DOSSIER de investigación
Investigación colaborativa
Collaborative research: Potential and limitations of
participative social cartography
Dr.
Pablo
Saravia-Ramos. Investigador
del Observatorio de Participación Social y Territorio. Universidad de Playa
Ancha (Chile).
(pablo.saravia@upla.cl) (https://orcid.org/0000-0001-6835-169X)
Lcda.
Débora Vega-Valdés. Investigadora
del Observatorio de Participación Social y Territorio. Universidad de Playa
Ancha (Chile).
(d.vega.valdes@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0002-2446-9343)
Mgtr.
Luis Espinoza-Almonacid. Investigador
del Observatorio de Participación Social y Territorio. Universidad de Playa
Ancha (Chile).
(lespinozaalmonacid@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0003-3525-9605)
Mgtr.
Paulo Gutiérrez-Soto. Investigador del Observatorio de
Participación Social y Territorio. Universidad de Playa Ancha (Chile).
(paugutie@gmail.com) (https://orcid.org/0000-0002-8452-9344)
Recibido: 18/01/2021 – Revisado: 12/04/2021
Aceptado: 25/06/2021 –
Publicado: 01/09/2021
Cómo citar
este artículo: Saravia-Ramos, Pablo, Débora Vega-Valdés, Luis
Espinoza-Almonacid y Paulo Gutiérrez-Soto. 2021. “Investigación
colaborativa
Resumen
En el presente artículo se describen las potencialidades y limitaciones
de la cartografía social participativa a partir de su aplicación en dos
cooperativas de la región de Valparaíso, Chile; la primera, relacionada con la
producción de vino natural y la segunda, dedicada a la comercialización de
productos alimentarios y no alimentarios. En estos ejercicios metodológicos, en
los cuales el mapeo colectivo jugó un rol principal, investigadores y actores
atravesaron cuatro etapas fundamentales: diseño, definición de objetivos,
implementación y análisis. Para alcanzar los resultados fue necesario
desarrollar sesiones presenciales y virtuales, adaptando la metodología no solo
a los requerimientos y dinámicas internas de las cooperativas, sino al contexto
de la pandemia por COVID-19. Al comparar los hallazgos es evidente la importancia
de que las técnicas cartográficas se desarrollen considerando los ritmos y
particularidades de cada una de las organizaciones. Se concluye que la
relevancia de la coconstrucción del conocimiento se basa en la participación
horizontal, el diálogo y la interdisciplina, dimensiones claves para este tipo
de investigación colaborativa. Con este texto se problematiza la vinculación
entre quienes investigan y las organizaciones, a la vez se discute cómo la
aplicación de la cartografía social participativa contribuye al debate sobre la
relación investigación-territorio gracias a su condición colectiva, situada,
dinámica y creativa; bajo tal premisa es posible construir una visión
compartida del territorio.
Descriptores: agroecología; cartografía; cooperativas;
participación; saberes; territorio.
Abstract
The
present article discusses the potential and limitations of participative social
cartography. This evaluation is derived from insights gathered from the use of
this method in research done with two cooperatives in the Valparaiso region in
Chile. The first of them is involved in the production of natural wine, and the
second in the commercialization of foodstuffs and other non-food products. In
these methodological exercises, mapping played a crucial role and during them
both researchers and subjects went through four crucial stages: design,
goal-setting, implementation and analysis. In order to achieve results, it was
necessary to employ a mix of virtual and face-to face encounters, adapting the
methodology not only to the needs and internal dynamics of the cooperatives,
but also to the conditions imposed by the COVID-19 pandemics. When comparing
the different findings it becomes evident that cartographic techniques need to
be adapted to the rhythms and peculiarities of each organization. The text
arrives at the conclusion that the co-building of knowledge must be grounded on
horizontal participation, in dialogue and in the use of interdisciplinary
resources. These are key features in collaborative research methodology. The
article questions the relationships which are established between researchers
and social organizations. At the same time, thanks to its collective, situated,
dynamic and creative condition, it enables a fruitful discussion about the ways
in which participative social cartography can contribute to the debate about
the linkages between research and territory. Only in this way, it seems
possible to build a shared understanding of space.
