cuales la lógica del capital atrapa y hace suyas todas las formas de vida existentes en el planeta, pero esta vez enfatizando y articulando aquellos elementos que sobresalen de las tendencias generales del modo de producción capitalista, la manera en que se organizan y se condensan a escala mundial, su derivación en diferentes modalidades de reproducción de capitales y la imbricación de los procesos y relaciones que las constituyen. Para el autor, se trata de mirar al sistema mundial capitalista fundamentalmente como una unidad diferenciada en donde se articulan diversas formas de capitalismo. Titulado Sistema mundial, intercambio desigual y renta de la tierra, el libro se integra a la reconocida trayectoria del sociólogo chileno, caracterizada por la claridad de sus argumentos, la radicalidad de sus ideas y la solidez de sus planteamientos teóricos. Además, se destaca su notable capacidad y cualidad para transmitir el conocimiento de la realidad de manera clara, sencilla y didáctica.

Fruto intelectual de la etapa de mayor riqueza teórica y política que haya tenido la región, Osorio es precursor, heredero y actual exponente de la teoría marxista de la dependencia. Su valioso trabajo ha permitido mantener viva esta tradición del marxismo latinoamericano aun bajo las adversidades que acarreó la contraofensiva revolucionaria y el desarme de la teoría social durante el cambio de siglo. Es un autor consagrado, profundamente comprometido con el pensamiento marxista y los problemas fundamentales que enfrenta Latinoamérica. Sus ideas rompen las camisas de fuerza disciplinarias de las llamadas Ciencias Sociales. En el terreno intelectual y teórico ha hecho lecturas sumamente enriquecedoras y novedosas de los clásicos del marxismo como Marx y Lenin, lo mismo de autores latinoamericanos como Ruy Mauro Marini. Ha desarrollado, a lo largo de su carrera, líneas de investigación sugerentes e innovadoras, tal cual lo demuestra el libro de esta reseña.

Sin lugar a dudas esta obra es un emplazamiento teórico y metodológico para quienes problematizamos el lugar que ocupa América Latina dentro de la historia de la modernidad capitalista. Los ensayos reunidos contemplan y visualizan nuevos debates en el seno de la teoría crítica latinoamericana, aunque estas discusiones formen parte de las viejas rencillas teóricas y políticas que nutrieron en el pasado el conocimiento de la región. Lo novedoso del asunto es que el libro apunta a explorar la vigencia de la teoría marxista de la dependencia a la luz de las condiciones y resultados que arroja el actual patrón de reproducción del capital en América Latina y la nueva división internacional del trabajo. De esta manera, Osorio reitera que hablar de capitalismo dependiente es referirse a una modalidad particular de reproducción del capital, con características como la ruptura del ciclo del capital, la superexplotación del trabajo y el peso del intercambio desigual y las transferencias del valor, lo cual apunta a reproducir el atraso y el subdesarrollo, con sus desequilibrios y con la agudización de las contradicciones inherentes del capitalismo.

Los capítulos que integran el libro irrumpen en el ambiente derrotista y contrarrevolucionario de la época, plagado de miradas convencionales en donde el manto ideológico y el espejismo político de la vulgarmente llamada globalización –con sus historias, tesis y voceros– ocultan el carácter omnipotente de la actual fase de desarrollo capitalista. Por medio de los presupuestos teóricos emanados del marxismo leninista y dependentista, el autor realiza un exhaustivo y estricto examen categorial y conceptual para poner en discusión los principales asuntos relacionados con el movimiento de la economía mundial capitalista, el desarrollo y subdesarrollo que su dinámica genera y los fundamentos y características específicas de la forma de reproducción del capital en la región. Para tratar estos y otros temas, el libro presenta un verdadero arsenal de nociones que suelen ser incómodas para las modas intelectuales y bastante anacrónicas para nuestros tiempos: Estado-nación, división internacional del trabajo, patrón de reproducción del capital, intercambio desigual, imperialismo, dependencia, fuerza de trabajo, explotación, lucha de clases, revolución y socialismo son tan solo algunas de las dimensiones maniobradas por el autor de manera creativa y rigurosa para desenmascarar teóricamente las ideas, sentidos y saberes que guían a la sociedad moderna capitalista.

