Íconos. Revista de Ciencias Sociales

Núm 68. septiembre - diciembre 2020, pp. 171-189, ISSN (on-line) 1390-8065

DOI:10.17141/iconos.68.2020.4127

Temas

 

 

 

Ciudades contrapeso al centralismo unitarista en Sudamérica: Santa Cruz, Guayaquil y Concepción

 

Counterweight cities in South America as an answer to unitarian centralism: Santa Cruz, Guayaquil and Concepcion

 

Esteban Valenzuela-Van Treek*

Claudia Vaca**

 

*Dr. Esteban Valenzuela-Van Treek. Director del Programa CREASUR, Universidad de Concepción, (Chile). (mailto:evalenzuelavt@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0003-1755-3309)

**Mg. Claudia Vaca. Doctoranda en Educación, Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), (Chile). (cvaca@doctoradoedu.ucsc.cl) (https://orcid.org/0000-0001-7237-5715)

 

 

Recibido: 04/09/2019 – Revisado: 11/11/2019

Aceptado: 21/02/2020 – Publicado: 01/09/2020

 

 

Cómo citar el artículo:Valenzuela-Van Treek, Esteban y Claudia Vaca. 2020. “Ciudades contrapeso al centralismo unitarista en Sudamérica: Santa Cruz, Guayaquil y Concepción”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 68:171-189 https://doi.org/10.17141/iconos.68.2020.4127

 


 

 

Resumen                                                                                          

El artículo propone la categoría de ciudades contrapeso como aquellas que logran tanto dinamizar su desarrollo de manera endógena y a su vez impulsar un proceso de descentralización y devolución de poder en contextos de Estados tradicionalmente centralistas y con alta hegemonía de sus capitales. El contrapeso supone una visión federalista o autonomista que logra cambios desde la propia articulación regional con base en una fuerza política territorial de impacto nacional que moviliza dichas ciudades en pacto con sus regiones cercanas. Desde el punto de vista de resultados materiales, implica la capacidad de crecimiento económico y demográfico para ser polo alternativo a la capital, infraestructura de ciudad global con lazos internacionales y capital humano avanzado como polo cultural y universitario. Se concluye el éxito de Guayaquil en Ecuador y Santa Cruz de la Sierra en Bolivia con alianzas público-privadas, fuerza política influyente y alianzas interregionales para movilizarse y lograr procesos de mayor autonomía regional, a diferencia de Concepción en Chile, que muestra mayor dinamismo en lo universitario y en lo cultural. Dichas ciudades complejizan el sistema de ciudades permitiendo contener la macrocefalia del centralismo latinoamericano. Entrevistas en profundidad en los países permitieron comprender el contexto de lucha de estas ciudades contra el centralismo, sus hitos y desafíos en las diversas dimensiones del contrapeso.

 

Descriptores: América Latina; ciudades contrapeso; Concepción; descentralización; Guayaquil; Santa Cruz de la Sierra.

 

Abstract

This article introduces the concept of “counterweight cities” to describe towns that are able to generate an endogenous development process and promote decentralization in traditionally centralist states. This role is accompanied by the prevalence of federalist or autonomist thinking, supported in a local political organization able to inspire changes in the relationships between the different regions within the country. The political group that leads the process is also able to recruit backing in nearby areas. These initiatives have succeeded in consolidating their cities as alternate development poles, displaying dynamic economic and demographic growth, achieving expansion of a modern infrastructure, advanced human resources and cutting- edge cultural and academic assets. Guayaquil in Ecuador and Santa Cruz de la Sierra in Bolivia have benefited from strong ties between the public and the private sector, the presence of a robust locally-based political   party and solid inter-regional alliances. These strengths have helped both cities achieve a higher degree of regional autonomy than Concepcion in Chile. The later, has-instead- concentrated in developing as an academic and cultural hub.  The cities studied here, enhanced the complexity of the human settlement system in their countries, mitigating the macro cephalic tendencies inherent in the Latin American centralist urban structure. In-depth interviews performed in the three countries allow for a better understanding of the context in which the struggle against centralism took place and was able to overcome the challenges it encountered, in the process of generating substantial counterweights against metropolitan macro cephalism.

 

Keywords: Latin America; counterweight cities; Concepción; decentralization; Guayaquil; Santa Cruz de la Sierra.

 

1.     Introducción 

 

La investigación se aparta del debate centrado en el tamaño de las zonas urbanas o en el peso económico y la globalización de una urbe, con el objetivo de describir reflexivamente sobre la capacidad de una ciudad en tanto sociedad política para transformar el tipo de Estado nacional centralista hegemónico en América Latina (Véliz 1984), con una fuerte capital concentradora que inhibe procesos de fortalecimiento de gobiernos subnacionales (Eaton 2004) y en las cuales, como en el caso chileno, se asienta la élite oligárquica nacional tras derrotar las coaliciones liberales-federalistas (Ortiz y Valenzuela 2014).

El artículo es resultado de entrevistas –cinco en profundidad en cada país– y análisis desarrollado en torno a los estudios sobre descentralización económica, política y cultural en Latinoamérica. El artículo propone el concepto de ciudades contrapesos como aquellas que han logrado reformas pro descentralización en diferentes momentos de la historia de sus países (Rosales 2012) o han logrado, como comunidad sociopolítica, dinamizar su desarrollo para liderar en el caso de Guayaquil, equilibrar en el de Santa Cruz de la Sierra y moderar en el de Concepción. Son ciudades que han levantado demandas pro autonomía política, competencia y económico-fiscal en el contexto centralista latinoamericano de federalismo retórico –exceptuando Argentina y Brasil al ver el gasto subnacional– y Estados centrales que niegan niveles relevantes de autonomía. En Bolivia, Ecuador y Chile, han prevalecido modelos unitarios centrales, los que han derivado a modelos de mayor descentralización en la parte andina por el papel clave de ciudades contrapesos (Henríquez y Valenzuela 2020). Para la descripción y análisis de los procesos de descentralización del poder, el artículo propone la categoría de ciudades contrapeso con alto dinamismo político y económico respecto a la capital hegemónica, lo que permite construir niveles relevantes de autonomía política y económica, empujando procesos descentralizadores en pugna con las élites centralistas de los Estados nacionales afincadas en las capitales (Eaton 2004).

