DOSSIER de investigación
La Amazonía en el pensamiento
militar brasileño: concepciones y acciones estratégicas del Ejército y la
Armada en la década de 1990
Amazonia in Brazilian military thought: Army and Navy
conceptual frameworks and strategic actions in the 90s
Dilceu Roberto Pivatto-Junior*
Raul Cavedon-Nunes**
*Dilceu Roberto Pivatto-Junior.
Doctorante en Ciencias Políticas, Universidad Federal de Rio Grande do Sul
(UFRGS) (Brasil). (dilceu.pivatto@hotmail.com)
(https://orcid.org/0000-0002-7834-2890)
**Raul Cavedon-Nunes.
Doctorante en Ciencias Políticas, Universidad Federal de Rio Grande do Sul
(UFRGS) (Brasil). (rcavedonnunes@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0003-1301-5976)
Recibido:
19/01/2020 – Revisado: 25/03/2020
Aceptado:
08/06/2020 – Publicado: 01/09/2020
Cómo citar
este artículo: Pivatto-Junior, Dilceu Roberto y
Nunes, Raul Cavedon. 2020. “La Amazonía en el pensamiento militar brasileño:
concepciones y acciones estratégicas del Ejército y la Armada en la década de
1990”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 68:95-113 https://doi.org/10.17141/iconos.68.2020.4310
Resumen
La defensa
de la Amazonía es uno de los temas prioritarios para las Fuerzas Armadas
brasileñas. Desde las décadas de 1980 y 1990, las presiones externas e internas
sobre la política del país para la región han provocado nuevas iniciativas
gubernamentales como el Proyecto Calha Norte de 1985 y el Sistema de Vigilancia
de la Amazonía (SIVAM) de 1990. Debido a las restricciones presupuestarias, fue
necesaria una reorientación de las tropas y unidades militares hacia el norte y
noroeste de Brasil, además de la elaboración de nuevas estrategias y doctrinas,
un proceso poco estudiado en la literatura académica. Así, este artículo
analiza los principales enfoques estratégicos del Ejército y la Armada
brasileños hacia la Amazonía durante la década de 1990. Desde la perspectiva
teórica del institucionalismo discursivo, se utilizaron como fuentes documentos
oficiales, revistas militares especializadas y entrevistas a oficiales que
ocuparon cargos importantes durante el período examinado, entre ellos ex
ministros y ex comandantes de las Fuerzas. Los resultados del estudio muestran
una confluencia de pensamiento y planificación de las Fuerzas terrestres y
navales para aumentar la presencia militar en la región. El fin de la guerra
fría y la aparición de nuevos temas en la agenda de seguridad regional, como el
narcotráfico y el medio ambiente, llevaron a los militares brasileños a
repensar su estrategia de Defensa, conformando nuevas hipótesis de conflicto
regional con la posible participación de potencias fuera del continente.
Descriptores: Amazonía;
Armada; Brasil; Ejército; estrategia; Fuerzas Armadas.
Abstract
Defending Amazonia is one of the main priorities of the Brazilian Armed
Forces. Since the 1980’s and 1990’s national policies for this region have been
subject to increasing pressures, both domestic and external. These have
prompted new government strategic initiatives such as the Calha Norte Project
(1985) and the SIVAM (1990). Due to budgetary restrictions, a redeployment of
troops and military units towards the north and northwest of Brazil was
necessary, in addition to the development of new strategies and doctrines. This
reorganization has not been sufficiently studied in the available academic
literature. This article attempts to
address this neglect and analyses the main strategic approaches adopted by the
Brazilian Army and Navy towards Amazonia during the 1990s. The research has
applied a discursive institutionalist perspective, using official documents and
specialized military magazines as its main sources, in addition to interviews
with officers who held important positions in the period under review,
including former ministers and force commanders. The article concludes that,
throughout the investigated period, the thinking of the army and of the navy
tended to converge into the need to increase overall military presence in the
region. The end of the Cold War and the rise of new issues in the regional
security agenda such as drug trafficking and the environment, led the Brazilian
military to rethink its defense strategy, developing new hypotheses of regional
conflict which included the potential participation of extra-continental
powers.
Keywords: Amazonia;
army; Brazil; navy; strategy; armed forces.
1. Introducción
La región
amazónica constituye uno de los temas de seguridad brasileños recurrentes.
Mientras que a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX el principal
desafío estuvo relacionado con el mantenimiento y la expansión de la frontera
norte y oeste del país,[i] desde las
décadas de 1930 y 1940 se elaboraron proyectos para la reorganización del
territorio brasileño, incluyendo la subdivisión de la Amazonía desde sus
principales ríos (Mattos 1980). Además de mantener fronteras, la defensa de la
Amazonía está estrictamente relacionada con los cambios políticos, económicos y
estratégicos del Sistema Internacional. En el período de la Segunda Guerra
Mundial, un acuerdo con los Estados Unidos de América trajo un nuevo impulso en
la producción de caucho brasileño, lo que se conoció como la “Batalla del
Caucho” (Mattos 1980, 94). En el contexto de la guerra fría, el pensamiento
geopolítico liderado por Mário Travassos, Golbery do Couto e Silva, Carlos de
Meira Mattos y Mário César Flores, añadido a la Doctrina de la Guerra
Revolucionaria,[ii] apoyó las
iniciativas económicas,[iii] militares[iv] y
diplomáticas[v]
brasileñas para la región amazónica.
Sin
embargo, a partir de mediados de la década de 1970, hubo una percepción de
mayor inestabilidad política en la región norte del país, principalmente debido
a los problemas fronterizos entre Venezuela y Guyana, y a las diferencias de
posicionamiento entre los militares brasileños y las misiones religiosas que
operaban en esos territorios (Marques 2007). En el mismo período, las presiones
sobre Brasil se incrementaron con el Gobierno de Carter en los Estados Unidos,
cuya política exterior para la región sudamericana se centró en los derechos
humanos y en la no proliferación militar (Marques 2007). Este proceso continuó
durante las décadas de 1980 y 1990, dando lugar a nuevas acciones brasileñas
como el Proyecto Calha Norte (1985) y el Sistema de Vigilancia de la Amazonía
(SIVAM) a partir de 1990 y una parte integral del Sistema de Protección de la
Amazonía (SIPAM) (Lourenção 2003). En los últimos años,[vi] la
Amazonía ha vuelto a ocupar el centro de atención internacional tanto de forma
directa –aumento de la intensidad de los incendios en la región– como
indirectamente debido a la intensificación de la crisis política en Venezuela
(Walt 2019, Daniels et al. 2019).