Hay que destacar que este material genera bastantes inquietudes al cuestionar y exhibir varios de los principios rectores del fundamentalismo de mercado que norma nuestra vida hoy en día, en especial, aquellos que proclaman la desaparición, disolución y reparto del poder político del Estado. Frente a este desparpajo, el capítulo primero “El despliegue del capital en el Estado-nación y en el sistema mundial” plantea una serie de tesis que dan cuenta del papel activo y esencial que juega el Estado-nación en la reproducción del capital, en específico, su función dentro de la dinámica planetaria. Sin duda el ensayo causará malestar entre algunos teóricos e intelectuales rutinarios que se han dedicado a devaluar o desvirtuar las relaciones de poder que el Estado capitalista establece para sostener la explotación y la dominación de clase. El planteamiento principal que guía el capítulo se centra en las contradicciones, dilemas y problemas que enfrenta el capitalismo al reclamar un sistema mundial para desplegarse y desarrollarse, pero que a su vez requiere una base territorial sustentada en Estados-nación para operar. En particular, se ofrece una serie de puntos nodales para determinar la formación de un sistema interestatal jerarquizado y diferenciado, procesos que favorecen el desarrollo de unas economías y el subdesarrollo y dependencia de otras. Finalmente se exponen las falsas dicotomías de los límites o alcances territoriales de las revoluciones y el tránsito al socialismo, y la constitución de los Estados-nación dependientes y subdesarrollados como eslabones débiles de la cadena imperialista y el sistema de dominación global.

A su vez, son contundentes y llaman poderosamente la atención las críticas realizadas por Jaime Osorio a la obra del sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein, particularmente su formulación teórica del sistema-mundo. El ensayo que lleva por nombre “El sistema-mundo de Wallerstein y su transformación. Una lectura crítica” es una pequeña pieza que contiene grandes cuestionamientos a uno de los más reconocidos e influyentes pensadores de nuestra época, donde se describe la ambigüedad de los conceptos y categorías de análisis desarrolladas por el científico norteamericano, cuestionables desde el eclecticismo del que nacen y están influenciadas sus propuestas, lo que conlleva graves costos en materia política y una notable pobreza teórica de sus planteamientos. Las críticas destacan los problemas y debilidades del nivel de análisis en el que se desarrollan sus ideas y la forma en que dota de una capacidad argumentativa todopoderosa a la unidad sistema mundial. En cambio Osorio, desde el potencial teórico y metodológico que ofrece el marxismo, con sus diversos grados de análisis, sostiene que la aprehensión y la explicación de la realidad social que construye el capital reclama distintos niveles de abstracción y concreción, lo que conlleva que ninguna unidad de análisis sea irrelevante a diferencia de lo que sostiene Wallerstein; en otras palabras, Osorio plantea que el estudio del sistema-mundo es necesario pero insuficiente. Este es el punto de partida para posteriormente señalar los severos errores y equívocos teóricos que arrastra la propuesta wallersteiniana: la simplificación de los procesos en el mercado mundial; la displicencia en el análisis del Estado; el menosprecio de las revoluciones socialistas en la historia del capitalismo; y su rechazo a la “vieja izquierda” y las idílicas y reformistas estrategias de cambio social desde el derrumbe del sistema y el accionar amorfo de los movimientos antisistémicos.