Keywords: agroecology; cartography; cooperatives; participation;
knowledges; territory.
1. Introducción y estado
de la cuestión
En el presente artículo se
exponen los resultados del diseño, ejecución, análisis
y cierre de dos ejercicios de cartografía
social participativa –en lo adelante CSP– que se construyeron en
conjunto con dos cooperativas de la región de Valparaíso. La primera es la
Cooperativa Vitivinícola del Valle del Marga-Marga (CVM-M), que agrupa a siete
familias de pequeños productores de vino natural en la zona del Valle del
Marga-Marga y Casablanca (Carroza et al. 2019; Cid et al. 2020). Este proyecto
ha recuperado y reproducido una forma natural de hacer vino, sin ningún tipo de
incorporación de insumos externos y en directa conexión con las
particularidades de los territorios donde se encuentran emplazados. Propone
estrategias económicas
El segundo ejercicio fue realizado
con la Cooperativa de Consumo ALMA –en lo adelante CCA– que agrupa a 33 familias
socias, las cuales de manera mensual realizan compras de bienes alimentarios y
no alimentarios a proveedores que mayoritariamente se ubican en un radio
cercano a la región de Valparaíso (Saravia y Rover 2020). Estas familias socias
se concentran casi en su totalidad en la ciudad de Limache, en el interior de
Con este artículo se propone una reflexión y un análisis crítico de las potencialidades, debilidades y brechas metodológicas de
las CSP, a partir de su aplicación en
los dos ejercicios antes mencionados. También se
problematiza sobre el proceso de vinculación con las organizaciones y cómo este tipo de técnicas
contribuyen al debate sobre la relación investigación-
Dicho
territorio lo entendemos como una red de relaciones sociales,
políticas, culturales y económicas que se dan en un espacio-tiempo determinado
(Saravia y Rover 2020). En él se
expresan conflictos, tensiones y disputas que lo cargan de sentidos (Wahren y
García 2014) y que permiten recrearlo y reimaginarlo desde posiciones e
imaginarios que se tensionan en el entramado complejo de las relaciones de
poder. El territorio también es una forma de imaginar y construir nuevas
estrategias de vinculación y reapropiación de la naturaleza, que se expresan en
identidades culturales y estrategias autogestionadas, capaces de movilizar
recursos y potencialidades para satisfacer necesidades, aspiraciones y deseos
(Leff 2005) de las comunidades excluidas por el modelo capitalista dominante. Por
lo tanto, el territorio que se construye a partir del discurso colectivo de las
cooperativas es el reflejo de visiones del mundo y de procesos intersubjetivos
que son parte de las historias y memorias de vida de las personas.
En
definitiva, concebimos el territorio como una construcción integral que permite
una idea síntesis de las múltiples esferas conectadas entre sí que lo componen
y dan forma a un espacio apropiado (Haesbaert 2011; Santos 2000), y también de
las diferentes temporalidades históricas que permiten comprender su devenir.
Por ello entendemos que en un mismo territorio se pueden identificar y recrear
múltiples territorialidades que operan como espacios de refugio socialmente
construidos (Porto-Gonçalves 2009) en relación, conflicto, tensión o pugna con
una comprensión hegemónica del mismo. Se reordenan las correlaciones de
fuerzas, aparecen nuevos liderazgos y formas de lucha, se diseñan estrategias
de relación tanto con el Estado como con los agentes económicos del mercado. Es
decir, el mapa imaginado, real y proyectado se ordena con nuevas jerarquías y
prioridades en constate disputa. Comprender el territorio desde una perspectiva
de trabajo en red supone entenderlos como el resultado de experiencias
discontinuas a nivel espacial pero superpuestas y unidas (Haesbaert 2011) por
lazos de cooperación, historias comunes de resistencias y opresiones,
reproducción de prácticas no deseadas –violencias, machismos, cooptación,
utilización política, etc.–, conflictos o negociación y formas de estar y ser
en el mundo. Por lo tanto, el territorio lo concebimos como el resultado del
diálogo y el trabajo mancomunado que se traduce en puntos en común y elementos
diferenciadores.
