Temas
La siliconvalización del trabajo. Una
experiencia argentina
The siliconvalization of work. An argentine experience
Dra.
Patricia Ventrici. Investigadora del Centro de Estudios e
Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET) y docente de la Universidad de Buenos
Aires (UBA) (Argentina).
(patriciaventrici@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0003-4970-7720)
Dr.
Hernán M. Palermo. Investigador del Centro de Estudios e
Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET) -Argentina) y docente de la
Universidad de Buenos Aires (UBA) (Argentina).
(hernanpalermo@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0003-0414-7352)
Recibido: 10/01/2020 – Revisado: 31/03/2020
Aceptado: 01/07/2020
– Publicado: 01/01/2021
Cómo citar este artículo:Ventrici, Patricia y Hernán M. Palermo. 2021.
“La siliconvalización del
trabajo. Una experiencia argentina”. Íconos.
Revista de Ciencias Sociales 69: 201-218. https://doi.org/10.17141/iconos.69.2021.4302
Resumen
Cuando hablamos de tecnologías digitales o
algorítmicas se repone el extenso debate acerca de cuál es la etapa del
capitalismo en la actualidad. En este contexto, surgen una “nueva raza” de
compañías y de empresarios vinculados a las tecnologías, que encarnan los
líderes de las llamadas empresas “unicornios”, multinacionales de origen local
con un vertiginoso crecimiento global. En el presente artículo analizamos las
ideas rectoras en el discurso de dichas empresas a partir del estudio de caso
de Mercado Libre en Argentina. Metodológicamente hemos privilegiado una
aproximación cualitativa basada en un intenso trabajo de campo, en el que
consideramos diversas fuentes: entrevistas abiertas, observación participante,
material secundario y material fotográfico. Como parte de los hallazgos,
podemos señalar que estos nuevos discursos, entrelazados con los avances
tecnológicos, van sustentando las nuevas configuraciones de la relación
capital-trabajo que derivan en formas novedosas de organización laboral y
mutaciones subjetivas del propio sujeto trabajador. Los pilares en los que se
sostienen tales discursos son las ideas de “emprendedorismo” y “meritocracia”,
de las que se desprenden además nociones más o menos explícitas de “éxito”,
“futuro”, “democracia”, “género”, entre otras. El capitalismo cognitivo
potenció un nuevo tipo de empresas y empresarios que reproducen el modelo
Silicon Valley, que ha cobrado un fuerte protagonismo en América Latina en
general y en Argentina en particular.
Descriptores:
Argentina; capitalismo cognitivo; emprendedorismo;
empresas unicornio; Mercado Libre; meritocracia.
Abstract
Any discussion about digital or algorithmic technologies
leads us immediately into the already protracted debate about which stage of
capitalism are we in right now. The current context spawns a “new race” of
high-tech based entrepreneurs and firms who lead the fast-growing so-called
“unicorn” locally-based multinational businesses. In the present article we use
a case study about the “Free Market” in Argentina in order to study the key
ideas behind the discourse sponsored by those firms. We have privileged a
qualitative methodology supported by an intense previous field work based on in
several sources: unstructured interviews, participant observation, secondary
documents and photographic materials. The study finds that the new discourses
are intertwined with the new technological advances in order to shore up novel
capital-labor relationships which support new forms of workplace organization,
and, furthermore, a new self- understanding of the worker. These discourses are buttressed by concepts
such as “entrepreneurism” and “meritocracy”, which develop into more or less
explicit notions centered on terms such as “success”, “future”, “democracy”,
“gender” among others. Cognitive
capitalism has sanctioned a new brand of firms and entrepreneurs who subscribe
to the “Silicon Valley” model. This model has strongly spread in Latin America,
and more specifically in Argentina.
Keywords: Argentina; cognitive
capitalism; entrepreneurialism; unicorn firms; Free Market; meritocracy.
1. Introducción
“Nos embriagamos hoy con
el medio digital, sin que podamos valorar por completo las consecuencias de
esta embriaguez. Esta ceguera y la simultánea obnubilación constituyen la
crisis actual”.
Byung-Chul
Han (2014)
Cuando se habla de tecnologías digitales, algorítmicas
o learning machine inmediatamente se repone un extenso debate acerca de
cuál es la etapa del capitalismo en la actualidad. En otras palabras, al
colocar el conocimiento y el cambio tecnológico en el centro del proceso de
valorización del capital, surge toda una discusión, que encuentra sus raíces en
el movimiento político conocido como operaísmo u obrerismo italiano (Míguez
2013), alrededor de la noción de trabajo inmaterial. Luego de los debates en
torno al posfordismo, que caracterizaron la década de los ochenta, y los
planteamientos que abrió el cambio tecnológico, sobre todo en la década de los
noventa, un conjunto de autores elaboró la noción de “capitalismo cognitivo”
(Blondeau
et al. 2004; Moulier Boutang 2010; Vercellone 2011; Lins Ribeiro 2017; Schiller
2000; Castells 1997; Castells y Himanen 2016). En este sentido, Vercellone
(2011) argumenta que, a partir de la crisis del fordismo, al capitalismo
mercantil le ha sucedido el capitalismo cognitivo donde la acumulación del
capital se basa en el conocimiento, ligado este al carácter intelectual del
trabajo.