En
términos teóricos, el trabajo parte de los supuestos del institucionalismo
discursivo, indirectamente utilizado por autores como Jensen (2016), Marques
(2007) y Martins Filho y Zirker (2000). Este enfoque supone que los cambios
estratégicos y doctrinales se originan en las comunidades epistémicas y en los
espacios discursivos (Schmidt 2008; Jensen 2016). A partir de una crisis interna
o externa, las ideas serían responsables de organizar la acción colectiva y
construir coaliciones. Luego sigue una disputa política sobre el espacio, cuyas
armas incluyen la producción y propagación de ideas. Con la deslegitimación de
las instituciones existentes, el nuevo cuerpo de ideas comienza a apoyar nuevas
instituciones o directrices. Por lo tanto, la metodología utilizada es
cualitativa e inductiva, utilizando análisis documentales y entrevistas con el
objetivo de identificar el pensamiento militar brasileño sobre la región
amazónica y entender sus formulaciones estratégicas.
El
concepto de pensamiento militar comprende producciones de ideación en los debates dentro de las organizaciones
militares y en las formulaciones estratégicas delimitadas por las autoridades
militares. En cuanto a las fuentes, se eligió utilizar: i) entrevistas con
oficiales que ocupaban importantes cargos militares, ex ministros y ex
comandantes; ii) revistas especializadas de circulación dentro de
organizaciones militares brasileñas; y iii) producciones bibliográficas
producidas por los propios militares. Las entrevistas permiten una mejor
profundización del pensamiento de aquellos que fueron los protagonistas en la
toma de decisiones. En cuanto a las revistas militares y otras producciones
bibliográficas, es posible identificar el debate producido y publicado durante
este período.
Se
entiende que existe una complementariedad de la formulación estratégica de las
autoridades militares con la circulación de ideas publicadas en las revistas y
libros utilizados en este artículo. En la medida en que los comandantes
militares formularon la estrategia brasileña a adoptar en la Amazonía, las
producciones de ideación publicadas en revistas y libros contribuyen a aumentar
los debates, formando espacios discursivos y comunidades epistémicas. Entre
estos espacios, cabe destacar los clubes militares –Club Militar y Club Naval–
y las escuelas de altos estudios militares donde se forma el oficial brasileño,
como la Escola de Comando e Estado Maior do Exército (ECEME), la Escoela
Superior de Guerra (ESG) y la Escola de Guerra Naval (EGN). Sobre la Armada
brasileña no hay muchos estudios académicos, a diferencia del Ejército, sobre
el que existe una producción literaria relevante. Esto se traduce en un mayor
uso de entrevistas a oficiales de la Fuerza Naval, mientras que la Fuerza
Terrestre se basa principalmente en documentos y revisión bibliográfica, así
como entrevistas realizadas y publicadas durante la década de 1990.
Los
resultados de la investigación indicaron que en el Ejército las principales
formulaciones en la posguerra fría se centraron en la Estrategia de Resistencia
y la Estrategia de Presencia para obtener disuasión contra posibles
intervenciones externas en la Amazonía. Para esto fue necesario utilizar los
ríos interiores con la Armada y la coordinación con el SIVAM de la Fuerza
Aérea. En 1997, la Doctrina Gama fue aprobada, consolidando dos hipótesis de uso
de la fuerza: Convencional (Doctrina GAMA-C), para regiones de vegetación
abierta como Roraima, y de Resistencia (Doctrina GAMA-R), para una guerra
prolongada y de fricción en la selva contra una fuerza innegablemente superior
a la brasileña.
En la
Armada se puede percibir una preocupación por la posibilidad de conflictos en
la región amazónica, regulares e irregulares en los accesos fluviales y en
situaciones fronterizas; percepción integrada en ciertos aspectos con la
estrategia de presencia del Ejército. Por lo tanto, el apoyo táctico y
logístico se convertirían en factores determinantes, con el uso de buques más
pequeños y de alta velocidad para transportar suministros y tropas. El Cuerpo
de Marines ha llegado a desempeñar un papel importante en este entorno de la
selva, dada la necesidad de su formato para operar en áreas ribereñas y su
preparación para las operaciones terrestres y de selva. En 1994 se creó el
Comando Naval de la Amazonía Occidental –el actual 9º Distrito Naval, creado en
2005– que, además del uso de un grupo de infantes de marina, tenía buques de
patrulla y helicópteros en sus ejercicios en el canal del río Amazonas y en sus
principales afluentes.
2. Perspectivas
estratégicas del Ejército brasileño: desde el Proyecto Calha Norte hasta la
Doctrina GAMA (1985-1997)
En el
período entre la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de las Malvinas, el
Ejército brasileño trabajó en su Estrategia y Doctrina a partir de las
siguientes hipótesis de guerra: i) guerra convencional[vii] o revolucionaria
en América del Sur; ii) guerra convencional o nuclear entre los bloques
occidental y soviético; y iii) guerra general con un enemigo interno que actúa
como agente del bloque soviético (Marques 2001). Sin embargo, desde finales de
la década de 1970, la percepción de los militares brasileños sobre la
congelación de las esferas de influencia de los Estados Unidos y la ex URSS, y
sobre la caída de la importancia estratégica de América del Sur para el bloque
occidental, llevó a un cambio en la dirección de la política exterior y de
Defensa de Brasil, en particular en la gestión de Ernesto Geisel (1974-1979) y
João Figueiredo (1979-1984). Además, la Guerra de las Malvinas (1982) reforzó
el acercamiento diplomático y militar entre Brasil y Argentina, ya en marcha
desde la firma del Acuerdo Tripartito Itaipú-Corpus (1979). En relación con la Amazonía, hasta la
década de 1990, tuvieron lugar las principales acciones del Ejército, con el
fin de ampliar su presencia e influencia en la región. A los resultados positivos
del Proyecto Radar Amazónico (RADAM)[viii] –iniciado
en 1970 en el marco del Programa de Integración Nacional (PIN)– y al comienzo de
la construcción de la carretera Transamazónica en el mismo año, siguió la
creación por la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) del Consejo
Misionero Indígena (CIM), con el objetivo de trabajar con las comunidades
indígenas principalmente en el Amazonas (Marques 2007). En la década de 1980,
el Proyecto Calha Norte representó la mayor acción del Estado brasileño para la
Amazonía, coordinado por un Grupo de Trabajo Interministerial (GTI) compuesto
por el Ministerio del Ejército, de la Armada y de la Aeronáutica, y otros
ministerios. Temiendo la posibilidad de desbordar los conflictos de los países
vecinos o el tráfico de drogas en territorio brasileño, las principales
propuestas del proyecto se pueden resumir en lo siguiente: i) el aumento de las
relaciones bilaterales con los países de la región; ii) el incremento de la
presencia militar; iii) la intensificación de las campañas de recuperación de
las fronteras; y iv) la definición de una política indígena apropiada para la
región (Diniz 1994).