En este marco, las CSP constituyen una
herramienta que permite a las organizaciones y los
Relacionado con lo
anterior, la clásica díada entre la teoría y la práctica ha sido objeto de una
profunda revisión por parte de las metodologías colaborativas/participativas. A
partir de aquí se han mostrado las profundas limitaciones, para efectos de
comprender la complejidad de un problema o pregunta determinada y sus
relaciones contextuales, que supone pensar el ejercicio contemplativo por fuera
o separado de la acción política. También han permitido observar las fronteras
que supone tener una acción política sin momentos o espacios de reflexión sobre
las propias acciones. La complejidad de asumir este desafío impacta tanto a los
marcos teóricos que estamos construyendo como a los existentes y en la forma en
la cual responden a una realidad amplia de la vida y no solamente a tradiciones
específicas de generación de conocimiento.
El desafío consiste en
repensar
Otro aspecto a tener en
cuenta tiene que ver con el papel educativo y los efectos de la reproducción
del conocimiento acumulados.
Mientras la
investigación convencional reproduce una lógica orientada a la acumulación de
conocimiento y a la despolitización de su ejercicio, la
colaborativa/participativa propone entender la generación de conocimiento como
parte de una estrategia de transformación sociocultural y que propicia un
diálogo horizontal. Es decir, tienen por objetivo final contribuir a
transformar una realidad socioterritorial determinada (Fals Borda 1979). Esto
se realiza por medio de la dinamización de un diálogo articulado en varios
canales y velocidades. Por esto, problematizar sobre la forma de comunicar los
resultados y avances que generan estos ejercicios investigativos es otra de las
dimensiones que hay que tener en cuenta. El lenguaje como el formato y el medio
utilizado determinan los alcances comunicacionales de estas actividades, por lo
mismo deben tener en cuenta diversos formatos y estrategias de comunicación,
que se adaptan tanto a las necesidades y demandas de los territorios, así
La investigación colaborativa se
comprende en un marco de acción activa de los sujetos implicados, por un lado,
los investigadores y por otro los actores sociales (Bringel 2015). Ambos tienen
un rol central, y es a partir de una dialéctica –de prácticas y conocimientos–
constante entre estos sujetos que se coconstruye el proceso de investigación y
de transformación. Se entiende que la investigación es un proceso de carácter
implicativo para los equipos que la ejecutan (Villasante 2006), donde toda
praxis se pone en cuestionamiento, de modo que el proceso de coconstrucción pueda
orientar los para qué de la
investigación y los cómo. Esto es clave porque quien lleva a cabo una
investigación suele estar del lado de quien define el problema (Hernández
2010). Este ejercicio de orientación del poder resulta uno de los principales
desafíos del equipo de investigación. Ello supone ir cuestionándose los roles y
acciones investigativas, de modo que surja la coconstrucción del proceso entre
investigadores y actores.
Un elemento clave aquí es el
conocimiento. En la investigación colaborativa se entiende que el conocimiento
y sus objetivos quedan definidos por los propios actores, son ellos quienes
establecen el para qué del
mismo en torno a sus intereses y prácticas locales. El conocimiento visto como
dialéctica constante desde los propios actores representa un ejercicio de
transformación en sí mismo, puesto que cuestiona los estatus iniciales en que
se encuentran las comunidades, por tanto, cumple un rol de impulso
transformador. En la práctica es lo que se denomina “diálogos de saberes” (Sousa
Santos 2006), y lo que permite a los actores analizar de manera crítica sus
prácticas y que generen otras nuevas a partir del ejercicio cartográfico.