Siguiendo este razonamiento, Berardi
Bifo (2003) plantea que el contenido del trabajo se ha mentalizado, esto
quiere decir que el valor se asocia a atributos como la innovación y la
creación. En esa línea, Boltanski y Chiapello (2010)
plantean cambios sustantivos en las formas de control que operan sobre la
fuerza de trabajo. Es interesante el análisis del control plasmado en la
actividad de los consumidores, a quienes, a partir de la crítica como clientes
(actividad no remunerada), las empresas transfieren parte de las tareas de
seguimiento a las actividades de los trabajadores y las trabajadoras. Boltanski
y Chiapello (2010) nos plantean también la profundización del autocontrol que
opera en este universo laboral, fruto del temor social vinculado con la pérdida
del trabajo. Profundizando esta perspectiva, Byung-Chul Han (2012) señala que
estamos en presencia de trabajadores o trabajadoras hiperindividualizados,
productivos incluso en sus tiempos de descanso o cuando duerme; sometidos a una
tensa vida interior de autosujeciones y autoexigencias que le impiden ser parte
de cualquier proyecto colectivo transformador más allá de su individualidad.
Éric
Sadin (2018) le da una vuelta de tuerca a estas
ideas, arguyendo que estamos en presencia de un nuevo modelo civilizatorio
basado en el acompañamiento algorítmico tendencialmente continuo en la vida de
los seres humanos. Desde esta perspectiva podemos decir que asistimos a una
creciente determinación de la lógica algorítmica en el desarrollo de la
cotidianeidad de los individuos. Desde la antropología, Gustavo
Lins Ribeiro (2018) habla de un “capitalismo electrónico-informático”.
Queda claro que algo ha cambiado en el capitalismo actual y eso deriva en una
transformación de la visión del mundo.
Tales modificaciones facilitaron el surgimiento de una
nueva raza de compañías y empresarios vinculados con el uso intensivo de las
nuevas tecnologías digitales y con una relación estrecha y compleja con los
capitales financieros globales. Este fenómeno ha penetrado fuertemente en
América Latina en general y en Argentina en particular, donde aparece encarnado
en los empresarios líderes de los llamados “unicornios”,[i]
multinacionales de origen local que vienen mostrando un vertiginoso crecimiento
a escala global.
Esta nueva fracción de la clase dirigente, que toma
como modelo a las empresas emblemas de Silicon Valley (diferenciándose
fuertemente de los sectores concentrados más tradicionales), se caracteriza por
el despliegue de una robusta filosofía empresarial, que se presenta como
filosofía de vida, de la que sus directivos se muestran como incansables
promotores. Ha dicho AnnaLee Saxenian que “Silicon
Valley no solo es el lugar de nacimiento de la revolución de la tecnología de
la información, sino que sigue siendo el modelo rector mundial del desarrollo
económico informacional” (2016, 47). El nuevo
discurso corporativo global tiene como pilares fundamentales las ideas de
emprendedorismo y meritocracia, de las que se desprenden además nociones más o
menos explícitas de “éxito”, “futuro”, “democracia”, “género”, entre otras.
En el presente artículo caracterizamos y analizamos
las ideas rectoras que sostienen este discurso a partir del estudio del caso
particular de Mercado Libre, el
primer y más importante “unicornio” de Argentina. Se trata de una empresa de
plataformas multinacional de origen nacional que, desde 2017, se convirtió en
la compañía argentina de mayor valor en la bolsa de Estados Unidos (NASDAQ),
con una cotización mayor a YPF –la principal empresa local de explotación
petrolera– que en 2019 alcanzó el récord de 30 000 millones de dólares. Sus
ventas anuales rondan los 1500 millones de dólares, emplea a alrededor de 6000
trabajadores en la región, tiene presencia en 19 países y se encuentra entre
las 50 páginas web más visitadas del mundo.
En 2019, Mercado Libre
registró 45 millones de usuarios únicos. Su objetivo central es crecer en
América Latina, pero su casa matriz, la base de su desarrollo tecnológico, se
encuentra en Argentina. La compañía tiene varias facetas: el e-commerce
(o market place), es decir, la compra-venta de productos por internet,
que es el servicio por el cual se hizo masiva; Mercado Envíos, que atiende la
logística de distribución de ese intercambio comercial y Mercado Pago, que
rápidamente tiende a posicionarse como el core business del esquema de
negocios de la empresa. Esta última faceta involucra las áreas de Mercado
Créditos y Mercado Inversiones, con perspectiva de diversificar y ampliar los
servicios financieros que en el último año vienen creciendo a un ritmo
vertiginoso. Por otra parte, la empresa en sí misma y particularmente su CEO
Marcos Galperin se han posicionado como las mayores referencias de las
“empresas del futuro” y el paradigma más exitoso del “ecosistema emprendedor”.
El artículo se despliega en
cuatro apartados. En el primer apartado, “La ‘hiperconexión’ espacial”,
analizamos a partir de la inauguración de las nuevas oficinas de Mercado Libre
los valores y las pautas que la empresa proyecta hacia afuera y hacia adentro
de la corporación en línea con la idea de modernidad sostenida en la
tecnología. En el segundo apartado, cuyo título es “Las grandes cosas tienen comienzos
pequeños”, abordamos algunos de los sentidos globales de las poderosas
compañías alrededor de las economías de plataforma, en particular, el mito del
garaje. “El garaje y una nueva construcción acerca de la masculinidad”
constituye el tercer apartado, donde develamos la construcción masculinizada
que prevalece en estas empresas de tecnologías de la comunicación. Cerramos el
artículo con el aparatado “Progreso y corporaciones. El anacronismo tan temido:
el sindicalismo según MeLi”, un análisis de la prédica antisindical que
caracteriza a la empresa estudiada.
