Íconos. Revista de Ciencias Sociales

Núm 65. Septiembre - Diciembre 2019, ISSN (on-line) 1390-8065

Reseña

 

Historia al margen. Historia del AH Canto Chico. Una comunidad en el distrito de San Juan de Lurigancho

Rafael Mora Ramírez
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú

José Carlos Ernesto Arenales Solís y Wilmer Mejía Carrión

Lima: Editorial Académica Española, 2017, 104 págs.

 



Este libro intenta rescatar de la marginalidad una historia particular, la de un asentamiento humano (AH) llamado Canto Chico situado en el distrito más grande de Lima: San Juan de Lurigancho. Por medio de una investigación interdisciplinaria, los autores buscan determinar con éxito los rasgos geográficos, arqueológicos e históricos de dicho pequeño poblado. Sostienen que desde que se formó esa comunidad no ha habido una real organización vecinal básica que permita la unificación poblacional y la puesta en marcha de proyectos que posibiliten el progreso económico y cultural de la sociedad de ese lugar. De ahí la necesidad e importancia de registrar su existencia. Se trata de reflexionar sobre las limitaciones y oportunidades de este AH mediante argumentos detallados y fundamentados, con el fin de que puedan mejorar sus propias condiciones de vida.

Así, Arenales Solís y Mejía Carrión realizan un escrito tan claro y correcto que puede ser leído en tan solo un día. Su obra se divide en tres partes. En primer lugar, se realiza un trabajo descriptivo y se ubican en el espacio geográfico a Canto Chico. En segundo lugar, se busca enfocar este poblado desde la arqueología, aquella ciencia que estudia las civilizaciones antiguas mediante sus monumentos, obras de arte, utensilios y documentos que se han conservado hasta la actualidad, es decir, por medio de su cultura.

En este punto, se destaca también la llamativa etimología de Lurigancho. Para entender su origen, se observa que dicha palabra proviene del quechua rurikanchu que significa los kanchu (pobladores) del interior.1 Es importante destacar que, gracias a su riqueza arqueológica, Canto Chico podría tener un atractivo turístico muy elevado a nivel local e internacional, no obstante, la población no se ha preocupado por poner en valor su patrimonio. Esto es relevante toda vez que serviría para fomentar la construcción de una propia identidad en los mismos pobladores, motivando el trabajo y el incremento de sus ingresos económicos.

Más allá de esto, la parte más importante de esta investigación se centra en el aspecto histórico. Los autores denuncian un hecho lamentable: la actividad huaquera, la cual consiste en saquear el contenido de los restos arqueológicos para el comercio ilícito de bienes culturales. Esto ha condenado a muchos lugares importantes de la zona a la destrucción. Por otro lado, también se aborda la presencia de migraciones internas: los cantagallinos son un caso especial, pues representan el paradigma del proceso migratorio que da origen al “cholo”:

Es decir que este sector que los antropólogos y en general la población no-indígena del país denominan “cholo”, se desprende de la masa del campesinado indígena y comienza a diferenciarse de ella adoptando o elaborando ciertos elementos que conforman un nuevo estilo de vida, integrado tanto por elementos de procedencia urbano-occidental, como por los que provienen de la cultura indígena contemporánea.2

Las causas, como siempre, son la pobreza y la falta de oportunidades y recursos. De esta manera, fueron los pobladores desplazados, de menos recursos, los que al juntarse dieron lugar a Canto Chico.

Hubiese sido óptimo incluir una explicación detallada de la presencia o ausencia de corrupción política, mafias o intentos de influenciar a la autoridad. También hubiera sido deseable tener datos sobre las veces que se ha mencionado a Canto Chico dentro de alguna noticia periodística sobre delincuencia juvenil o, por el contrario, sobre algo positivo a texto, pues es todo un logro explicar la experiencia de vida de hombres y mujeres de Canto Chico. ¿Cuántos Cantos Chico existirán por toda Lima que aún hace falta explorar? Este es el verdadero significado historiográfico del libro: permite realzar las investigaciones de los olvidados por esa “gran historia” a la que solo le interesa los “grandes hechos” y deja de lado la vida de zonas alejadas y en la periferia del centro del poder. Como lo señala Julio Abanto en el prólogo del texto en análisis (7), este trabajo acompaña a otros previos sobre algunos poblados como los de Saturnino Aponte (Huanta y el reto de Lima, 2001); Jorge Bendezú (La real historia de Canto Grande, SJL, 2006); Roberto Revoredo (El pueblito: un débil corazón que late en San Juan de Lurigancho, 2006); y Elías Estrella (Toma de tierra y fundación del asentamiento humano Cruz de Motupe, 2008). Por ello, este libro se posiciona dentro del grupo de las pequeñas historias y representa el intento de actualizar el valor de estudiar el desarrollo histórico de los pueblos alejados del centro comercial de la ciudad capital.

En este sentido, esta obra no solo será interesante para el historiador profesional que quiera apreciar un sólido trabajo documental y una metodología relevante de fácil y riguroso manejo, sino también para todo aquel colectivo que quiera construir su identidad con el fin de plantear metas y ejecutar acciones para lograr el deseado progreso social.


Notas

1 Gerardo García. 2005. Toponimia e historia. Estudios etnolingüísticos de San Juan de Lurigancho, Jicamarca y Mangomarca. Lima: Bracamoros.

2 Aníbal Quijano. 1980. Dominación y cultura. Lima: Mosca Azul, p. 63.