En agosto
de 1988, la difusión internacional de imágenes de incendios en la selva
amazónica, sumada, cuatro meses después, al asesinato del cauchero Chico Mendes
(que tenía contactos con autoridades gubernamentales, parlamentarios y el Banco
Interamericano de Desarrollo –BID– en los Estados Unidos), reavivó las críticas
a Brasil, añadiendo la cuestión ambiental a la cuestión indígena. Este proceso
provocó reacciones de militares y políticos del país, como un documento de la
ESG sobre el tema en 1990 y una Comisión Parlamentaria de Investigación sobre
la Internacionalización de la Amazonía en 1991 (Diniz 1994). Los
principales destinatarios de estas iniciativas fueron organizaciones no
gubernamentales (ONG), iglesias, empresas multinacionales y ecologistas. De
esta manera, una crisis política internacional[ix] se sumó a
la crisis económica interna. En septiembre de 1990, la Secretaría de Asuntos
Estratégicos de la Presidencia de la República (SAE) presentó el proyecto del
Sistema de Vigilancia de la Amazonía (SIVAM), parte integrante del Sistema de
Protección de la Amazonía (SIPAM) (Lourenção 2003).
Otro hecho
que impulsó las acciones del Ejército brasileño en la región amazónica fue el
ataque, el 26 de febrero de 1991, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Comunistas
(FARC) a un destacamento del Ejército brasileño estacionado a orillas del río
Traíra (Nobre 2013). La reacción brasileña se llamó Operación Traíra, que
eliminó 12 guerrilleros y recuperó gran parte del material capturado (Nobre
2013). A partir de entonces, se puede observar una serie de transferencias de
unidades del Ejército brasileño a la región amazónica, sistematizadas en el
cuadro 1.[x]
Así, para
los oficiales del Ejército brasileño, el final de la guerra fría no representó
el advenimiento de una “era de paz”, sino la necesidad de cambiar sus
posibilidades de guerra. Por un lado, el General Benedito Onofre Bezerra Leonel
(jefe del Estado Mayor del Ejército entre 1993 y 1994) vio la llegada de la
“era de la información”, a partir de la cual sería necesario reevaluar los
principios de la guerra gestados en la era napoleónica y en la era industrial.
Por otro lado, como Meira Mattos (1993), el General consideró indispensable que
las Fuerzas Armadas tuvieran un poder disuasorio tal que desalentara cualquier
tipo de “aventura” contra la soberanía brasileña (Leonel 1996, 25). Esto se
debió a que existían muchas incertidumbres sobre las demandas de preparación
militar derivadas de “la combinación de las causas o razones de la guerra
tradicional, con la incidencia de conflictos internos violentos” (Leonel 1996,
11). En un artículo del año siguiente, indicó que la agenda de las “nuevas
amenazas” traía consigo escenarios estratégicos de conformación difusa, la
rápida y continua evolución de la doctrina, la permanente mutabilidad
tecnológica y la descentralización de las operaciones militares (Leonel 1997).
Cuadro
1. Transferencias de unidades del Ejército brasileño |
||
Año |
Origen |
Destino |
1991 |
1ª Brigada de Infantería Motorizada
(Petrópolis-RJ) |
1ª Brigada de Infantería de Selva
(1ª Bda Inf Sl) (Boa Vista-RR) |
1992 |
16ª Brigada de Infantería
Motorizada (Santo Ângelo-RS) |
c (Tefé-AM) |
1998 |
Activación
del 33º Grupo de Artillería de Campaña de Selva (33º GAC Sl) en Boa Vista (RR) |
|
2002 |
Creación
del 10º Grupo de Artillería de Campaña de Selva (10º GAC Sl) en Boa Vista
(RR) |
|
2004 |
2ª Brigada de Infantería
Motorizada (Niterói-RJ) |
2ª Brigada de Infantería de Selva
(São Gabriel da Cachoeira - AM) |
Fuente: páginas web de las respectivas unidades.[xi] |
En 1996,
el entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, el General Délio de Assis Monteiro,
concedió una entrevista publicada en la Revista do Exército Brasileiro.
En su discurso destacó, entre los objetivos de la política militar de tierra de
Brasil, la necesidad de adaptar la Doctrina Militar del Ejército a los diversos
ambientes operacionales en consonancia con las hipótesis de conflicto admitidas
y la realidad brasileña y sudamericana (Monteiro 1996, 6). Al preguntársele
cómo compatibilizar la reducción del presupuesto del Ejército brasileño con la
necesidad de garantizar la operatividad y la presencia en todo el territorio
nacional, el General Monteiro destacó la “prioridad de la defensa estratégica
de la Amazonía” y la inversión en un "núcleo de fuerza" para constituir núcleos de modernidad capaces
de desempeñar las funciones de Fuerza de Despliegue Rápido y de Núcleo de
Tropas de Paz (Monteiro 1996, 10). En el ámbito estratégico, la Fuerza
Terrestre “priorizaría las estrategias de disuasión, presencia y proyección de
poder”, de acuerdo con la política de defensa nacional de 1996.
2.1. El Sistema de Planificación del
Ejército (SIPLEx) (1985) y la Doctrina Gama (1997)
La Guerra
de las Malvinas fue un punto de inflexión tanto en la esfera estratégica como
en la estructura y la doctrina del Ejército brasileño. En junio de 1982, el
entonces ministro del Ejército, General Walter Pires de Carvalho e Albuquerque,
emitió la Nota Ministerial 009 al Estado Mayor del Ejército, indicando la
necesidad de reevaluar, basándose en las lecciones de la reciente guerra, el
entonces Plan de Organización y Articulación de la Fuerza. Según el General,
era necesario un núcleo poderoso, esencialmente profesional, con
características de fuerza de intervención, esencial para la estrategia de
disuasión deseada (Albuquerque 1982 en Campos
2011, 143). Así, el Jefe de Estado Mayor del Ejército, General Leonidas Pires
Gonçalves, publicó el llamado “Estudio histórico-doctrinal de la Guerra del
Atlántico Sur” (Campos 2011, 144).En junio de 1985, el ministro Leonidas
presentó al presidente de la República, José Sarney, un memorando explicativo
en el que se solicitaron recursos extrapresupuestarios para iniciar un programa
de reestructuración de la Fuerza Terrestre (Campos 2011). En diciembre del
mismo año, se aprobó el Sistema de Planificación del Ejército (SIPLEx,
Ordenanza 077-EME), que contenía varios planes básicos, entre ellos, el Plan de
Estructuración del Ejército, que constaba de tres horizontes de planificación:
FT 90, FT 2000 y FT-21 (Campos 2011). Según Campos, el FT-90 introdujo
innovaciones doctrinales relacionadas con la potencia de fuego, la defensa
antiaérea, el mando y control y la aeromovilidad (helicópteros), contemplando
gran parte de las enseñanzas del conflicto Malvinas/Falklands (Campos 2011,
161).