En los hallazgos de este artículo, que privilegian una
aproximación cualitativa, condensamos una pequeña parte de una investigación
más amplia y en curso; y en particular, lo hemos compuesto con base en un
trabajo de campo que ponderó diversas fuentes. Primero, extensas y múltiples
entrevistas realizadas durante 2018 y 2019 a trabajadores y trabajadoras de
Mercado Libre de todas las jerarquías. En segundo lugar, fue particularmente
fértil la estrategia de observación participante en las oficinas de la empresa
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la cual nos permitió relevar y
sistematizar in situ prácticas y
relaciones laborales que de otra manera no hubiéramos podido registrar. Por
último, hemos compilado, sistematizado y analizado material secundario (notas
periodísticas sobre la empresa y entrevistas periodísticas a Marcos Galperin en
distintos contextos) y producción fotográfica.
2. La
“hiperconexión” espacial
El 10 de junio de 2019 Mercado Libre (MeLi, en su
acepción bursátil) realizó una gran apuesta en Argentina inaugurando en el
barrio de Saavedra un mega Centro de Desarrollo – su
casa matriz–, el llamado “Polo Tecnológico” de la ciudad de Buenos Aires. Con
poco más de 26 000 m2 y una inversión de más de 1100 millones de
pesos, esta sede pasó a ser la oficina más moderna de MeLi en Latinoamérica. La
inauguración constituyó un escenario ritualizado, útil para comprender los
valores y las pautas que la empresa proyecta hacia afuera y hacia adentro de la
corporación. Eric Wolf (2001, 21) señala que los
rituales comunican ideas que deben plasmarse en códigos culturales y
lingüísticos adecuados y conocidos por el auditorio expectante. Todo el
escenario desplegado en esta inauguración expresó sin lugar a duda una visión
del mundo y una interpelación a quienes trabajan en la empresa.
Al momento de entrar y conocer las instalaciones, nos
invadió una sensación difícil de describir: la de ingresar a un lugar
completamente imponente, original y rupturista en relación con otros espacios
de trabajo conocidos, y en particular con cualquier ámbito fabril. Sobresale
como elemento impactante el diseño ultramoderno de su arquitectura. Para
transformar la estructura industrial y diseñar el nuevo espacio, Mercado Libre
llamó a estudios de arquitectura para un concurso privado y especificó sus
pretensiones para las oficinas: “espacios flexibles que lograran captar y
retener el talento que integra la empresa” (Baldo 2019, s/p). Según explican
los arquitectos, la compañía “necesitaba reproducir el carácter innovador,
juvenil y distintivo de Mercado Libre. El pedido, particularmente, hacía
hincapié en el diseño de un sitio comunitario que fomentara el intercambio
constante” (Baldo 2019, s/p).[ii]
No hay rincón que no invite a la contemplación. Si se
mira hacia arriba, se percibe una enorme estructura con pequeños círculos de
colores que cuelgan desde gran altura, como puede apreciarse en la imagen 1.
Imagen
1. Hall central de las nuevas oficinas de Mercado Libre en Buenos Aires
Fuente: Baldo (2019).
Esta
instalación con formato de cadena de ADN explicita la obsesión de MeLi por
proyectar su mirada acerca del trabajo a partir de sus cinco preceptos: “se
compite en equipo para ganar”, “se trabaja en beta continua”, “se
emprende tomando riegos”, “se ejecuta con excelencia” y “se da el máximo
divirtiéndose”.[iii] Estos preceptos integran lo
que se denomina justamente el ADN MeLi; traducen de manera orgánica y sintética
los sentidos empresariales que interpelan a la fuerza laboral. Quien prefiera
mirar hacia abajo, en cambio, se encuentra con una especie de túnel de madera
que invita a descender a sectores donde hay varias mesas de trabajo.
Las nuevas oficinas “hiperconectadas” cuentan con
múltiples espacios comunes para promover el trabajo colaborativo: cafés,
salones silenciosos adornados con cómodos sillones y almohadones, livings y
terrazas verdes. Los trabajadores y las trabajadoras pueden realizar sus
labores en escritorios compartidos, en salas de reunión o en zonas de descanso.
Según los proyectistas, se trata de “una reinterpretación del concepto de
‘escalera social’ mediante un sistema de gradas que comunican los pisos en
forma democrática y dinámica, distinta al clásico diseño lineal” (Baldo 2019,
s/p).
Estas
nuevas oficinas expresan de la mejor manera la visión del mundo que Marcos
Galperin quiere trasmitir a través de su empresa Mercado Libre. Se imponen como
protagonistas de esta estructura espacial los “links o puntos de
interconexión”, una gran escalera de madera en sintonía con una especie de
hueco que conecta todos los pisos de la oficina (imagen 2). Estos “tubos”
reemplazan las escaleras tradicionales, con un esquema jerárquico, por
pasadizos que permiten una circulación aleatoria por el edificio.
[iv]
Imagen
2. Vista desde el primer piso de nuevas oficinas de Mercado Libre
Fuente: Infobae (2019).
Desde el discurso empresarial, esta comunicación
alternativa contribuye al objetivo corporativo de “democratizar el espacio”.
Cabe recordar una premisa gramsciana fundamental para comprender las estrategias
de poder que despliegan las empresas en la construcción de una hegemonía
empresarial (Palermo 2012): el paisaje es una construcción social que dinamiza
valores, símbolos e ideas que instituyen prácticas y representaciones. En su
diseño operan indudablemente relaciones de poder. Es decir, la construcción
social de todo espacio –y más específicamente del espacio de trabajo– supone,
como toda construcción significativa de la realidad social y cultural, la
preeminencia hegemónica de las ideas y los intereses de los grupos que imponen
su dominación sobre los procesos de la vida social.