Se observan casos exitosos de ciudades contrapeso que muestran capacidad de construcción social inter-clases de ciudad y región en gobernanza activa entre actores plurales político-sociales y empresariales (Boisier 1992; Alburquerque y Cortés 2001; Prats 2005), así como construcción de fuerza política propia con influencia nacional que empuja la descentralización política (Falleti 2010), coalición regionalista al abrirse el sistema a elecciones del nivel intermedio (O’Neill 2005), o hegemonizando un partido nacional desde una macro-zona que aglutina varios territorios periféricos (Simison 2015).

El estudio sobre las ciudades se ha centrado en la “primordial” como las ciudades desproporcionadamente grandes para la época –de más de un millón de habitantes– que concentran ser nacionales y son al menos el doble en población e influencia de la ciudad que les sigue (Jefferson 1939, 227). El estudio sobre ciudades crece al ritmo de la urbanización, con una serie de categorías que cobran significado polisémico en diversos países. El concepto de ciudad “primordial” devino en megalópolis (Gottmann 1961), ciudad área o súper como Los Ángeles (Lang 2003). Estas visiones centradas en el poderío nacional y el tamaño han sido desplazadas por los estudios de ciudades globales, acuñado por Saskia Sassen (1991) en relación con ciudades que por sí mismas son capaces de intercambiar con el mundo con fuerte influencia económica, política y cultural. Dichas son metrópolis con infraestructura para la inserción global (aeropuertos, trenes, megapuertos), poseen por sí mismas marca mundial, peso científico y cultural, centro de innovaciones, negocios y sede de megaempresas; en una categoría “gama”, globales con menor poder económico, estaría Guayaquil.

Otro aporte teórico es la categoría de ciudad mundial de Montoya (2009), que crece en países en desarrollo en la ola de inversiones globales, pero es desbordada por los cordones de pobreza de migrantes rurales y por la incapacidad de dar servicios al ver sobrepasada su capacidad fiscal y de infraestructura. El concepto de ciudades intermedias ha sido estandarizado mundialmente como urbes que varían entre 100 000 y medio millón de habitantes (ONU Hábitat 2007), con propuestas vinculadas al polo de servicios relevantes en países de menor población (Maturana y Rojas 2015). Desde América Latina, se han empujado definiciones novedosas como la del Banco Interamericano de Desarrollo (BID 2016) de ciudades emergentes y sostenibles caracterizadas por una población entre 100 000 y dos millones, dependiendo del tamaño de los países y por crecer rápido pero aún con un tamaño que permite planificar su sustentabilidad integral.

Las ciudades contrapeso se explican al igual que el caso europeo porque son un subsistema urbano que evoluciona históricamente, creciendo por su ubicación como nodo de transporte y mayor dinamismo en una red de pequeñas ciudades y pueblos que requieren de un centro urbano mayor que provee en una macro-zona conexiones y servicios (Bretagnolle et al. 1997). Así como Lyon y Berlín se desarrollaron en áreas diferentes a París y Munich, Guayaquil (en la costa), Santa Cruz (en el oriente) y Concepción (en el sur) son las ciudades de mayor jerarquía en una macro-región con sistema de ciudades.

Para Jefferson (1939), las grandes ciudades con jerarquía son producto de elementos políticos, coloniales o económicos que rompen la naturalidad de una red de ciudades intermedias por asentamientos espontáneos por sus características geográficas. Lo anterior es claro en el caso de los tres casos estudiados: Concepción es la tercera ciudad fundada en Chile tras Santiago y La Serena, allí se instala la Real Audiencia y por ser la zona de la larga guerra con los mapuches, se convierte en la plaza militar principal. A su vez, Guayaquil es el puerto principal del Ecuador y su conexión con el mundo, mientras Santa Cruz de la Sierra es la ciudad primordial del amplio territorio diferenciado entre Asunción y La Paz, teniendo obispado, delegación política, militar y tributaria propia.

 

 

2.     Dimensiones de una ciudad contrapeso y estudio de casos en América Latina

 

El concepto de ciudad contrapeso apunta a la capacidad de transformación político-económico-cultural de un país con predominio del unitarismo centralista, con capital que hegemoniza la política y el control de las finanzas públicas. La ciudad contrapeso articula en su zona una fuerza política propia de raigambre federalista y/o autonomista y logra rivalizar en el liderazgo económico con la metrópolis evitando que la capital nacional triplique a la segunda ciudad como poderío económico, poblacional y liderazgo cultural.

La historia de América Latina está dominada de presidencias autocráticas con caudillos militares, populismos y partidos hegemónicos de derechas o izquierdas autoritarias (Véliz 1984; Krauze 1997; Laclau 2004), siendo ejemplares los casos de movimientos de diverso signo político afincados en gestiones municipales que luego logran la democratización de sus regiones e influyen en las aperturas políticas de sus países y la descentralización de estos con diferentes grados de efectividad. Es decir, logran el contrapeso cuando construyen alianzas amplias inter-clases, con alta identidad de un regionalismo intenso y proto-nacionalista como comunidad emancipadora (Hroch 2001), que se movilizan por la democracia, el poder territorial y logran redistribución nacional de renta y equilibrios.

En el caso sudamericano son evidentes los éxitos de Santa Cruz de la Sierra y Guayaquil respecto a La Paz y Quito, las cuales mantienen prácticamente el mismo poderío demográfico y poblacional que la ciudad capital. En los países federales, la anomalía ha sido siempre Buenos Aires versus las provincias, donde el sistema federal institucionalizado en la Constitución de 1853 ha permitido poder provincial y alta descentralización fiscal (Rosales 2012), pero Rosario y Córdoba perdieron peso económico versus Buenos Aires (Schteingart y Pírez 2015) y con sus poblaciones en torno al 1 300 000 son “solamente” el 10% del Gran Buenos Aires. En cambio, Río de Janeiro logró consolidarse como segundo polo fuerte de Brasil con 14 millones versus los 22 de São Paulo. Brasilia fue creada como capital en el desarrollismo de la década de 1950, no obstante São Paulo fue el polo hegemónico desde finales del siglo XIX (Toledo 2004).