Finalmente es importante entender
que el rol de los equipos de investigación, comunidades académicas y
universidades se reorienta en torno a estos giros epistemológicos y
metodológicos en la investigación. Se entiende que la investigación basada en
CSP, en el marco del diálogo de saberes, constituye una forma de extensión en
sentido contrario al rol histórico de las universidades (Sousa Santos 2005),
ahora es desde el actor que se trabajan conocimientos, se analizan y reorientan
y dialogan con otros actores.
2. Materiales y métodos
Contexto epistemológico de la
propuesta metodológica
La propuesta de trabajo se sustenta
epistemológicamente en un enfoque que pone en cuestión la idea de sujeto y
objeto en las ciencias sociales. En efecto, el sujeto como cognoscente desde la
perspectiva positivista en las ciencias no es tal desde este enfoque
epistemológico. Primero, porque no existe tal realidad como ha demostrado la
crítica epistemológica desde finales del siglo XX (Santos 2006); y segundo,
porque cada realidad existe en función del actor que participa. Entendemos que
la realidad se construye colectivamente, no somos solo observadores del mundo,
el mundo nos observa también. Este cambio sustancial en las ciencias sociales
incorpora otras esferas que habían sido dejadas de lado en la investigación.
Nos damos cuenta de que
El fin último del conocimiento
también es puesto en construcción, quienes definen el para qué son los sujetos que coconstruyen sus
Puntos en común y distinciones. La metodológica de la CSP
Este proceso de investigación
colaborativa estuvo precedido por un trabajo de vinculación entre el equipo universitario interdisciplinario
–en lo adelante EUI–, conformado por profesionales de la sociología, la geografía
y el diseño. Posteriormente a
este grupo se sumaron miembros de la coordinación de los colectivos participantes
en el estudio, dando origen al equipo motor –a partir de aquí se nombrará EM–,
que acompañó el desarrollo del ejercicio cartográfico. El acercamiento previo
produjo un clima de confianza que facilitó el trabajo colaborativo con miras al
fortalecimiento del proyecto político de ambas cooperativas.
Fases del diseño metodológico de CSP
El trabajo colaborativo se realizó a
partir de un conjunto de talleres colectivos organizados en cuatro grandes
etapas: diseño, implementación, análisis y
Tabla 1. Hoja de ruta metodológica.
Etapas de los ejercicios cartográficos
Etapas metodológicas |
Cooperativa
Vitivinícola Marga-Marga |
Cooperativa de consumo
ALMA |
Diseño |
2 sesiones colectivas: a.
Reunión presencial para definir la propuesta de mapeo. b.
Diálogo de consensos en torno a dos preguntas ¿por qué y
para qué mapear nuestra organización? |
2 sesiones colectivas: a.
Reunión presencial con equipo motor para establecer
objetivos de la cartografía. b.
Diálogo para consensuar los productos de la cartografía. |
Implementación |
2 sesiones colectivas y actividad
de terreno: “Construcción de mapeos colectivos”. a.
Mapeo del contexto espacial, conflictos y amenazas. b.
Mapeo de recursos, infraestructura y potenciales. |
3 sesiones colectivas:
“Construcción colectiva de mapa de redes” a.
Coconstrucción colectiva de la iconografía de la
cartografía. b.
Mapeo de redes y relleno del círculo concéntrico sobre
vínculo y cercanía al proyecto político. |
Análisis |
Sesiones internas de
sistematización y síntesis del conjunto de insumos. 1 sesión colectiva de validación,
consulta y nuevas aperturas. |
Sesiones internas de
sistematización y síntesis del conjunto de insumos. 1 sesión colectiva de validación,
consulta y nuevas aperturas. |
Cierre y proyecciones |
Sesión de cierre: reflexión
final, validación de materiales y proyecciones de trabajo conjunto. |
Elaboración propia.
Las etapas generales del proceso
metodológico se describen de la siguiente forma.
Etapa 0, reuniones preparatorias de trabajo: el EUI se reunió para
valorar las posibles características de la aplicación de la técnica, se
distribuyeron las responsabilidades y se definió un objetivo para trabajar en
la primera sesión. Se realizaron reuniones con actores claves de las
organizaciones para tantear la ruta del mapeo a partir de los intereses del
colectivo y de las potencialidades que ofrece esta técnica.