La flamante sede de MeLi se levanta contra las
estructuras jerárquicas y exageradamente autoritarias, explorando formas –en
apariencia– democráticas, participativas en la organización y con un aire soft.
El ambiente se impone como un espacio amable que, a su vez, asigna una mirada
con respecto al mundo acorde con las vestimentas cool de los centenares
de jóvenes –hombres y mujeres– que acompañan a Galperin. El mismo look del CEO de
MeLi anticipa un giro modernizador, la aparición de una nueva raza de
empresarios emprendedores y visionarios propios del capitalismo cognitivo que
se oponen a la imagen – antigua–
del empresariado local tradicional de saco, corbata y traje, vinculado a
ciertas ramas de la industria o a la obra pública.
3. “Las
grandes cosas tienen comienzos pequeños”[v]
El día de la inauguración de la nueva sede en el Polo Dot,
el acto comenzó con Marcos Galperin subiendo por el túnel de madera acompañado
por el jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez
Larreta, y el entonces presidente de la Argentina Mauricio Macri. El dueño de
casa fue el primero en tomar la palabra:
[…]
hace veinte años, con cuatro amigos prendimos el sitio desde unas cocheras
[estacionamientos
para autos]. Es muy simbólico que
nuestra casa matriz sea la reconversión de lo que fue una vez una fábrica de bombitas de luz décadas atrás. A medida que los procesos industriales se van
automatizando, es la industria del
conocimiento la que despliega su
crecimiento generando miles y miles de nuevos empleos. Las nuevas lámparas de luz que deberá
fabricar la Argentina son las de la innovación basada en el conocimiento
(Discurso de inauguración de Marcos Galperin, notas de campo julio de 2019,
énfasis nuestro).
Con este comienzo, el CEO de Mercado Libre inició su
alocución explicitando una serie de complejas definiciones acerca de la idea de
progreso y modernización. Claramente no hay ni una palabra que no haya sido
elegida con cuidado, todas expresan una particular visión de mundo. Merece ser
destacada la apropiación nacional del mito global del “garaje”, que encarnan
varios de los “héroes planetarios” de Marcos Galperin (Mark Zuckerberg, Steve
Jobs, entre otras figuras) y que iluminan con un enorme faro una idea de
progreso y modernidad desde la costa oeste de los EE.UU., más específicamente
desde la Bahía de San Francisco y la tecnolibertaria Silicon Valley. En la periferia, el garaje se convierte en
“cocheras”, que en esencia representan la versión extrema de la persona que es
un empresario de sí mismo. El mito de las cocheras oferta una potente
construcción subjetiva muy acorde a los tiempos que corren en Argentina –y en
el mundo–, alrededor de los valores de audacia, autonomía, libertad,
perseverancia, innovación y creatividad. El garaje –o cocheras– da cuenta de un
sentido de clase, un ámbito representativo de sectores medios profesionales y
urbanos, con nivel educativo medio-alto o alto. Amigos que se juntan solo con
un deseo creativo y emprendedor, sin ataduras, para generar grandes ideas que
se traducen en negocios extraordinarios.
No casualmente aparece la bombita de luz. En los
dibujitos animados y en las historietas, la imagen de la lamparita iluminada
representa la súbita revelación de una idea: “se hace la luz” y se manifiesta
la idea innovadora. La innovación aparece gracias al espíritu emprendedor
desplegado en la cochera, pero posibilitado por la tecnología. Es explícita la
fe en la tecnología como parte de la mirada optimista de esta raza de
empresarios que vislumbran un futuro venturoso de la mano del desarrollo del
conocimiento. Una tecnología cada vez más envuelta en virtudes positivas,
inherentemente salvadora y con atributos casi mágicos que, desde esta óptica,
permite ampliar de modo indefinido las capacidades individuales rompiendo los
límites de lo posible. La integración con la tecnología nos brinda así la
posibilidad de optimizar nuestros actos e incluso anticipar nuestras
aprehensiones. Es lo que Éric Sadin (2017) bautizó como la “humanidad
aumentada”. La tecnología representa la fe en un poder individualizante y creativo
antes que emancipador. En el siguiente extracto de entrevista, el CEO de
Mercado Libre subraya esta fe:
Pregunta: Marcos, quiero hacerte algunas preguntas
cortitas… Empiezo con la del viaje en el tiempo. Imagínate que tenés un amigo
que finalmente inventa la máquina del tiempo… Y te dice: te voy a dejar hacer
un viaje adonde quieras y cuando quieras, vos elegís el lugar y la fecha. Vas a
estar un tiempito ahí y después volvés al aquí y al ahora. ¿Irías al futuro…?
Marcos Galperin: ¿Tengo que volver?
Pregunta: Sí, es un viaje de ida y vuelta. ¿Irías al futuro o al pasado primero?
Marcos
Galperin: Ah, sí tengo que volver… Si tengo
que volver, creo que iría al pasado.
Pregunta: Sí, ¿por qué?
Marcos Galperin: Porque me deprimiría mucho ir al futuro y
volver.
Pregunta: Ah, sos optimista con respecto al futuro y
no querrías…
Marcos Galperin: Soy optimista sobre el futuro.
Pregunta:
Y no querrías después de haber visto
algo mejor…
Marcos Galperin: Sí, sí, me
deprimiría enormemente volver después de ver lo que yo creo que va a ser el
futuro (Garbulsky 2019, énfasis
nuestro).