En el caso de México, no se cumple la regla de lograr una ciudad contrapeso que sea al menos un tercio de la capital, ya que Guadalajara y Monterrey, con sus cinco millones de habitantes y alto nivel económico y cultural, equivalen a menos de un cuarto de la Ciudad de México con 22,3 millones. Venezuela sí logró un equilibrio de ciudades con Caracas con siete millones, Maracaibo con 5,3 y otras tres en torno a los tres millones (Valencia, Barquisimeto y Maracay). La fuerza de Medellín y su región de Antioquia le permiten ser casi la mitad de Bogotá (4,5 millones versus 10) y con las otras dos zonas del país con grandes ciudades de tres millones: Cali en el Valle hacia el Pacífico y Barranquilla en el Caribe.

Los países donde se impuso el centralismo sin contrapesos tras el fracaso de los federalistas en el siglo XIX, como Chile y Perú, muestran un gran rezago en ciudades que fueron contrapeso en el siglo XIX, con una alta concentración de la población en sus capitales (Lima 10,5 millones y Santiago 7,5 millones), relegando en sistemas centralizados a las restantes ciudades a menos de un sexto de las capitales primarias (Arequipa en relación a Lima y las zonas metropolitanas de Valparaíso y Concepción en Chile). No obstante, lo anterior, el mayor diferencial es Argentina en cuanto a la relación de las dos ciudades principales, ya que Córdoba tiene el 10% de la población del Gran Buenos Aires. Si se mide en el clásico peso de la ciudad primordial, Santiago es la peor con el 38% del país, Buenos Aires el 35% y Lima el 20%. La siguiente tabla difiere del indicador clásico de ciudad con primacía de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL 2020), que lo entiende como la porción de una ciudad principal como porcentaje de la población urbana total. La idea de contrapeso lleva a comparar la ciudad principal con la segunda y medir su peso demográfico.

 

Cuadro 1. Capitales primordiales versus ciudades contrapeso a nivel demográfico en América Latina

País

 

Ciudad capital o primordial

Ciudades contrapeso

% de la segunda ciudad respecto a la primordial

 

(millones de habitantes)

 

Ecuador

Quito                                   3

Guayaquil                                         3,5

1,16

Bolivia

La Paz                                 2,36

Santa Cruz de la Sierra                    2,36

1

Venezuela

Caracas                               7

Maracaibo                                         5,3

Barquisimeto                                    3,5

Valencia                                            3,2

0,75

Brasil

São Paulo                           22

Rio de Janeiro                                   13,8

Belo Horizonte                                 6

0,62

Colombia

Bogotá                                10,1

Medellín                                           4,5

Cali                                                    3

Barranquilla                                      2,4

0,44

México

Ciudad de México                22,3

Guadalajara                                      5

Monterrey                                         4,7

0,22

Chile

Santiago               7,3

Valparaíso                                        1,1

Concepción                                       1

0,15

Perú

Lima                                    10,5

Arequipa                                           1,4

Trujillo                                              1

0,13

Argentina

Buenos Aires                     16

Córdoba                                            1,6

Rosario                                              1,3

0,10

Elaboración propia con base en ONU (2019) y estadísticas nacionales.

 

Como se examinará, en el caso de Ecuador es clave el poder movilizador con influencia política nacional del Partido Social Cristiano con hegemonía hace medio siglo en Guayaquil. En el caso de Bolivia, los históricos movimientos federalistas y comités cívicos de Santa Cruz de la Sierra que articularon a la llamada Medialuna de departamentos del oriente bajo el predominio en la política regional del Partido Demócrata.

En Argentina, es notorio el papel histórico de Córdoba como ciudad modernizante desde su reforma universitaria pionera de 1917 y el rol de Rosario con un fuerte Partido Socialista adscrito a la provincia de Santa Fe. La acción de su federalismo logró niveles de autonomía, pero no detuvo la hiperconcentración en la capital (Schteingart y Pírez 2015). Por otra parte, en Colombia, Medellín, con fuerte presencia de corrientes liberales y de izquierdas alternativas verdes (Fajardo 2017), la ciudad ha logrado regenerarse y mejorar su calidad de vida.

 

 

3.     La larga historia de construcción de poder y autonomía de Santa Cruz de la Sierra: la “Nación Camba-Cruceña”

 

Santa Cruz es el motor económico de Bolivia y fue clave para lograr el fortalecimiento de la democracia regional. A finales del siglo XX, se consolidó el boom económico de Santa Cruz versus el rezago y conflictividad en La Paz-El Alto, con un crecimiento promedio del 5,5%; y entre 2011 y 2013, su crecimiento promedio subió al 7%, siendo el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional (Vaca 2018). No obstante estos datos, el aporte económico y político de Santa Cruz de la Sierra es minimizado por la historiografía hegemónica paceña como la antología de documentos clave de la historia de Bolivia de Arze (2015), prologada por García Linera, donde no existen las múltiples demandas, comités cívicos y protestas lideradas por Santa Cruz desde el siglo XIX, desde la propuesta federal de Lucas Mendoza, el socialista Andrés Ibáñez, hasta el primer levantamiento de los patriotas federales en la década de 1890 (Sandoval 2011, 38-39).

Durante el siglo XX, Santa Cruz lideró todas las demandas de mayor poder regional y rompió con el Estado oligárquico sin pago de impuestos. Este hecho es importante porque el proyecto “cruceño” puja para que el Estado cobre impuestos a la explotación petrolera que comienza en una combinación región-nación para salir del aislamiento y tener tren hacia el Pacífico y a los grandes ríos con Brasil por el oriente (Roca 2001; Rojas 2015). Así se sucede el memorándum de 1904, el socialismo militar de 1936, el Partido Oriental Socialista de 1938, y en la década de 1950 destaca la demanda de tributos para la región el diputado socialista Valentín Vega, el dirigente del Comité Cívico Melchor Pinto y el reformista senador del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) Omar Chávez. La llamada “Ley Vega” pedía que se cumpliera con cobrar los impuestos petroleros y mandar parte de estos a Santa Cruz, cuestión que estaba establecida en la ley, pero La Paz no cumplía (Rojas 2015, 188-189). Gracias a esta ley no se volvió a cuestionar legalmente el 11% de las regalías de la venta de hidrocarburos a Santa Cruz, no obstante, atrasados y con descuentos diversos.