En el tercer capítulo, “Sistema mundial y formas de capitalismo”, el autor centra sus esfuerzos en dar explicación y sentido a la idea que desarrollo y subdesarrollo son procesos relacionados que emergen no solo de manera simultánea, sino imbricados: “Dos caras de una misma moneda” resultado del despliegue, expansión y madurez del sistema mundial capitalista y las relaciones que lo constituyen. Osorio ofrece una serie de formulaciones centrales que dan cuenta de las estrechas y condensadas relaciones que se establecen entre las diversas economías desarrolladas y dependientes, con la intención de revelar cómo un sistema mundial capitalista maduro no constituye un espacio que aumente las posibilidades para el desarrollo, mucho menos cuando se constata que las distancias iniciales, allí donde el capitalismo se ha hecho presente, se reproducen y se incrementan.

El ensayo pone de manifiesto cuáles son las principales características de esta articulación entre formas distintas de capitalismo, en particular, se sintetizan los elementos que permiten hablar de un capitalismo sui géneris en América Latina, destacando los siguientes aspectos: el gran peso de la producción primaria y alimenticia en la historia económica de la región a diferencia de la producción de bienes industriales que ha distinguido a las economías desarrolladas; la enorme vocación exportadora de las economías latinoamericanas frente a un débil dinamismo de su mercado y consumo interno; el intercambio desigual entre regiones desarrolladas y subdesarrolladas, donde las economías de los países dependientes entregan productos con más horas de trabajo a los países desarrollados a cambio de productos con menos horas de trabajo debido a los altos niveles de productividad y un elevado desarrollo tecnológico de su producción; las transferencias de valor y la ruptura en el ciclo del capital en las economías dependientes que propician una superexplotación de la fuerza de trabajo, en tanto violación del valor de la misma que permite elevar las ganancias de los capitales que operan en el mundo subdesarrollado.

La obra concluye con una serie de contundentes y puntuales respuestas a cuestionamientos a los principales presupuestos que integran la teoría marxista de la dependencia. En un primer orden, se sostiene la presencia sistemática de una violación de la ley del valor como fundamento teórico para poder hablar de capitalismo dependiente, ya que su originalidad y esencia radica en la superexplotación de la fuerza de trabajo, término que da cuenta de los mecanismos mediante los cuales estructuralmente, a la fuerza de trabajo de estas economías, se la remunera por debajo de su valor, provocando un mayor desgaste físico de los trabajadores y pagando salarios insuficientes que limitan su capacidad de consumo. La discusión continúa con el tema del intercambio desigual donde se pone sobre la mesa principalmente la vigencia de las transferencias de valor de la periferia hacia el centro, la baja composición de capital en la historia de las economías latinoamericanas y el deterioro en los términos de intercambio debido al precio de los productos exportados desde América Latina.

Finalmente se discute el tema de la renta de la tierra y las ganancias extraordinarias en el desarrollo del capitalismo latinoamericano; con base en un análisis riguroso, el autor sostiene que estos elementos no merecen una atención especial dentro de las condiciones de subordinación que distinguen a la región en el mercado mundial, al no limitar las transferencias de valor ni restringir el intercambio desigual que altere el desarrollo del subdesarrollo y limite la superexplotación y la dependencia. En “Ley del valor, intercambio desigual y renta de la tierra”, Osorio refuta los señalamientos de corrientes y autores que recurrentemente señalan la inutilidad de hablar de dependencia simplificando y descontextualizando incluso las propias ideas de Marx, en particular las desarrolladas en El capital, perdiendo de vista el horizonte teórico en el que se desenvolvió esta obra y lo novedoso, original y necesario que es hablar de una teoría marxista de la dependencia.

La lectura de este libro es obligatoria sobre todo para las nuevas generaciones de profesores y estudiantes, quienes tienen la histórica tarea de florecer nuevamente el pensamiento crítico y revolucionario latinoamericano, en un momento donde es necesario estar a la altura de las circunstancias que “la actualidad de la revolución” en América Latina demanda. Sin lugar a dudas los lectores tienen a su alcance una obra de combate, un arma intelectual de grueso calibre que seguramente ayudará a desarmar los diques del poder político y económico que acechan la región, y que contribuirá con el paso del tiempo a iluminar nuevos caminos de emancipación.

Héctor Martínez Álvarez,
Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), México