Galperin se siente en total confianza durante la
entrevista, y lograda esa intimidad, expresa su optimismo respecto de lo que
vendrá. Un futuro sin lugar a dudas venturoso por el desarrollo de la
tecnología. Contemplar ese desarrollo en el futuro y tener que volver sería
tormentoso. Su mirada acerca de la tecnología es una apología de la capacidad
infinita de la tecnociencia, erigida en la utopía de la innovación, la
competencia y la potencialidad del individuo. Parafraseando a Sadin (2018),
esta suerte de “reencantamiento del mundo” a través de la utopía tecnológica se
plasma en el nuevo slogan de la compañía, eje de todas sus campañas
publicitarias: “Lo mejor está llegando”.
El garaje es un espacio virtuoso de articulación entre
el espíritu emprendedor y la tecnología. También es un espacio conceptual
signado por la autonomía y la independencia. Simboliza la libertad para que
cada uno –en este caso cuatro amigos– haga lo que quiera, solo limitado por su
creatividad. Este espacio conceptual repone el mantra neoliberal de la potencia
individual a salvo de los condicionamientos sociales estructurales y las
legalidades estatales: el único derecho legítimo es el de emprender. El garaje
es un ambiente que permite desplegar la capacidad del sujeto para que este se
transforme en pura potencia creadora. Como plantea Byung-Chul
Han se configura un sujeto hiperindividualizado, pues “los individuos que
se unen en un enjambre digital no desarrollan ningún nosotros” (2014, 27) y
solo se conforman como “sujetos de rendimiento” (2012, 120).
4. El
garaje y una nueva construcción acerca de la masculinidad
Hay otro elemento –poco o nada problematizado– que
aporta a este mito global del garaje y que comenzaremos a desglosar aquí: ¿por
qué un garaje?, ¿por qué no otro lugar de la casa?, ¿por qué el mito fundador
no puede ser una cocina, por ejemplo, o un comedor? ¿Quizás el garaje sea el
único lugar de la casa que no está dominado por significantes femeninos? Para
decirlo claramente, la idea del garaje repone una construcción sexogenérica
anclada en la preeminencia del varón: es uno de los pocos lugares –si no el
único– que no está hegemonizado por los significantes femeninos. Si la casa,
más precisamente el espacio doméstico, es el lugar de lo femenino, o más bien
de la posición femenina en el mundo patriarcal, la cochera es el único ámbito
que preserva la masculinidad en la casa. Autos, fierros, herramientas, etc.,
forman parte de ese ecosistema. Para Rita Segato (2018, 26), el género es “una
categoría analítica que pretende dar cuenta de cómo representaciones
dominantes, hegemónicas, organizan el mundo de la sexualidad, de los afectos,
de los roles sociales, de la personalidad” y de los espacios.
El garaje configura un límite en relación con el resto
de la esfera doméstica, una frontera de lo masculino. Es un espacio resguardado
de la feminidad en el que se ponen en juego códigos culturales asociados con la
manufactura de cierta masculinidad, que se articulan como atributos
identitarios. De este modo, el garaje es entendido, a diferencia del resto de
la casa, como el lugar de lo masculino o, más exactamente, de los significantes
masculinos. Produce valor –la innovación–, en contraposición con el resto del
ámbito doméstico que significa, en el modo de producción capitalista, el
espacio improductivo (Federici 2014).
Pero también hay que remarcar que el garaje constituye
un enclave conceptual que reconfigura ese territorio masculino surcado por
autos, herramientas y fierros por uno signado por ideas, notebooks e
innovación. Quizás sea la metáfora perfecta del pasaje del capitalismo fabril
–fierrero– a un capitalismo cognitivo. Pero también es la reconfiguración de
una masculinidad tradicional por una masculinidad global que ya no se ancla en
atributos como la fuerza física, la resistencia corporal o la idea del hombre
valeroso y recio. Todo lo contrario, se construye a partir de valores como
“liderazgo”, “iniciativa”, “asunción de riesgos”, “autonomía”, entre otros. En
el mito del garaje, un grupo de amigos de perfil nerd contrasta con una
masculinidad tradicional. Crean en secreto algo brillante con sus computadoras
o notebooks y luego lo dan a conocer al mundo. El garaje no es solo un
enclave geográfico, es un estado de transformación de sí mismo, un símbolo de
la potencia emprendedora del sujeto varón.
En sintonía con estas observaciones
analíticas, en el discurso de Marcos Galperin, aparece otro ámbito de
aprendizaje central e inspirador, que se conecta perfectamente con el garaje.
Hablamos del rugby:
Marcos Galperin: Sí, el rugby para mí fue muy
formativo y sin dudas siempre, siempre lo digo, es para mí lo que más me
influenció como líder y como persona, mucho más que la educación que yo aprendí
en la universidad, que tuve la suerte de ir a unas universidades increíbles. Ahí
aprendí muchas cosas técnicas, conocimiento, pero la formación de personalidad, que es la que te sirve en momentos
difíciles, de mucha presión, me la dio el
rugby... En el mundo de la
tecnología cada veinte años se renueva todo y cambia todo, y el que se queda
dormido desaparece. Entonces la verdad que el rugby me ayudó muchísimo y me dio muchísimos valores.
Pregunta: ¿Qué otros valores destacarías del rugby
que fueron importantes?