Con anterioridad al período de Evo Morales, bajo gobiernos derechistas en Bolivia ya Santa Cruz había reactivado su demanda por autonomía y democracia federal con la activación de comités cívicos y textos emblemáticos como el memorándum de 2001 en que se pidió autodeterminación y nuevo Estado, donde su ala más radical levantó la idea de la “Nación Camba”, denominación a una macro-región independiente del oriente boliviano con sus banderas verdes y blancas, incluyendo una carta a Kofi Annan secretario de la ONU (Nación Camba 2005, 15-17). El periodista cruceño Pablo Ortiz reconoce que sectores de extrema derecha buscaron armarse contra Evo Morales, pero la represión estatal y la lógica más pactista de Rubén Costas facilitó el logro de elección de gobernadores y coparticipación en Ley de Hidrocarburos (entrevista a Pablo Ortiz, enero de 2018).

La ciudad se movilizó activamente en alianza con la zona norte de Pando y Beni, así como la sureña Tarija donde domina el ex presidente socialdemócrata Jaime Paz Zamora, logrando el acuerdo con el Movimiento al Socialismo (MAS), y niveles altos de democracia y autonomía en 2008. No obstante, el ala más secesionista del movimiento permanece promoviendo una salida confederal en que la nacionalidad camba-cruceña tenga el mismo poder que el altiplano “colla” dominado por quechuas y aymaras (Peralta 2008).

Otra diferencia marcada entre La Paz y Santa Cruz es su marcado cosmopolitismo, migración de zonas urbanas y rurales de los nueve departamentos de Bolivia y distintas partes del mundo, así como su vínculo activo con Brasil y Chile, a diferencia de la alianza histórica de La Paz con Lima desde finales de la Colonia (Audiencia de Charcas vinculada al Virreinato del Alto Perú) y el período de la Confederación Perú-Boliviana en el siglo XIX. Santa Cruz, desde su fundación en 1561, desempeñó frente a la naciente Audiencia de Charcas el papel de una ciudad de frontera de contención frente al creciente imperio portugués (Brasil) y también frontera interna frente las insumisas poblaciones indígenas de la llanura dominada por guaraníes, chiquitanos y chiriguanos (Vaca 2018). Se mantuvo aislada y marginal frente al posterior auge de la plata de Potosí hacia el Pacífico. Santa Cruz estuvo más vinculada al norte argentino y a Paraguay desde donde se expandieron las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos (Sandoval 2011, 7). Con Chile mantuvo activo intercambio con Iquique y su Universidad lleva el nombre Gabriel René Moreno, intelectual y político quien murió en Valparaíso y es “denostado en La Paz por ser parte de la negociación del tratado con Chile de 1904” (entrevista a R. Baldizón, enero de 2018).

El Comité Cívico Pro Santa Cruz (CPSC) se autoimpuso aislar a los grupos de extrema derecha y, con el discurso más integrador del gobernador Rubén Costa, aunque con firmeza en la demanda autonómica, se movilizó la comunidad y se negoció con la Asamblea Constituyente dominada por los partidarios del MAS.

El historiador Nelson Jordán plantea que las luchas y sus paros liderados por el Comité Pro Santa Cruz cuajaron un siglo de demanda descentralizadora de una ciudad contrapeso (Jordán 2009, 15-20). Los resultados de la movilización de Santa Cruz, en alianza con los departamentos de la medialuna oriental, fueron la elección de gobernadores regionales y la mayor autonomía fiscal, con la creación de impuestos y tasas no análogos a los del nivel central, agencias tributaria departamental y municipal, y la coparticipación por ley de la renta minera y de hidrocarburos, lo cual permite que tanto la ciudad contrapeso como sus ciudades circundantes dispongan de recursos para sus servicios (Molina et al. 2008).

 

 

4.     Guayaquil y el camino público-privado de poder como la Singapur de Sudamérica

 

Guayaquil es el único caso de ciudad no capital dominante en Hispanoamérica –dejamos de lado el caso de Brasilia versus São Paulo–. Además de tener mayor población que Quito, en la costa con la provincia del Guayas y Guayaquil como epicentro se concentra la actividad agroindustrial, exportadora y los servicios financieros, comerciales y logísticos anexos. La ciudad portuaria levantada en el golfo del Guayas es el sistema hídrico más importante de la parte noroccidental de América del Sur. Su poderío proviene del siglo XIX en que siempre defendió su autonomía desde el municipio y se enfrentó a diversos regímenes autoritarios centralistas con el metarrelato de la emancipación guayaquileña y construir un país distinto al andino Ecuador de Quito (Fazio 1987).

La historia es más fuerte que las categorías y, aunque en la mayoría de los países el liberalismo se alió con las ideas federalistas, en el caso ecuatoriano los conservadores y social cristianos, ajenos al poder central, cobraron fuerza en Guayaquil haciéndose pro descentralización cuando se pierde el poder estatal (O’Neill 2005; Simison 2015). En Guayaquil se asentó el poder conservador que se tradujo en el siglo XX en el Partido Social Cristiano (PSC) que gobernó el país con León Febres Cordero en la década de 1980, quien luego se convirtió en el alcalde de Guayaquil (1992-2000), para luego pasar la Alcaldía a manos de Jaime Nebot, el cual ha estado en dos oportunidades en segundas vueltas presidenciales. El PSC es la fuerza hegemónica de la política de Guayaquil y su región de Guayas en la Alcaldía Metropolitana de Guayaquil y los municipios aledaños a la provincia. Aunque es partido nacional, su fuerza electoral está focalizada en la costa. No obstante, el PSC tuvo la Alcaldía de Quito en la persona de Sixto Durán-Ballén en la década de 1970, quien fue presidente de la República (1992-1996) “impulsando una primera ola de mayor poder municipal, creando la Ley de Régimen para el Distrito Metropolitano de Quito que consolidó la Alcaldía mayor y le transfirió potestades” (entrevista a F. Carrión, marzo de 2017).         