El FT-90
tuvo como principio la reorientación de la preparación militar del Ejército
brasileño hacia la región amazónica, en la confluencia del Proyecto Calha Norte
de 1985 (Kuhlmann 2007). En los años siguientes, las brigadas de selva pasaron
de dos a cinco, mientras que fueron suprimidas la artillería costera y
antiaérea, y solo se creó una brigada antiaérea ubicada en el estado de São
Paulo (Kuhlmann 2007). En los años 2000, se puede mencionar el traslado de las
brigadas de operaciones especiales de Río de Janeiro a Goiás en 2003, y en 2004
la 2ª Brigada de Infantería Motorizada de Niterói (RJ) a São Gabriel da
Cachoeira, en el Amazonas. En el mismo año (2004), se creó la 8ª División del
Ejército, con cuartel general en Belém (PA) (Kuhlmann 2007).
Inicialmente
no se preveía una disminución del personal cerca de la costa, lo que indica que
el Ejército brasileño mantuvo la estrategia de “presencia” en todo el
territorio y de “masa” para contrarrestar con “cantidad” las posibles amenazas
cualitativamente superiores (Kuhlmann 2007). Los recursos extrapresupuestarios
solicitados al presidente José Sarney se utilizaron principalmente en la región
del Amazonas, además de la creación de la Aviación del Ejército y las
inversiones en guerra electrónica (Kuhlmann 2007). El acontecimiento central en
este sentido fue la creación del 4º Batallón de Aviación del Ejército en Manaus
(AM), en 1992, en el mismo año en que se activó el Centro de Instrucción de
Aviación del Ejército en Taubaté (SP) (Kuhlmann 2007).
Otra
característica del FT 90 fue la creación de pelotones para proteger la frontera
con Colombia (cinco nuevas unidades entre 1988 y 2003) y Venezuela (una unidad en
1994), además de una en Río Branco (1993) (Kuhlmann 2007). La creación de las
Brigadas de Respuesta Rápida –también conocidas como “empleo inmediato” o
“Fuerzas de Acción Rápida”– tuvo en la aviación del Ejército su eje principal,
apuntando a la movilidad táctica y estratégica (Campos 2011). En términos
estratégicos y doctrinales, la creación de un “núcleo de intervención” de
preparación para el empleo se asoció con el concepto de disuasión, como se ve
en la Nota Ministerial 009 de 1982.
Sin
embargo, en el decenio de 1990, las restricciones presupuestarias y la
intensificación de la Amazonía como prioridad condujeron a la extinción de la
primera brigada de artillería costera (1992), situada en Niterói (RJ), y al
traslado de varias unidades de la costa al interior del país. La necesidad de
modernización tecnológica junto con la propuesta de SIPLEx de ampliar el
personal del Ejército brasileño sobre la base del principio de “masa” y la
Estrategia de Presencia hizo que sus costos fueran demasiado altos para el
contexto económico de la posguerra fría.
La
Doctrina Gama (IP 100-3, 1997),[xii] creada
bajo el comando del General Germano Arnoldi Pedrozo,[xiii]
representa la adopción de una estrategia híbrida por parte de la Fuerza
Terrestre brasileña para la región del Amazonas, en sus variantes “C”
(Convencional) y “R” (Resistencia) (entrevista al General Roberto Jugurtha
Câmara Senna, mayo de 2020). En términos estratégicos, el objetivo de la
Doctrina Gama era preparar al país para dos escenarios: en el caso de un enemigo
con poder militar equivalente o inferior al brasileño, el uso de fuerzas y
tácticas convencionales y la ejecución de operaciones de corto plazo (Doctrina
Gama C). En el caso de una potencia militar indiscutiblemente superior a la
brasileña, se adoptarían acciones no convencionales en un combate prolongado,
evitando el compromiso directo con el enemigo (Doctrina Gama R) (Rocha 2000).
Según el
entonces comandante de comunicaciones Mauro Raimundo Marques da Silva (2000),
tanto la guerra del Golfo (1991) como la de Kosovo (1999) son ejemplos de casos
en los que hubo una coalición con un país con una fuerza innegablemente
superior. En este sentido, el autor llama la atención sobre la necesidad de
acciones conjuntas entre el Ejército, la Armada y la Aeronáutica, en particular
debido a la importancia de controlar las vías fluviales y las bases aéreas,
medios esenciales para mantener la logística de las operaciones. Además, para
hacer frente a una fuerza externa superior, la Estrategia de Resistencia
(Doctrina Gama R) se ejecutaría en cuatro fases: i) preparación del área de
resistencia; ii) resistencia inicial a la invasión e internamiento (operaciones
convencionales); iii) combate de resistencia (operaciones no convencionales); y
iv) expulsión del invasor (Silva 2000).
En
términos estratégicos, el entonces ministro del Ejército, General Zenildo
Gonzaga de Lucena, destacó la importancia de la Amazonía:
El Amazonas ha sido objeto de
mucha controversia en la prensa mundial y muchos hablan de ello, incluso de
falsedades. [...] Todo esto deja claro que la Amazonía ha sido durante mucho
tiempo una zona estratégica de gran interés para los brasileños. Se impone la
urgente necesidad de integrarla en el entorno nacional y articularla con
nuestros vecinos, que también son depositarios de este patrimonio. Esta es la
principal razón de la prioridad nacional que se le da a nuestra Amazonía hoy en
día. Para ella se orienta el destino manifiesto de Brasil (Lucena 1996, 11).