Marcos Galperin: Yo creo que la perseverancia. Digamos, el partido de rugby se
gana durante la semana entrenando, y lo mismo pasa en los negocios. Si querés
ayer yo anunciaba resultados, la acción está subiendo y todo eso es
consecuencia de lo que venimos haciendo los últimos cinco años, cuando no te ve
nadie, a la noche. Entonces el tema de esforzarte mucho, de mantener a todos motivados, de bancarte
las derrotas (hasta los mejores equipos de rugby pierden varios partidos en el año), sobreponerte a la derrota y decir: tenemos que mejorar esto, tenemos
que mejorar aquello (Academia Exponencial 2019).
En este último fragmento aparecen otros elementos del
imperativo de la masculinidad asociados al espíritu emprendedor. Primero, es
importante subrayar que el rugby es
un deporte claramente masculinizado. Se refuerza la noción de liderazgo y
aparece el aguante, pero no en el sentido físico sino intelectual: “bancarse
las derrotas” o, en la lógica empresarial, superar la presión. Aparecen valores
que también son “naturales” del garaje como el esfuerzo y la perseverancia. El
espíritu emprendedor en sentido empresarial corporifica una normativa
masculina. Revela una construcción pedagógica compleja mediante la cual se
reponen la noción de emprendedor, el mérito y la masculinidad. Ambos mitos
fundantes, el garaje y el rugby,
imponen la idea de potencia emprendedora o de un deber/poder. Es decir,
desplegar una capacidad y poder ilimitado de rendimiento, productividad,
innovación y superación.
El neoliberalismo no es solamente una
ideología económica que exalta al mercado o al individualismo de los sujetos,
es también una agenda de la preeminencia masculina en las relaciones de género.
5. Progreso
y corporaciones. El anacronismo tan temido: el sindicalismo según MeLi
Hacia el final de su ya mencionado discurso durante la
inauguración de la nueva sede de Mercado Libre, Marcos Galperin se encargó de
subrayar:
Todo
proceso de cambio trae mucha resistencia, sobre todo de los poderes
establecidos que ven peligrar sus posiciones de dominio. Contra esa resistencia
al cambio también vamos a perseverar. Vamos a seguir tomando riesgos,
innovando, apostando a largo plazo como lo venimos haciendo hace veinte años.
Estoy convencido [de] que nuestra historia de esfuerzo, perseverancia, foco y trabajo en equipo nos va a servir para superar todos los desafíos y
capturar las oportunidades que
tenemos. Estoy convencido [de] que Argentina hará lo mismo” (Discurso de
inauguración de Marcos Galperin, notas de campo julio de 2019, énfasis nuestro).
Por la coyuntura política en que enunció su discurso y
la seguidilla de manifestaciones públicas que lo precedieron, se torna evidente
que, entre los “poderes” a los que hace referencia, el sindicalismo ocupa un
lugar central. Galperin, como Martín Migoya[vi]
y otros empresarios de su generación, representantes del nuevo emprendedorismo
exitoso de origen nacional pero de alcance global, han manifestado públicamente
y en numerosas oportunidades que consideran que la “corporación sindical”
constituye el gran obstáculo para el desarrollo del progreso del trabajo en
Argentina en general y en las industrias “creativas e innovadoras” en
particular. Esta definición se complementa con encendidas arengas contra el
marco regulatorio laboral argentino, que es un factor diferencial a nivel
regional reivindicado por las organizaciones gremiales, y que estos empresarios
denotan permanentemente. Fue todavía más explícito en una charla con empleados
de Onapsis (una próspera startup argentina de la que es inversor): “Acá en Argentina generar empleo es muy difícil por
el marco laboral. Cinco empleos son cinco problemas y 100 empleos son 100
problemas, por eso nadie quiere contratar gente” (Catalano 2019).
Su ferviente y permanente prédica por la desregulación
de las relaciones laborales, como condición indispensable para la generación de
empleo y progreso, lo convirtió en el empresario emblema de la reforma laboral
que el gobierno de Mauricio Macri intentó sancionar desde los inicios de su
gestión. Dicha reforma fue, además, desde su acuerdo con el Fondo Monetario
Internacional (FMI), una de las principales exigencias del organismo
internacional. El expresidente (que tiene una relación de amistad con Galperin)
siempre se encargó de hablar de Mercado Libre como caso paradigmático de su
modelo de desarrollo empresarial, definiendo a la empresa como “la demostración
del éxito alcanzado, pero también de lo que viene” (Tecnopyme 2019).
Mercado Libre ha iniciado, en el último tiempo, un
enfrentamiento abierto con dos sindicatos, que son justamente los opositores
más fuertes al proyecto de reforma y flexibilización laboral: el de los
trabajadores bancarios y el de los camioneros. En este contexto, los dirigentes
de ambas organizaciones, Sergio Palazzo y Hugo Moyano, de gran protagonismo en
la central sindical nacional (Confederación General del Trabajo), se
convirtieron en enemigos políticos comunes preferenciales de Galperin y del
expresidente. Macri utilizó estos conflictos como ejemplos de sindicatos que
actúan como “mafias” boicoteando a emprendedores exitosos e hizo de esta
disputa uno de los ejes centrales de su discurso político.
En el caso de los bancarios, el conflicto se desató a
partir de que su secretario general denunciara a Mercado Pago “por violencia y
fraude laboral al negar el Convenio Colectivo, imponer salarios y otras
condiciones”, y afirmara, además, que “un sistema financiero abierto, sin
normas y desregulado supone graves riesgos para la economía nacional, los
usuarios y los trabajadores en especial” (Gremiales
del Sur 2019). De esta manera, La Bancaria fijó oficialmente posición sobre
la situación de esa firma, por un lado, reclamando el encuadramiento de los
trabajadores de la firma en su convenio y, por otro, denunciando que Mercado
Pago utiliza “el descontrol desregulatorio impuesto por el [anterior] gobierno
y el Banco Central” para obtener rentabilidades extraordinarias. El
expresidente Macri hizo propio el conflicto declarando que “ese señor es otro
prepotente, Palazzo, y quiere avanzar sobre un sistema que desde la tecnología
le mejora el servicio a la gente, porque hoy hay gente que en estas nuevas
plataformas digitales puede colocar su dinero a interés por día” (Infogremiales 2019).