Por su parte, Quito ha sido gobernada principalmente por demócratas cristianos reformistas agrupados en el ex partido Democracia Popular (de 1988 a 2000 se sucedieron Rodrigo Paz, Jamil Mahuad y Roque Sevilla), y luego socialdemócratas izquierdistas aliados del ex presidente Rafael Correa (desde 2000 a 2014 Paco Moncayo, Andrés Vallejo y Augusto Barrera). El ex alcalde Barrera afirma que “desde la izquierda también se ha impulsado el proceso descentralizador, devolviendo salud y educación al Estado central por la necesaria equidad, pero permitiendo un sistema de transferencias negociadas de manera incremental que llamamos menú de proyectos” (entrevista a A. Barrera, marzo de 2017). Quito como sede del poder político central asocia descentralización con el neoliberalismo que llevó al colapso de la inestabilidad económica y política, que llevó al poder a Rafael Correa y una “revolución ciudadana” que, en una primera etapa logró estabilizar la economía y pactar obras con los entes subnacionales, pero luego en su hegemonismo personalista no logró articular alianzas y perdió las elecciones en las tres grandes ciudades de Guayaquil, Cuenca y Quito (Mantilla 2015).

Una visión crítica la presenta Burbano de Lara (2009) al ligar la fuerte oposición de Nebot y Guayaquil a las reformas constitucionales de Rafael Correa, con una pugna entre la costa más vinculada a las exportaciones del modelo neoliberal versus el proyecto nacional estatal de Alianza PAIS que fue derrotado por estrecho margen en 2008 por el PSC y su “No” a la nueva Constitución.

Guayaquil siempre ha tenido un discurso de ciudad conectada con el mundo que pretende ser la Singapur de América Latina por su eficiencia, medio ambiente, ambiente de negocios, visión empresarial con base en la cooperación público-privada de ciudad global (Paredes 2006). Guayas y la costa son grandes exportadores de camarón, banano y otros productos agroindustriales, lo cual es propio de las regiones ricas que quieren más descentralización, versus las “pobres” que demandan apoyo del Estado central porque están limitadas en recursos naturales que les permitan generar su locomotora interna de producción. Por otra parte, el auge económico implica compromiso privado en obras y niveles medianos de recolección de impuestos, lo que posibilita a Guayaquil lograr recrear un poder metropolitano fuerte, con gobernanza en expansión y mejoras sustanciales de políticas públicas, que le permiten generar empleo y capacidad administrativa en sus servicios (Toral 2017).

Al igual que Santa Cruz, hace una fuerte arremetida de discurso anticentralista, identidad territorial, genera demanda con sus vecinos y se moviliza con apoyo ciudadano transversal y popular por medio de “marchas” o bien sea a través de consultas populares y/o manifiestos políticos. En este entorno y en ese clima de mediados de la década de 1990, cobró hegemonía el proyecto de fortalecimiento subnacional de Guayaquil, que se radicalizó con fuerte movilización de barrios populares afines mediante de paros cívicos de toda la ciudad, que forzaron equilibrios presupuestarios con Quito usando al PSC como pivote de la transformación (Toral 2017, 32).

 

 

5.     La relevancia de Concepción en el siglo XIX, su minorización actual como contrapeso intermedio con fuerte poder cultural

 

Concepción fue muy activa desde la mayor estabilización de las relaciones con los mapuches tras la Guerra de Arauco y la firma de acuerdos desde la segunda mitad del siglo XVII, convirtiéndose en la práctica en el principal polo comercial, militar, agrícola y minero del Reino de Chile (Cartes 2010 y 2014) con conexiones con el mundo, el Río de la Plata y un rico comercio con los mapuches que la hizo zona de cultura autónoma y poder semiautónomo, lo que configuró las tres provincias clave en la fundación del Chile moderno: Coquimbo (desde La Serena hasta el desierto de Atacama), Santiago (con sus zonas agrícolas de Aconcagua, Rancagua y Colchagua, junto al puerto de Valparaíso) y Concepción (desde Talca en el río Maule hasta el Biobío y el territorio mapuche).

En la independencia “estuvo contra Chile” (Cartes 2010) en cuanto constructo centralista dominado por Santiago desde la centralización borbónica de fines del siglo XVIII, la que produjo una clase oligárquica, burocrática y autoritaria que quitaba poder a las otras dos provincias fundantes del país y se puso en el llamado régimen portaliano militarista (Salazar 2005), producto del propio quiebre de la sociedad de Concepción entre el liberal federalista Ramón Freire y el conservador José Joaquín Prieto que inauguró el ciclo de decenios conservadores entre 1830-1870.

Concepción fue, durante gran parte del siglo XIX, la ciudad rebelde y contrapeso a la aguda centralización en Santiago, lo que se tradujo en su papel clave en las guerras civiles federalistas (1830, 1851 y 1859), especialmente en 1851 en que actuaron unidos con las generaciones de liberales rojos y numerosos contingentes mapuches en búsqueda de recuperar autogobierno (Salazar 2005). Sin embargo, el fracaso del federalismo, la integración de la élite insurrecta a la apertura liberal que no se tradujo en descentralización sino en parlamentarismo (Ortiz y Valenzuela 2014), junto a la prioridad dada por la oligarquía al valle central en los sistemas de canales, el tren a Talca e incluso los ramales a la costa para la exportación de trigo, desplazó a Concepción de su protagonismo junto al norte (La Serena y Copiapó en Atacama).

Durante el siglo XX tuvo dos momentos de fuerza en el período desarrollista de 1930 a 1973: la capacidad endógena de crear la Universidad de Concepción por el liderazgo aglutinador de Enrique Molina Garmendia (tercera en los diversos indicadores del país tras las santiaguinas Universidades de Chile y Católica), y con apoyo de una fuerte inversión estatal se fortaleció como polo industrial, textil, siderúrgico y con el megapuerto San Vicente-Talcahuano para la industria pesquera, energética y forestal (Pacheco 1997).