Etapa 1, toma de acuerdos: delimitación de
objetivos, escalas y procedimientos logísticos. Constitución del EM. En el caso
de CVM-M, se realizaron reuniones de trabajo de evaluación, presentación de
propuesta sobre la cartografía y toma de acuerdos. Se desarrolló sobre tres
preguntas
Etapa 2, implementación de los ejercicios
cartográficos: se trabajaron uno o más de objetivos, dependiendo de su tipo y
alcance. Esto también estuvo sujeto a la dinámica de participación de las
sesiones y de cada colectivo. En el caso de la CVM-M, esta etapa contempló dos
sesiones. La primera consistió en un ejercicio de ubicación espacial de los
lugares donde trabaja y se desplaza la cooperativa, por medio de un mapa base.
Esto permitió identificar los elementos geográficos más representativos del
territorio rural y urbano circundante a los sitios de producción viñatera.
Además, se desarrolló un diálogo sobre los procesos socioespaciales
conflictivos y las amenazas externas que han afectado el desarrollo de la
cooperativa. Durante la segunda reunión se llevó a cabo un mapeo de recursos,
infraestructura y potencialidades de la cooperativa, enfatizando las
características de las actividades anuales del proceso de la producción
agroecológica de la uva y la vinificación.
Para la segunda etapa del ejercicio
cartográfico, junto con la CCA se extendió la invitación a quienes integran la
organización para la coconstrucción del mapa de redes. El objetivo fue
identificar los distintos actores, organizaciones e instituciones con las que
la cooperativa se relaciona de forma cotidiana. A partir de aquí se procedió a
la confección participativa de la iconografía para cada grupo señalado, los
cuales fueron posteriormente identificados espacialmente en la primera capa de
la cartografía. Luego de esta segunda sesión no pudimos reencontrarnos de
manera presencial producto de la emergencia sanitaria por el COVID-19, lo que
nos obligó a reformular la metodología y a realizar encuentros virtuales. El
trabajo de gabinete también se trasladó a la modalidad online, evaluando la
última sesión presencial y planificando su continuidad en las condiciones
sanitarias coyunturales.
Durante una tercera sesión virtual
con la CCA se validó la información recogida en la última reunión presencial,
completando el mapa de redes a través de la identificación espacial de cada uno
de los actores anteriormente mencionados. Esta representación se complementó
con la creación de un gráfico de círculos concéntricos, que plasmó, a través de
categorías coconstruidas junto con miembros de la CCA, el tipo de vínculos
existentes de acuerdo con la naturaleza de la relación que cada una de las
organizaciones o personas tiene con la organización. En una cuarta sesión
–segunda en modalidad virtual– se completó este gráfico, dividiendo los
participantes en dos grupos, esta acción contó con el acompañamiento del EUI.
Etapa 3, segunda parte de la implementación: se validó lo
sistematizado en las sesiones anteriores y se abrió un espacio de trabajo para
abordar una segunda o tercera capa, o cerrar algunas inquietudes derivadas de
los encuentros anteriores. En el caso de la CVM-M se realizaron sesiones
internas de trabajo para la sistematización, elaboración y síntesis del
conjunto de insumos del proceso de mapeo participativo y la generación de mapas
temáticos; así como la construcción posaplicación de la iconografía e hitos
ilustrados y relatos del discurso a modo de contenidos síntesis. Los
subproductos realizados fueron tres tipos de mapeos denominados “Territorios en conflicto”, “Un territorio de buenos vinos y esperanza”
y “Un territorio soñado”, los cuales se incluyeron en un mapa final que
contribuyó a la creación del Atlas
Ilustrado Territorios Rurales. Regiones de Ñuble, Maule y Valparaíso, Chile.[ii]
Además, se desarrolló una quinta
sesión –la tercera online junto con la CCA– de validación de la
información levantada en reuniones anteriores, en torno a la coconstrucción del
mapa de redes y el gráfico de círculos concéntricos. Lo anterior se vio
complementado con el análisis de los facilitadores y obstaculizadores en el
trabajo interno de la organización. El encuentro finalizó con una lluvia de
ideas para la materialización de las tareas desarrolladas durante el ejercicio
cartográfico.