A finales
de la década de 1990, el entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, General
Gleuber Vieira, asumió el cargo del Ministerio del Ejército con el objetivo de
continuar modernizando la Fuerza Terrestre mediante la estructuración de las
Fuerzas de Acción Rápida y de las Fuerzas de Listo Empleo. En una entrevista
concedida a la Revista Verde Oliva en 1998 y publicada por la Revista
del Ejército Brasileño en 1999, el General Gleuber destacó que la zona
amazónica seguía siendo una prioridad para el Ejército en cooperación con otros
organismos gubernamentales, citando acciones como el Proyecto Calha Norte y el
Programa de Prevención y Control de Quemaduras e Incendios Forestales en la
Amazonía Legal (PROARCO) (Vieira 1999). Además, destacó la importancia de la
cooperación regional por medio de la IV Conferencia Logística de los Ejércitos
Americanos (IV CLEA), celebrada en julio de 1998 en Brasilia.
3. Perspectivas
estratégicas de la Armada brasileña: control de ríos interiores y apoyo
logístico
Desde el
período colonial, la Armada brasileña hizo las primeras incursiones en el
Amazonas. Según el ex ministro de la Armada, Almirante Mauro Cesar, estas
iniciativas se intensificaron con el Brasil independiente y la creación de una
pequeña fuerza para actuar en la región. Siempre ha habido, por parte de los
gobiernos brasileños, la intención de mantener abiertas las vías fluviales,
dadas las limitaciones de infraestructura de las carreteras en el Amazonas
–considerar, por ejemplo, la necesidad de construir la carretera Transamazônica
que tomaría décadas para su expansión–. Lo que realmente funciona son los ríos:
incluso se dice que una vía fluvial bien construida puede ser un medio de
transporte menos contaminante que cualquier otro (entrevista al ex ministro de
la Armada de Brasil (1995-1998), Almirante-de-Esquadra Mauro Cesar Rodrigues
Pereira, 20 de junio de 2019).
Las
Fuerzas Armadas son grandes representantes de la presencia del Estado brasileño
en la Amazonía. Sin embargo, las mayores vulnerabilidades se producen en la
Amazonía occidental, compuesta por los estados de Amazonas, Acre, Rondônia y
Roraima, siendo el eje estratégico principal de la región los ríos Solimões y
Amazonas. Además del acceso a las fronteras con Colombia y Perú, tales vías
fluviales unifican las dos subregiones amazónicas: la occidental, centrada en
Manaus, y la oriental, con sede en Belém, con las dos capitales distantes 1500
kilómetros. También cabe destacar los principales afluentes del río Amazonas,
como los ríos Negro, Juruá, Purus y Madeira –este último se acerca a la frontera
brasileña con Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela–. Perú y Colombia utilizan
los ríos Solimões y Amazon para acceder al océano Atlántico. Los barcos
peruanos a menudo patrullan el río Javari y constantemente necesitan cruzar las
aguas brasileñas para llegar a puntos en su país (Elia 2000, 69-72). Estos
factores contribuyen a una mejor comprensión de la importancia estratégica de
la Armada para mantener la presencia del Estado brasileño en esta región de
fronteras de difícil acceso y control.
Es
importante resaltar que existe una diferencia considerable dentro de la región
cuando se compara la Amazonía oriental con la Amazonía occidental, y esto se
refleja en las vulnerabilidades del país para proteger estas regiones. La
Armada enfatiza que el este de la Amazonía está más desarrollado y articulado
desde sus carreteras, y el acceso al océano estimula el crecimiento de la
región. Por otro lado, se considera que la Amazonía occidental es la región más
vulnerable del país en la que el único punto de apoyo logístico sería Manaus,
lo que enfatiza la necesidad de pensar en el desarrollo de otros puntos de
apoyo en la región. Otro aspecto estratégico que se destaca es la existencia
constante de grupos guerrilleros –asociados con el narcotráfico– activos en la
Triple Frontera Brasil-Perú-Colombia. De esta manera, las operaciones ribereñas
satisfarían las necesidades de mantener el control de las vías fluviales y sus
respectivos márgenes mediante el uso de medios navales, anfibios y aéreos,
incluidos los helicópteros a bordo. Para esto, la flotilla amazónica –con sede
en Manaus– tendría un grupo de infantería de la Armada y un escuadrón de
helicópteros (Elia 2000, 72-83).
Existe una
continuidad del pensamiento estratégico de la Armada con respecto a la
Amazonía, ya que los almirantes brasileños apoyan la presencia de la Armada en
la región, aunque con algunas consideraciones. Para el ex comandante de la
Armada, Almirante Moura Neto, la Armada es responsable del apoyo logístico, el
transporte de tropas y el desempeño de los Marines con un Batallón de
Operaciones Ribereñas. La importancia de este batallón es la posibilidad de su
participación en acciones de combate terrestre, conjuntas o no, con el Ejército
brasileño. A diferencia del Ejército, la Armada ve el Atlántico Sur como un
área prioritaria para sus operaciones, otorgándole una mayor importancia
estratégica (entrevista a ex comandante de la Armada de Brasil (2007-2015),
Almirante-de-Esquadra Julio Soares de Moura Neto, 16 de julio de 2019).
Sobre la
base de los elementos destacados anteriormente, la preparación naval brasileña
durante la década de 1990 se produjo con fines defensivos que apuntaban, sobre
todo, a la integridad terrestre y marítima nacional en un escenario en el que
no había amenazas bien caracterizadas (hipótesis de conflicto). Con esto, la
Armada pensó en su estrategia desde cuatro escenarios diferentes: i) disputas
con las principales potencias, que podrían actuar unilateralmente con temas de
protección ambiental como justificación, lo que sería una forma de acceder a
los recursos naturales del país; ii) conflictos regionales, que requerirían la
capacidad de proyectar poder naval/aéreo y anfibio con cooperación
internacional, lo que significaba que la Armada preparó sus capacidades de
movilidad y flexibilidad junto con la Fuerza Terrestre, así como su capacidad
para transportar y desembarcar rápidamente para brindar apoyo; iii) conflictos
fronterizos irregulares en los cuales Brasil se vería amenazado por acciones
irregulares originadas en países vecinos debido a conflictos internos o
actividades ilegales –guerrillas, producción y tráfico de drogas, contrabando–;
y iv) para problemas internos, como el Amazonas, en la lucha contra posibles
focos de guerrilla, y en la necesidad de transporte hidrográfico en regiones
fluviales navegables que actúan en cooperación con el Ejército (Flores 1990,
13-20).
De acuerdo
con las características del escenario amazónico, patrulleros –con helicópteros
a bordo– serían el medio más eficiente para servir al sistema de apoyo
logístico a lo largo de las canaletas de los ríos principales. Para el
Almirante Vidigal (1997), la Armada debería estar preparada para operar con las
fuerzas terrestres del Ejército en especial, y con la Fuerza Aérea bajo mando
único. Con el objetivo de una mayor extensión del área de operación de los
barcos, la Armada debería tener embarcaciones más pequeñas, de alta velocidad y
de tiro pequeño para garantizar el desplazamiento dentro de los ríos pequeños.