A diferencia de Guayaquil y Santa Cruz, no construyó una fuerza política hegemónica desde la región, no obstante, ha habido fuerzas menores. Entre los movimientos endógenos con proyección nacional, se destaca el Movimiento de Izquierda Revolucionario incubado en 1965 en la Escuela de Medicina de la Universidad de Concepción, el cual creció en zonas urbanas pobres, entre estudiantes y campesinos radicalizados, pero se negó a la vida electoral optando por la lucha armada, con una relación conflictiva con la vía legal de Salvador Allende durante la Unidad Popular (1970-73), perseguido y diezmado por Augusto Pinochet. El Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU), católicos socialistas, tuvo su mayor peso electoral en 1973 en Concepción, fue clave en las redes autoritarias y dominó numerosas alcaldías en el regreso de la democracia. En 2008 se creó el Movimiento Amplio Social (MAS), que logró elegir al senador Alejandro Navarro, pero luego tuvo una baja votación presidencial y se fusionó con progresistas y regionalistas verdes.

En síntesis, Concepción explora partidos propios en la izquierda con sello regionalista, pero ellos no logran consolidarse por la carencia de articulación y pluralidad, a diferencia de los casos de Guayaquil y Santa Cruz donde se construyen partidos de centro derecha con pluralidad inter-generacional, combinando a empresarios, líderes sociales y profesionales de ideas liberales y ambientalistas. Más allá del perfil partidista, la ausencia de instancias de encuentro sociopolítico cohesivo (los Comités Cívicos de Guayaquil y Santa Cruz) hicieron a Concepción retrotraerse y, como paradigma de la falta de liderazgo político cohesivo, se produjo la fractura con la provincia de Ñuble, lo que se tradujo en un quiebre que llevó en 2017 a la aprobación de la una nueva región con Chillán como cabecera, perdiendo el Biobío (Silva y Valenzuela 2017). Es decir, el Gran Concepción no articuló a su propia región interior resentida con ciudades intermedias como “territorios olvidados” (Maturana y Rojas 2015). En el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU 2015), Concepción obtuvo el lugar 10 entre las urbes chilenas y sus zonas aledañas de Tomé y Talcahuano (21 y 27), mientras Chillán mediano en el puesto 36 y Chillán Viejo rezagado en el 69. Dichas dos ciudades encabezaron el proceso de recuperar poder frente al Gran Concepción, logrando convertirse en la Región de Ñuble con capital Chillán escindiéndose de la Región del Biobío, la que perdió el 24% de su población (450 000 de dos millones de habitantes) y un 37% tercio de su territorio (13 000 kilómetros cuadrados). El alcalde de Chillán reforzó la legitimidad de Ñuble como Región por la baja inversión regional en ellos: “No hemos tenido el plan de transporte e infraestructura del Gran Concepción” (entrevista a alcalde de Chillán, agosto de 2017).

En el plano económico, la refundación neoliberal en Chile que promovió las exportaciones de materias prima (minerales, fruta, pesca y forestales) quebró la mitad de su industria en el período 1982-1984, mientras el subsidio a las forestales le quitó poderío agrícola al llegar a ser la mitad del territorio y el 70% de sus exportaciones, ubicándose en las regiones medianas pobres en salarios promedio e indicadores multidimensionales (IDERE 2018). Biobío es una de las regiones más conflictivas/violentas, históricamente por las protestas de la zona del carbón al fin de sus faenas en la década de 1990, pesqueros por defensa de cuotas artesanales y pequeños productores hacia el 2000, con el alto protagonismo de Concepción en las protestas estudiantiles y universitarias (Cárdenas y Navarro 2013), conflictos ambientales desde la resistencia mapuche-pehuenche a la central hidroeléctrica de Ralco desde 1995 al rechazo de ampliación de la termoeléctrica Boca Mina en Coronel desde 2013. Pero sobre todo como la cuna de la intensificación del conflicto mapuche por tierras, siendo lugar de crecimiento de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) en favor de la acción directa y el sabotaje a las forestales (Mariman, Valenzuela y Cortés 2015).

Académicos de la Universidad de Concepción y de la Universidad del Bío-Bío matizan que, junto con los conflictos (separación Ñuble, persistencia conflicto mapuche y ambientales), ha habido un mayor enlazamiento innovador en el sector industrial forestal:

 

Una política que de valor agregado a la madera, la haga obligatoria en las viviendas y construcciones del sur son claves y no antagónicas a la diversificación económica en otros polos, para este esfuerzo mayor conciencia de colaboración entre las universidades y buscar ventajas como consorcio a la usanza de franceses e ingleses (entrevista a Carlos Saavedra, rector de la UDEC, abril de 2017).

 

En los conflictos no hay soluciones políticas regionales como sí lo tuvo el gran Concepción como una de las tres provincias fundantes de la República; la separación de Ñuble no aportará nada, pero se construyó en la manipulación desde Santiago, el resentimiento por poco poder y cierta desidia de la élite penquista (entrevista a Armando Cartes, historiador, mayo de 2018).

 

Por su parte, Sergio Moffat de la Universidad del Bío-Bío culpa “al centralismo que hace débiles a las regiones y a su propia capital como Concepción. Todo se logra negociando con los ministerios en Santiago, por tanto, hay un incentivo estructural a crear nuevas regiones” (entrevista, abril de 2017).

Al rezago político-demográfico-económico, sobresale el liderazgo universitario del Gran Concepción. Durante dos décadas, la Universidad del Bío-Bío –fusión en 1981 de las sedes en Concepción de las estatales Universidad de Chile y Universidad Técnica del Estado– y la Universidad de Concepción han sido las principales aliadas en políticas públicas del gobierno regional (GORE).

La dimensión de mayor contrapeso político de Concepción se da en lo universitario, estando la Universidad de Concepción como la tercera más relevante de Chile. Creada en 1919, se ubica entre las mejores 15 universidades de América Latina (Ranking Quacquerelli 2018) y entre las mil mejores del mundo del Ranking CyD (2019). A diferencia de Guayaquil que logra ubicar en niveles intermedios solo a la Escuela Superior Politécnica del Litoral (69) versus cinco universidades de Quito bien posicionadas.