Etapa 4, cierre y validación global: se
decidieron los grandes trazos de la labor futura que puede contemplar nuevas
aperturas o el cierre final de la técnica. Para el caso de la CVM-M, existió la
complementariedad de, al menos, dos tipos de formatos gráficos de salidas. Uno
como mapas temáticos de síntesis, con una perspectiva de amplitud de
información en formato libro –el atlas ilustrado mencionado anteriormente– y
otro más dúctil, como el mapa tipo pendón que permite más versatilidad para
diferentes momentos de intercambio y visibilidad de la cooperativa. Tanto antes
como después de esta etapa se realizó una sesión colectiva de validación,
consulta y nuevas aperturas.
Para el caso de la CCA, la cuarta y
última etapa se desarrolló en una sexta sesión presencial, donde se hizo una
retroalimentación final del mapeo y del gráfico de círculo concéntrico
anteriormente trabajados. Esto fue concretado en un material portátil
denominado “maletín” diseñado en conjunto con los integrantes de la CCA al
cierre de la quinta sesión –cuarta virtual–. Este material es la concreción de
la idea de cómo el conocimiento se transforma en un artefacto del cual se
apropia la organización y lo integra como una herramienta de trabajo. Este
maletín tuvo la particularidad de tener dos puertas, con dos fondos
magnetizados en cada una, con mapas de Limache y la región de Valparaíso por un
lado y la figura del círculo concéntrico por otro, sobre los cuales se colocó
la iconografía coconstruida y en medio una pizarra blanca para el trabajo
colectivo y uso cotidiano de la cooperativa. Este material permite que la CCA
pueda actualizar la información a través del uso y diseño de nuevas figuras
magnetizadas.[iii]
3. Análisis y resultados
Tanto la investigación acción
participativa, la investigación militante como la tradición de la educación
popular han sido nichos de problematización creativa sobre los procesos de
investigación, el sentido de sus ejercicios y la utilidad/uso que tiene la
sistematización de conocimientos. Estas perspectivas han puesto en debate las
definiciones de la investigación convencional/extractivista/privatizadora, al
mismo tiempo que proponen nuevas formas de generación de conocimiento e
intercambio de saberes. Los ejercicios cartográficos que aquí se analizan
constituyen una evidencia de esta transformación, a la vez que operan como una
especie de advertencia de
Hacia diseños y aplicaciones adaptadas y flexibles que
Con relación a los diseños
metodológicos aplicados en ambos procesos, podemos destacar que en cada uno de
ellos el punto de partida fue la definición compartida de una pregunta o
sentido de investigación. Se trató de una participación negociada y
consensuada, que dio paso a una implementación futura, donde los niveles y
sentidos de la participación se fueron profundizando, en lo que llamamos
diálogo de consensos que se encaminan hacia procesos de coconstrucción de
Para el caso de la CVM-M era
fundamental abrir el diseño y la implementación de la técnica a la posibilidad
de generar un espacio de construcción
A pesar de las diferencias en el
diseño metodológico y en la implementación de ambos ejercicios cartográficos,
el patrón común que unió a ambos fue la centralidad que tuvo el principio de
coconstrucción y trabajo colaborativo en todas las etapas. Tales fundamentos
permitieron la participación activa de las personas que asistían a los talleres
y la convicción de que, a pesar de las dificultades, era necesario completar
las etapas trazadas hasta cerrar el proceso.
Productos inconclusos, en desarrollo y dinámicos
En términos de la materialidad que
adquieren ambos ejercicios cartográficos, existen diferencias que se explican
por los diferentes objetivos que persigue cada uno. Para el caso de la CVM-M,
la construcción de una primera imagen tenía que ver con la localización de los
productores de la cooperativa. Esto permitió saber dónde se ubican los viñedos,
bodegas, las referencias de los caminos, cursos de agua, límites comunales,
relieves y zonas urbanas. Además, se pudo identificar las diferentes cepas que
cada uno de los productores cultiva.