Esta mayor presencia de la Armada en el Amazonas contribuye como un factor
disuasorio en el que el desempeño de los Marines sería fundamental para un posible
teatro de guerra en la selva (Vidigal 1997).
La región
fronteriza brasileña, que se refiere especialmente al Amazonas, se entiende
como una región de amenazas de baja intensidad. Los conflictos fronterizos
irregulares, en opinión del Almirante Mario Cesar Flores, afectarían más al
Ejército y a la Fuerza Aérea. Esto implicaría la necesidad de que la Armada se
prepare para operar aisladamente o en cooperación con el Ejército, la Fuerza
Aérea y las fuerzas policiales en las regiones fronterizas cuya configuración
fluvial permitiría el uso de barcos/embarcaciones y tácticas que requieren
tripulaciones navales profesionales. El Amazonas –y sus accesos fluviales– es
una región de preocupación y esto se puede ver en la orientación básica de la
Armada cuando se trata de controlar las aguas continentales del país. La
seguridad de las instalaciones y los medios relacionados con el transporte por
vías fluviales sería parte de la participación de la Armada en cuestiones de
seguridad interna, además de la capacidad de llevar a cabo operaciones contra
la guerrilla en áreas fluviales (Flores 1990, 19-22).
Con
respecto a la necesidad de controlar los ríos en el Amazonas, el ex comandante
de la Armada, Almirante Guimarães Carvalho, declaró que hay una frase que a la
Armada le gusta citar: “Quien controla el río, controla el margen”. Para
cualquier actividad que se desarrolle en la Amazonía, el uso de los ríos es
indispensable, y en este caso, la Armada debe cumplir este papel (entrevista al
ex comandante de la Armada de Brasil (2003-2006), Almirante-de-Esquadra Roberto
de Guimarães Carvalho, 18 de julio de 2019).
Ese
pensamiento ha estado presente durante los últimos 50 años, como lo señaló el
Almirante Mario Cesar Flores, quien manifestó que la Armada estaba preocupada
por su presencia en el Amazonas mucho antes de que fuera ministro de Fuerza
durante el Gobierno de Collor. Cuando fue ministro de la Armada, Flores prestó
atención a lo que llamó “acción para-policial para controlar las vías fluviales
de la región”. Dado que la Armada no había tenido ningún problema realmente
militar en la región, según el Almirante, el patrullaje naval debería ser
constante para satisfacer las necesidades de seguridad de esa región
(entrevista al ex ministro de la Armada de Brasil (1990-1992), Almirante-de-Esquadra
Mario Cesar Flores, 15 de julio de 2019).
Un aspecto
que destacar es la forma en que la Armada brasileña piensa en su estrategia y
forma de operar en la región amazónica con el uso de Marines. El Almirante
Flores, cuando había tomado el curso de Comando y Estado Mayor en la Armada de
los Estados Unidos, en el Naval War
College en 1969, escuchó con cierta frecuencia en conferencias y por
algunos oficiales estadounidenses –con la experiencia de la guerra de Vietnam–
un fuerte debate sobre los conflictos fluviales. El militar estadounidense
mostró que el conflicto del río ya no era entre barcos, sobre todo porque el
Vietcong en ese momento no los tenía. Durante la Guerra de Vietnam, se notó
que, en escenarios de conflicto fluvial, el uso de barcos se centró en el
transporte de pequeñas tropas terrestres que fueron desembarcadas y, desde
entonces, se llevaron a cabo operaciones en tierra. Este pensamiento
estratégico-operacional influyó en la Armada brasileña en la creación de
operaciones fluviales. En la actualidad, cuando hablamos de entrenamiento en la
Flotilla del Amazonas, hablamos de las operaciones fluviales, y estas
operaciones se pueden hacer con los Marines y/o con las fuerzas del Ejército.
Las operaciones de guerra en sí mismas solo tienen lugar en tierra, los barcos
se utilizan para el transporte y la garantía de apoyo logístico, por lo tanto,
no hay hipótesis de conflicto directo entre barcos para controlar los ríos.
La década
de 1990 se puede considerar como un período de paz reforzado por el final de la
guerra fría, que hizo que las Fuerzas Armadas reconsideraran su estrategia de
Defensa nacional. Además del uso de embarcaciones de diferentes tamaños en
cantidades suficientes para patrullar los ríos y actuar en situaciones críticas,
la Armada no estaría restringida a las patrullas fluviales, proporcionando el
uso de helicópteros para ampliar las capacidades de operación en áreas más
restringidas y de difícil acceso. En cuanto a la protección de las vías
fluviales y los medios de transporte, junto con la neutralización de cualquier
acción guerrillera en las zonas fluviales, la preparación militar incluyó el
uso del Cuerpo de Marines en operaciones anfibias, de acuerdo con la idoneidad
operativa y capacidad de contribuir a las operaciones del Ejército. Por lo
tanto, la capacidad anfibia de la Armada estaría asociada con su capacidad
logística y de movilidad dentro de las necesidades características de la
Amazonía (Flores 1990, 22).
Sin
embargo, en 1998, parte de los activos flotantes de la Armada se consideraron
obsoletos y en pequeñas cantidades para satisfacer las necesidades de Defensa
de la región; ello se expandió después de la implementación de SIPAM, en el que
la Armada tendría una mayor contribución a la vigilancia y protección de la
región amazónica. Ese mismo año, la Armada tenía los siguientes medios navales
para operar en la región: i) tres corbetas Classe
Imperial Marinheiro con 40 años de servicio; ii) dos barcos de patrulla
fluvial Classe Pedro Teixeira con
aproximadamente 25 años de servicio; iii) tres barcos de patrulla fluvial Classe Roraima con aproximadamente 20
años de servicio; iv) cuatro patrulleros de Classe
Piratini con más de 25 años de servicio. Estos medios tendrían apoyo aéreo
–cinco helicópteros Esquilo– y el
apoyo terrestre de dos grupos de Marines. En la región amazónica, la Armada
tendría que actuar en patrullas fluviales y costeras, así como en la Policía
naval en un área que corresponde a aproximadamente 11 000 millas de vías
fluviales y fronteras con siete países –Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela,
Guyana, Surinam y Guayana Francesa– (Obino 1998, 117).