Por su parte, la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz se ubica en el puesto 4547 del Ranking mundial CyD (2019), muy por detrás de universidades de La Paz y Cochabamba, y distante de las de Concepción y Guayaquil. Este peso universitario de Concepción es histórico, desde las jornadas culturales de la década de 1960, polo creador de teatro y música de vanguardia (desde Violeta Parra al rock).

Santa Cruz de la Sierra al igual que Guayaquil muestra debilidad en la calidad de su sistema de educación superior, a nivel de políticas presupuestarias en investigación y actualización docente, y en lo que respecta a las condiciones del sistema administrativo de educación superior en sí.

En el caso de Santa Cruz, en respuesta a la debilidad del sistema educativo nacen diversos movimientos educativos y culturales autogestionados. Es de resaltar el aporte de los movimientos culturales ciudadanos autogestionados y su red de 20 bibliotecas municipales en los distintos barrios de sus distritos. Así mismo en esta ciudad se realizan los dos festivales internacionales que mayor audiencia y artistas congregan en la región, de manera bianual, a cargo de la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC): el Festival Internacional de Teatro y el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca.

El Gran Concepción también lidera por sobre Santiago en innovaciones en su área metropolitana (Valenzuela y Toledo 2017), siendo la intercomunalidad con mayor colaboración y proactividad en proteger humedales, contar con un plan maestro de transporte, política de movilidad y sistema de consultas ciudadanas (BID 2018). Lo anterior ha dado resultados, situándose como área metropolitana de mejor calidad de vida en Chile (Corporación Ciudades 2019).

A continuación, se entrega una tabla comparada de las tres ciudades contrapeso estudiadas y las dimensiones de su búsqueda de equilibrio con sus respectivas capitales nacionales con las que rivalizan y buscan persuadir al Estado central de medidas en favor de la descentralización y la autonomía territorial. Se integra los elementos clásicos de tamaño demográfico y poderío económico, infraestructura y logística, además de su peso cultural/universitario y capacidad de realizar relaciones diplomáticas propias en su inserción global. Para medir su peso político, se observa si logra influir en el sistema de partidos a nivel nacional con una fuerza política asentada en su territorio, y si es capaz de movilizarse de manera contenciosa a los poderes centrales, logrando articular a los gobiernos subnacionales y a los actores diversos de sus regiones de influencia.

Cuadro 2. Síntesis de los casos estudiados

 

Dimensión

Guayaquil

Santa Cruz

Concepción

Logros en descentralización

Municipios fuertes, ley de coparticipación,

amplias competencias urbanas y de transporte, aunque perdieron educación.

Municipios y gobernador departamental fuertes y articulados entre departamentos para hacer frente al centralismo, coparticipación en rentas petroleras y agroindustriales.

Sin rentas regionales, activa en comisión que impulsó elección de gobernadores en 2020.

Poderío económico

Fuerte en lo pesquero, bananero, bancos y turismo.

Fuerte como polo empresarial, turístico-cultural, agroindustrial y petrolero.

Mediano como segunda zona industrial del país (celulosa, pesca, acero).

Demografía relevante

Superó a Quito.

Alta equiparada con La Paz-El Alto.

En declinación hasta ser un séptimo de Santiago.

Poder de movilización

Fuerte, diversos paros regionales forzaron leyes regionalistas.

Fuerte, las protestas intensificadas desde 2002 lograron la ley marco de autonomías y su Ministerio, la elección libre de gobernadores, cartas orgánicas municipales.

Mediano en lo regionalizador, fuerte en conflictos laborales y ambientales.

Fuerza política propia

Alta, Partido Social Cristiano dominante región y segunda fuerza nacional.

Alto, Demócratas Verdes dominante en Santa Cruz, Beni, Tarija y Cochabamba.

Mediano, MIR 1967-1980; MAPU 1997-2000; MAS 20010-2019; Presidencia UDI.

Polo cultural

Educacional

Mediano, alta en oferta universitaria pero solo una de calidad intermedia (69 en América Latina).

 

 

Mediano-bajo, tiene 20 universidades, pero mal ubicadas en rankings de calidad.

 

Fuerte con cinco universidades y la Universidad de Concepción entre la mil mejores del mundo, 15 en América Latina, polo cultural alto en lo literario y musical.

Infraestructura de ciudad global

Alta, puerto principal y tráfico aéreo global.

Mediana, mejora en carreteras y aeropuerto internacional con desarrollo mediano, desactualizada en trenes y vías fluviales.

Mediana-baja con red de puertos y carreteras, sin tren y aeropuerto con pocos vuelos internacionales.

Política exterior autónoma

Fuerte pro globalización.

Fuerte pro globalización y mejor relación con Chile, Brasil, Alemania, Japón; tiene su propia delegación en Santa Cruz.

Mediana en opción con Neuquén y con China por puerto en el sur.

 

Elaboración propia combinando datos e información de coloquio sobre “Ciudades contrapeso y sus dimensiones.[i]

 

 

6.     Conclusiones

 

Concepción se apagó en el siglo XX en su crecimiento demográfico y económico respecto a Santiago que es hoy siete veces mayor a la capital del sur de Chile, como resultado categórico de la derrota federalista en Chile en el siglo XIX y la naturalización de un Estado centralista que unió en Santiago tanto a la élite desarrollista como a la oligarquía agraria central. Durante el siglo XXI, Concepción destaca como polo universitario, pero no ha logrado retomar el liderazgo de la lucha territorial al no contar con fuerza política propia e incluso en su endogamia, perder parte de su territorio que se convirtió en otra región (Ñuble) y mantenerse silente ante el conflicto mapuche a diferencia de su protagonismo pactando con los mismos en 1925. En cambio, Santa Cruz de la Sierra y Guayaquil logran movilizar su macroterritorio en favor de la descentralización y recursos autónomos, basados en la fuerte identidad regional proto-nacionalista con etnificación diferenciada de otro (Hroch 2001) en lo que llaman indistintamente cultura cruceña (Peña 2003; Vaca 2018) o nacionalismo oriental camba como colonos agroindustriales emprendedores de raigambre europea en el corazón de América (Nación Camba 2005), al igual que los costeños de Guayas que en su vitalidad blanca mestiza se diferencian de la cultura andina indígena de Quito y La Paz. Ambas ciudades se funden con sus regiones en un anticentralismo histórico que, en el caso de Concepción, perdió capacidad de articulación en su propia región.