En el caso del sindicato de camioneros, el nudo del
enfrentamiento se relaciona con la instalación de un gran centro de depósito y
logística de Mercado Libre en el predio del Mercado Central, a cargo de la
sección de Mercado Envíos. Antes de su inauguración, con la anuencia del
Ministerio de Producción y Trabajo, MeLi firmó un Convenio Colectivo para los
trabajadores de este sector con la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga homologado por el
ministerio recién mencionado. El Convenio fue inmediatamente impugnado por el
sindicato de camioneros, argumentado que se aplica a trabajadores que ya
pertenecen al rubro de logística y deberían estar encuadrados en tal convenio.
Más allá de la disputa intergremial, este convenio es
emblemático del tipo de reforma laboral por el que pugnaron abiertamente el
anterior gobierno nacional y buena parte del empresariado. Algunos puntos
sobresalientes evidencian claramente la orientación del cambio que se intentó
propiciar. En el acuerdo firmado se desdibujan los límites de la jornada
laboral, desaparece la jornada de ocho horas diarias como parámetro y el
concepto de horas extras. Plantea una fuerte flexibilización del descanso
semanal y los tiempos de francos y vacaciones, que se organizan de manera
variable en función de las necesidades operativas de la empresa. El empleador
está habilitado a modificar la duración de la jornada y los turnos con la única
obligación de notificar al trabajador cuarenta y ocho horas antes. Se instala
un sistema de plena polifuncionalidad, en el que desaparece el esquema de
categorías; todos los trabajadores deben realizar cualquier tarea que le asigne
la empresa. La flexibilización también alcanza el plano salarial: se permite la
suspensión de tareas con pago del 50 % del salario cuando el predio deje de
operar total o parcialmente por emergencias climáticas, conflictos sociales,
falta de suministro eléctrico o atrasos en el normal abastecimiento, entre
otros motivos.
En lo que concierne a la organización gremial de los
trabajadores, se elimina la figura del delegado por turno (en contradicción
expresa con lo que dispone el artículo 45 de la Ley de Asociaciones Sindicales) y el derecho a huelga
queda notablemente debilitado. Antes de realizar la medida de fuerza, los
trabajadores deben recurrir a una conciliación voluntaria durante tres semanas,
a la que luego puede sumarse una conciliación obligatoria, que demoraría la
concreción de la huelga alrededor de dos meses. A eso se suma que los
trabajadores están obligados a realizar guardias mínimas que garanticen el
funcionamiento del establecimiento durante el paro, lo que implica la
continuidad de la operatoria de la empresa aun durante la huelga.
El espíritu antisindical de MeLi no solo se refleja en
la letra de este convenio, sino que también registra antecedentes concretos en
la historia reciente de la empresa. En 2011 tres activistas –Elina Escudero,
Leandro Salinas y Yanina Arellano– fueron despedidos por intentar una
convocatoria a elecciones y postularse como delegados de base de la empresa. Se
trataba de trabajadores con condiciones de empleo hiperflexibilizadas (debían
trabajar durante los feriados, días de fin de semana y horas extras sin
remuneración adicional) y un sueldo por debajo del Salario Mínimo Vital y
Móvil. La prohibición de la sindicalización es tácita en la compañía y su CEO
la defiende en los diálogos internos con sus empleados:
Nosotros
somos la empresa que menos problemas sindicales tiene, no tenemos problemas
sindicales. La enorme mayoría de la gente de Mercado Libre no está
sindicalizada. Tenemos muy buena relación con el gremio. Cuando tuvimos una
mala relación nos fuimos. Tenemos setecientos empleados en Uruguay y ahora
doscientos empleados en Colombia justamente porque no estamos dispuestos a
tener que convencer a un sindicalista, no lo podemos hacer, no podríamos
competir.[vii]
Estas prácticas antisindicales explícitas de la
empresa pueden ser desarrolladas, en buena medida, porque están precedidas por
una construcción subjetiva del trabajador promedio del sector que es
culturalmente distante y reacio al mundo sindical. Esta disposición, que actúa
como una suerte de barrera simbólica ante cualquier práctica vinculada con la
organización colectiva, naturalmente es reforzada por la filosofía empresarial,
y es un punto clave del accionar de los mánager en el país. Sin embargo, el
fuerte arraigo de la tradición sindical en Argentina –donde los gremios aún hoy
son un actor político clave– hace que ese desafío empresarial se renueve en
forma constante, tanto frente al peso de los grandes sindicatos tradicionales
que pugnan por entrar a este tipo de empresas como por el surgimiento, desde
los propios espacios de trabajo, de experiencias inorgánicas que apelan al
repertorio de acciones gremiales para desplegar distintos tipos de reclamos.
6. Reflexiones
finales
La expansión vertiginosa de las nuevas formas de
producción dominadas por la administración digital, que marca el paso de la
hegemonía del capitalismo industrial hacia el denominado “informacional” o “cognitivo”,
trajo consigo el surgimiento, a escala global, de un nuevo tipo de empresas y
empresarios, tributarios del modelo Silicon Valley. Estas “empresas del futuro”
vienen cobrando un fuerte protagonismo en América Latina en general y en
Argentina en particular, donde se han radicado buena parte de las más
importantes compañías de software y economías de plataformas de la región.