La
necesidad de desarrollar capacidades de proyección de potencia naval considera
la importancia de crear fuerzas especializadas para operar en cuencas fluviales;
por lo tanto, las condiciones para llevar a cabo el patrullaje naval fluvial
deberían proporcionar apoyo táctico y logístico para las fuerzas que operarían
en tierra y en pequeñas operaciones fluviales –singular o combinadas– en el
Amazonas. Los buques y embarcaciones tendrían que atender el control de rutina
de las cuencas antes mencionadas en sus actividades fluviales. Los activos
flotantes y sus respectivas tripulaciones navales serían indispensables, pero
la Armada solo desempeñaría excepcionalmente un papel importante en las
operaciones y el Ejército tendría la mayor responsabilidad. Esta preocupación
muy específica sobre la creación de una Fuerza para operar en cuencas fluviales
refuerza la declaración anterior sobre el Amazonas y su papel secundario en la
estrategia de la Armada. Es posible comprender este pensamiento estratégico de
acuerdo con la máxima prioridad de la Armada para el Atlántico Sur, una
prioridad basada en la necesidad de proteger las rutas de transporte marítimo y
apoyar la proyección de poder en posibles conflictos de baja intensidad en
otras regiones (Flores 1990, 25-32).
Para poder
responder a las amenazas del escenario amazónico, las operaciones deben basarse
en pequeños medios y proyectos navales, lo que permitiría a la Armada actuar en
los límites del territorio brasileño. Según el vicealmirante José Obino (1998),
las dificultades para actuar en la región se acentuaron debido al pequeño
número de unidades y la precariedad de los armamentos. Para aumentar las
capacidades operativas en las vías fluviales de la Amazonía, en 1994 se creó el
Comando Naval de la Amazonía Occidental, subordinado al 4º Distrito Naval con
sede en Belém. Asociado con esto, en las preocupaciones en la Política de la Armada con respecto a la
adquisición de nuevos medios de apoyo logístico flotante, aéreo, terrestre,
móvil y de soporte, se destacó la necesidad de que las patrullas operaran con
helicópteros orgánicos integrados y barcos rotativos para vigilar. Los demás
buques podrían actuar independientemente con los Marines o en conjunto con los
buques patrulla (Obino 1998, 121-131).
Además de
su importancia económica, el Amazonas es una región estratégica que permite el
tránsito entre los principales canales fluviales del país en esa región, lo que
posibilita satisfacer las solicitudes logísticas de SIPAM. Para que esto sea
factible, se buscó la modernización de los talleres y la capacidad de atraque
simultáneo, así como un aumento en el número de personal para actividades
industriales. Se prestó especial atención a los siguientes puntos fijos: i) la
Estación Naval de Río Negro, que debe transformarse en una base fluvial con un
dique flotante para reparación, mantenimiento y capacitación; ii) la Base Naval
de Val-de-Cão, que necesitaba ser modernizada en su parque industrial; y iii)
la Estación Naval en Tabatinga para el eventual estacionamiento de barcos, que
también sirve para la capacitación de medios en tránsito. La importancia de
estos puntos fijos se ve reforzada debido a las limitaciones de operar en la
región, considerando la precariedad de los medios para controlar las vías
fluviales –en una región atípica para la Armada– donde las carreteras y
ferrocarriles son casi inexistentes (Obino 1998, 131).
En
general, el dimensionamiento de estas fuerzas en la Amazonía no necesitaría ser
grande. La movilidad naval permite el refuerzo con unidades de otros distritos
navales con barcos y embarcaciones y, si es necesario, con helicópteros. Las
lanchas rápidas de varios tamaños se usarían para ejercicios de vigilancia y
patrullaje en aguas cercanas a puertos e interiores de ríos. Por lo tanto, esto
justificaría la necesidad de proporcionar una fuerza fluvial en el Amazonas
compuesta por patrulleros de la Flotilla del Amazonas. Se entiende, por
supuesto, la importancia de utilizar embarcaciones civiles en las regiones
fluviales para el transporte de personal y material –suministros de combustible
y alimentos–, y embarcaciones más pequeñas para patrullaje y desplazamiento
táctico de fracciones de tropas. En logística, los oficiales de la Armada
también destacan la importancia de usar botes para las instalaciones de
reparación y un pequeño dique flotante. Es esencial garantizar el control y el
acceso a los ríos para movilizar tropas y suministros de transporte, teniendo
en cuenta que hay pocas carreteras y casi ninguna en la región amazónica
(Flores 1990, 33).
4. Conclusión
Con base
en el análisis de las principales perspectivas estratégicas del Ejército y la
Armada de Brasil en relación con la región amazónica en el período posterior a
la guerra fría, las conclusiones se pueden dividir en dos niveles: estratégico
y operativo. En el ámbito estratégico (objetivos políticos de la Defensa
nacional), existe una percepción conjunta de que el fin de la guerra fría no
significó el advenimiento de una “era de paz” en la humanidad, sino el cambio
en las hipótesis del uso de la fuerza. La creciente inseguridad de los
militares brasileños con respecto a la soberanía del país sobre la región
amazónica llevó a la expansión de sus operaciones en esa región, incluso en un
contexto de recursos presupuestarios limitados. Las causas de la intensificación de las acciones estratégicas
en la Amazonía son de origen externo e interno. A escala internacional, la
década de 1980 fue desfavorable para los países en desarrollo como Brasil, que
buscaban un mayor protagonismo como potencias regionales e interregionales,
tanto económica como política y diplomáticamente. Las presiones sufridas por
los gobiernos militares brasileños en relación con el tema de los derechos
humanos, sumadas a las crecientes tensiones que involucran actividades
económicas y militares en la región amazónica (ONG, iglesias, narcotráfico y
disputas fronterizas) condujo a iniciativas como la transferencia de brigadas
del Ejército brasileño a la región y la creación del Comando Naval de la
Amazonía Occidental (1994) para integrar el SIPAM/SIVAM junto con la Fuerza
Aérea.