En el caso de Guayaquil, desde su discurso autonómico emancipatorio de la dependencia a Quito (Fazio 1987), en la década de 1990 logró fortalecer la acción municipalista (O’Neill 2005), la recuperación costanera (Malecón) como ícono de modernidad y cooperación público-privada, igualándose a procesos similares en Barcelona y Buenos Aires, potenciando su liderazgo como ciudad global que mira el mundo y aparece en los mapas de las ciudades emergentes y protagonistas del mapa del emprendimiento sudamericano.

Como sostiene Burbano de Lara (2009) en su ensayo comparativo entre las luchas autonómicas de Guayaquil y Santa Cruz, la globalización provocó al menos tres procesos clave para entender la emergencia de movimientos autonomistas: a) una revalorización y elogio de lo local costero y llanero que ha sido un continuo histórico en ambas ciudades que se diferencian de las capitales nacionales andinas; b) un debilitamiento o exacerbación de las identidades nacionales, lo que a su vez fragmenta o revitaliza las identidades territoriales y activa la necesidad de convivir en la diversidad; y c) el surgimiento de nuevos escenarios de oportunidades para las ciudades y regiones económicamente mejor posicionadas en los Estados nacionales que se ve empujada por la industria del camarón en Guayas y por los altos precios del petróleo y la soja en el caso de Santa Cruz. Ambas ciudades tienen una larga historia de vinculación con el mercado mundial (Guayaquil) o han especializado sus economías en la exportación (Santa Cruz de la Sierra). Concepción lidera la industria forestal y de la madera, su liderazgo de segundo polo universitario resiste parte de su pasado industrial, aunque decae su peso económico, demográfico y político versus Santiago y los partidos nacionales.

De este modo, se corroboran los avances en Guayaquil y Santa Cruz de la Sierra que logran potestades y recursos por ley, versus la mayor minorización de Concepción, la cual tampoco logró la fuerte alianza público-privada y con los territorios aledaños que caracteriza los dos casos predominantes de Guayaquil y Santa Cruz, las cuales han ganado el liderazgo económico a la capital principal de su país con una alianza público-privada que contrarresta los intereses concentradores de la élite de la capital (Eaton 2004), alcanzando al menos el 50% del PIB de la ciudad hegemónica. Concepción y Biobío son solo un 15% del PIB de Santiago. Santa Cruz de la Sierra ejerce poder de movilización contestatario al centro político con paralización de la ciudad y alta organización de movimientos sociales, políticos, culturales, con capacidad de influencia en todas las regiones del país, generando una negociación con el Gobierno central porque tiene la capacidad de convertir las demandas locales en demandas nacionales, con argumentos históricos y datos económicos duros, que son generados, en el caso de Santa Cruz, por sus propias instituciones como el Museo de Historia y Archivos, y la Cámara de Exportadores (CADEX). Guayaquil y Santa Cruz de la Sierra han generado poder político propio desde su territorio en la representación política nacional (con partido propio o facción determinante de una nacional), así como propuesta política nacional. Después de protagonizar las presidencias en la primera mitad del siglo XIX, Concepción perdió su poderío político. Las tres ciudades contrapeso analizadas tienen la infraestructura básica de ciudad global, que en el caso de Concepción adolece tanto de aeropuerto internacional como de paso fronterizo con Argentina y conectividad vía tren con el resto de Chile. En el caso de Santa Cruz de la Sierra, es necesaria la actualización de su sistema ferroviario y fluvial, así como la ampliación de su aeropuerto. También han logrado inserción en la globalización con política exterior propia, fuertes lazos económicos con Asia, Europa y América, posicionándose Guayaquil como puente de América al Asia, Santa Cruz como el polo económico y cultural del corazón de Sudamérica rescatando su patrimonio cultural jesuítico y el teatro boliviano. En el caso de Concepción es más tenue, pero crece en acuerdos con China, coloca su mega festival de rock en agenda mundial, eventos deportivos con campeonato mundial de rallies y sobretodo, el liderazgo de la Universidad de Concepción en el sur de América.

En conclusión se puede colegir que hay una relación directa entre los niveles descentralización con la existencia de ciudades que han sido contrapeso político-cultural-económico activo movilizándose en favor de la policentralidad. Donde ha habido mayor pugna fundacional en modelos federales o unitarios descentralizados como Colombia, y recientemente Ecuador y Bolivia por la tensión creada por Guayaquil y Santa Cruz, hay mayor contrapeso para el dinamismo de otros polos alternativos al centro con potestades y recursos autónomos (Valenzuela et al. 2019).

 

 

Apoyos

 

El estudio de “Ciudades contrapeso” está asociado al proyecto de investigación 012019 de Convergencias Regionalistas de Estudios Aplicados del Sur (CREASUR), de la Universidad de Concepción, Chile.


 

Referencias

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

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Entrevistas

 

Entrevista a Pablo Ortiz, enero de 2018.

Entrevista a R. Baldizón, enero de 2018.

Entrevista a F. Carrión, marzo de 2017.      

Entrevista a alcalde de Chillán, agosto de 2017.

Entrevista a Carlos Saavedra, rector de la UDEC, abril de 2017.

Entrevista a Armando Cartes, historiador, mayo de 2018.

Entrevista a Sergio Moffat, abril de 2017.

 

 

Notas



[i] El coloquio “Ciudades contrapeso y sus dimensiones” se realizó en la Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, el 21 de junio de 2018. En el evento se organizó un panel de expertos en el que participaron académicos latinoamericanos como Osvaldo Henríquez, Armando Cartes, Fernando Carrión y Héctor Oyarce.