Muestran, como una de sus características distintivas, el despliegue
de una robusta filosofía empresarial, que se presenta menos como un enfoque managerial[viii]
y más como una “nueva” visión del mundo contemporáneo, centrada en la
utopía tecnológica y de la que se derivan concepciones particulares en
distintas dimensiones.
En este artículo planteamos un recorrido analítico que
dio cuenta de cómo aparecen reconfiguradas algunas nociones centrales de este
nuevo enfoque en su versión latinoamericana y, más precisamente, argentina. Con
los principios de emprendedorismo y meritocracia como gran telón de
fondo, pudimos analizar en forma específica algunas nociones que marcan un
intento por reconfigurar los modos tradicionales de las relaciones entre
trabajadores y empresas, la concepción del propio trabajador y los sentidos de
su tarea.
A través del análisis de la configuración espacial
planteada por la empresa que tomamos como caso para nuestra investigación
(MeLi), indagamos acerca de cómo se postulan y se plasman en el espacio físico
las ideas de “nuevos espacios comunitarios” y un supuesto replanteo de las
relaciones jerárquicas a partir de una “democratización del espacio”, basada en
los principios de la hiperconexión, la flexibilidad y una “comunicación
alternativa”.
Para pensar las claves de la apropiación nacional del mito
global del “garaje” como símbolo del espíritu emprendedor e innovador,
repasamos los discursos del principal representante del éxito de la economía
virtual en Argentina, el CEO de Mercado Libre, Marcos Galperin. En la suerte de
novelización que construye sobre el crecimiento inesperado y vertiginoso de su
empresa “desde abajo”, se fortalece una concepción muy de época acerca del
progreso, el éxito, la audacia y una meritocracia sin condicionamientos
estructurales a la vista. El relato de su épica empresarial y su visión sobre
el futuro son una muestra clara de la resignificación nacional de la utopía
tecnológica de ciertos sectores dominantes globales fundada en la competencia
de sujetos hiperindividualizados.
A partir de la figura del garaje, analizamos un
aspecto menos abordado de la siliconvalización: las representaciones de género
que aparecen en el mencionado “mito del garaje”. En ese sentido, resaltamos
cómo se perfila una construcción sociogenérica con preeminencia de un varón que
porta un nuevo tipo de masculinidad contrastante con la imagen tradicional del
varón recio y valeroso. Hablamos de una masculinidad global, soft y de
estilo nerd, como la que encarnan los principales íconos del mundo startup:
Mark Zuckerberg o Steve Jobs, entre otros.
Por último, enfocamos el modo en que este discurso del
progreso construye uno de sus antónimos: las corporaciones. En el caso de
Argentina, nos referimos centralmente a las organizaciones gremiales, por su
gran peso político en la escena nacional y su fuerte arraigo en la tradición
política de los trabajadores. Indagamos en este enfrentamiento abierto, del que
este nuevo empresariado es emblema, desde la batalla simbólica contra las
organizaciones; también relevamos las prácticas antisindicales en la empresa y
su disputa con los grandes sindicatos tradicionales que pugnan por entrar al
sector, con intervenciones claves del Estado para direccionar este proceso.
Subrayamos, en este marco, que el fuerte ataque a la organización colectiva en
sí misma –mucho más si está encuadrada en organizaciones gremiales– por parte
de este tipo de empresas encuentra como aval una construcción subjetiva del
trabajador promedio del sector que es culturalmente distante y reacio al mundo
sindical.
Para finalizar, parafraseamos el epígrafe con el que
comenzamos el artículo, planteando que la embriaguez que genera la
siliconvalización de las relaciones sociales pareciera provenir de la potencia
liberada del individuo. No obstante, aquí radican los “claroscuros de verdades
y engaños” (Kosík 1967), dado que la libertad se
trueca en coacción. Así, la maquinaria del capital, ensamblada a la maquinaria
digital, alinea potentes sentidos de la obnubilación.
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Notas
[i] Los “unicornios” son
empresas basadas en el uso intensivo de la tecnología, que comienzan como startups
y en períodos relativamente cortos alcanzan una cotización superior a 1000
millones de dólares en los mercados de inversión privada. Argentina cuenta
actualmente con cinco empresas en esa categoría: Mercado Libre, Globant, OLX,
Despegar.com y Auth0.
[ii] La propuesta ganadora
fue desarrollada por tres estudios asociados: Elia-Irastorza, BMA y Methanoia.
[iii] Información
obtenida en el sitio web de Mercado Libre, acceso en octubre de 2019, https://bit.ly/3jynKIu
[iv] “Las oficinas se pueden
recorrer a lo largo de sus nueve pisos haciendo caminos diferentes a través de
los links. Al igual que en informática, el hipertexto organiza y vincula
fragmentos de datos de forma no secuencial en un conjunto coherente a través de
enlaces” (Baldo 2019, s/p), sostienen los autores del proyecto.
[v] Big things have small beginnings es una frase de la famosa película
Lawrence de Arabia (dirigida por David Lean). Ha sido tomada como lema
en el “ecosistema emprendedor” de las firmas startups del ámbito
tecnológico, inspiradas en los casos paradigmáticos de Facebook, Google y
Amazon.
[vi] CEO y cofundador de la
empresa Globant.
[vii] Respuesta del CEO en
una ronda interna de preguntas online con empleados de la empresa en
toda la región.
[viii] Derivado del término en inglés management, que
significa gestión.