En el ámbito operativo, la Doctrina Gama del
Ejército, en sus variantes Convencionales y de Resistencia, abogó por la
sinergia con el concepto de proyección de poder de la Armada de los ríos del
interior. Ambas fuerzas vieron la necesidad de combinar una estrategia
defensiva con operaciones defensivas y ofensivas, que varían según las
capacidades del enemigo: mayor ofensividad si el invasor era de un nivel igual
o menor que el brasileño, y la priorización de las operaciones defensivas si el
enemigo tenía indudablemente mayor poder. Las
mayores inversiones realizadas se hicieron para permitir la logística en la
región con el fin de garantizar el control de la tierra, el aire y,
principalmente, el río. De ahí la importancia de la sinergia con la Fuerza
Aérea dentro del alcance de SIVAM y el uso de buques de tiro más pequeños para
transportar tropas, combustible, alimentos y municiones. Como se analizó en el
artículo, las lecciones de la Guerra de Malvinas (1982) impulsaron las
inversiones para satisfacer las necesidades logísticas y de Comando y Control
de las Fuerzas Armadas de Brasil: los helicópteros, radares, Defensa antiaérea
y sistemas de comunicación se convirtieron en una prioridad para obtener mínimo
poder disuasorio en el ámbito de operaciones amazónicas. Por ende, tanto el
Ejército como la Armada, durante la década de 1990, pensaron sus estrategias
con propósitos esencialmente defensivos. Dentro de las hipótesis de conflicto,
se percibe una mayor atención a las amenazas de baja intensidad y los
conflictos fronterizos irregulares, sin descartar la posibilidad de un
conflicto regular contra la presencia militar de otros países de la región.
Mantener la presencia del Estado brasileño en
el Amazonas se ha convertido, cada vez más, en una necesidad en la que la
Armada entendió la importancia del papel del Ejército en la región y por eso su
apoyo logístico patrullando los ríos, con la posibilidad de emplear al Cuerpo
de Marines en operaciones ribereñas. Además de los recursos económicos, el
Amazonas tiene un gran valor estratégico para Brasil, especialmente su
capacidad de moverse desde los principales ríos y sus afluentes. El control de
los ríos permite la movilización de tropas y el transporte de suministros; esta
importancia se intensifica ya que prácticamente no hay carreteras en la región,
por lo que es posible comprender la preocupación de la Armada por garantizar un
fuerte apoyo logístico en los lugares con mayor dificultad en el acceso a la
tierra. En términos generales, cada una de las Fuerzas Armadas ha desempeñado
su papel en la protección de la región. El Ejército y la Armada tienen visiones
estratégicas que se unen de acuerdo con el pensamiento de cada Fuerza, que se
complementa con una estrategia dirigida a la defensa del territorio brasileño.
Apoyos
El
presente trabajo se llevó a cabo con el apoyo de la Coordenação de
Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES), Brasil - Código de
Financiación 001. Es resultado
de la investigación doctoral de los
autores vinculados al proyecto “Pensamiento militar brasileño: estrategia,
política y estructura de fuerza en los siglos XX y XXI”, coordinado por Eduardo
Munhoz Svartman (PPGCP-UFRGS).
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Entrevistas
Entrevista
con el ex ministro de la Armada de Brasil (1990-1992), Almirante-de-Esquadra
Mario Cesar Flores, Río de Janeiro, 15 de julio de 2019.
Entrevista
con el ex ministro de la Armada de Brasil (1995-1998), Almirante-de-Esquadra
Mauro Cesar Rodrigues Pereira, Río de Janeiro, 20 de junio de 2019.
Entrevista
con el ex comandante de la Armada de Brasil (2003-2006), Almirante-de-Esquadra
Roberto de Guimarães Carvalho, Río de Janeiro, 18 de julio de 2019.
Entrevista
con el ex comandante de la Armada de Brasil (2007-2015), Almirante-de-Esquadra
Julio Soares de Moura Neto, Río de Janeiro, 16 de julio de 2019.
Entrevista con el ex comandante de
Operaciones Terrestres del Ejército de Brasil (2005-2006) y ex Jefe de Doctrina
(Tercer Subcomando del Estado-Mayor del Ejército) entre 1995 y 1998, General
Roberto Jugurtha Câmara Senna, mayo de 2020.
Notas
[i] El gran desafío fue preservar y
ampliar las fronteras establecidas por los tratados de Utrecht (1713) y Madrid
(1750), destacando la conquista de Guyana (1809) y su regreso a Francia en 1817
(Tratado de París), la cuestión del oro en Amapá (1895-1900) y del caucho en
Acre (1894-1903) (Mattos 1980).
[ii] Para una descripción y análisis
de la Doctrina de la Guerra Revolucionaria en el Ejército brasileño, ver
Martins Filho (2008).
[iii] Ejemplos son la construcción de infraestructura vial
(la autopista Belém-Brasília, terminada en 1960, y la autopista Transamazónica
iniciada en 1970) y la ampliación de la frontera agrícola y ganadera (Pieranti
e Silva 2007).
[iv] En 1956 se creó el Comando Militar
del Amazonas y en 1969 su sede se trasladó a Manaus (AM).
[v]
En 1978 se
firmó el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA) entre Bolivia, Brasil,
Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname y Venezuela.
[vi] Ha continuado la producción
académica sobre la importancia estratégica de la región para Brasil, que abarca
temas como las propuestas de internacionalización de la región, las
interacciones regionales, las presiones internacionales, la política exterior
brasileña, los escenarios de conflicto, la soberanía cibernética y geopolítica
(Nunes 2015; Gheller et al. 2015; Fuccille 2015; Silva y Ribeiro 2016).
[vii]
Se puede
destacar aquí una posible conflagración con Argentina, hipótesis que perdería
fuerza sobre todo durante la década de 1980.
[viii]
El
objetivo del Proyecto RADAM era llevar a cabo la detección por radar para la
investigación de los recursos naturales en la Amazonía, ampliándose
posteriormente a las demás regiones del país (Serviço Geológico do Brasil
2020).
[ix] Curiosamente, 1987 y 1988 fueron
los años en que Brasil sufrió las represalias del Gobierno de Ronald Reagan por
su Política Nacional de Informática (1984), y en los que compitió con los
Estados Unidos en el mercado de los principales carros de combate en Arabia
Saudita con el EE-T1 Osório (Hurrell 2013; Farnsworth 1987).
[x] La información sobre estas transferencias se ha
tomado de los sitios web de las respectivas unidades.
[xi] 1ª Brigada de Infantería de Selva: http://www.1bdainfsl.eb.mil.br/; 16ª Brigada de Infantería de Selva: http://www.16bdainfsl.eb.mil.br/; 2ª Brigada de Infantería de Selva: http://www.2bdainfsl.eb.mil.br/
[xii] El documento “IP 100-3 bases para la modernización
de la doctrina del empleo de la Fuerza Terrestre en la Amazonía (Doctrina Gama)
- Puerto 054-EME-Res, de 18 de julio de 1997 (1ª ed./1997)” no está disponible
para su consulta pública. Sin embargo, sus hipótesis y directrices pueden inferirse
de documentos y estudios adyacentes elaborados sobre el tema en el período
siguiente, en particular del ECEME.
[xiii] Ex comandante del Comando Militar
de la Amazonía (1994-1998).