En
términos espaciales las unidades productivas se ubican tanto en el Valle del
Marga-Marga como en la zona de Casablanca. Esta diversidad de espacios y de
cepas no ha impedido reproducir un trabajo cooperado que “respeta la autonomía en la producción de
los vinos naturales, las cepas por familia y el trabajo solidario entre los
cooperados” (agricultor, Taller cartográfico n.º 1, 2018). Se conjugan
con ello las peculiaridades de los procesos productivos de cada familia, con un
sentido del trabajo colectivo y basado en la cooperación. Una vez determinada
la ubicación espacial de los socios de la cooperativa, el ejercicio
cartográfico se abocó a la identificación de dos grandes dimensiones. Por un
lado, los beneficios y potencialidades y, por otro, los conflictos y amenazas
que los actores y actoras identificaron en el territorio.
Figura 1. Mapa cartográfico, beneficios y potencialidades de
la CVM-M
Elaboración propia.
Pensar las prácticas económicas como
un camino que se sostiene en el respeto de nuevas dinámicas basadas en la
defensa de la vida es un principio político fundamental de esta experiencia, ya
que representa un punto de partida desde donde se piensan económica y
territorialmente. Paralelamente a esta dimensión, también se presentó con fuerza
otra vinculada al tema de los procesos
Por lo tanto, la generación de esta
práctica económica se adecua a las características socioterritoriales propias
de las comunidades que la habitan. Además, constituyen el resultado de una
serie de condiciones naturales propias de ese territorio, por ejemplo: la
influencia marítima, la presencia del bosque nativo, la temperatura, los
índices de humedad y cómo todas estas variables condicionan las características
vitivinícolas. Es decir, el vino que produce la CVM-M es el resultado de un
territorio socialmente construido y agrobiogenético particular que lo hace
diferente y único, pero también lo convierte en un reflejo de las condiciones
actuales del lugar donde se
Figura 2. Mapa cartográfico,
conflictos y amenazas de la CVM-M
Elaboración colectiva.[iv]
Además de estas potencialidades, los
cooperantes pudieron identificar una serie de conflictos y amenazas que están
afectando la producción de vino natural en sus territorios, tal como se muestra
en la figura 2. Las amenazas más relevantes mencionadas tienen que ver con las
condiciones generales en las cuales se produce el vino en un país como Chile,
que presenta una fuerte economía neoliberal. Esto está en directa relación con
el peso de la industria convencional del vino que presiona los precios, sobre
todo en lo referido a la venta de uva, controla los canales de comercialización
y se expande reproduciendo e impactando de manera negativa con sus prácticas agronómicas
convencionales, fundamentalmente en lo referido al uso de agrotóxicos: “existe un cerco de la industria
vitivinícola en la generación de redes de comercialización de los pequeños
productores de vino natural […], desvalorización del precio de la uva por parte
de la industria a los pequeños productores” (agricultora, Taller
cartográfico n.º 2, 2019). Es decir, se observan dos modelos en tensión
claramente diferenciados, que tienen objetivos y horizontes políticos muy
diferentes. Mientras el de la industria convencional del vino lo produce y
comercializa según las necesidades y requerimientos de un mercado externo al
cual hay que conquistar, la producción de vino natural de la CVM-M lo hace
según las condiciones y características propias de su territorio de referencia,
su objetivo es poder reconstruir y reimaginar nuevas relaciones territoriales,
tal y como se puede observar en el atlas ilustrado mencionado en el apartado
anterior.
Otro grupo de amenazas se refiere a
los factores y/o dimensiones socionaturales, –la escasez hídrica, plagas de
avispas, especies introducidas e incendios– muchas de las cuales están directa
o indirectamente asociadas al tema del acceso al agua. Esto último constituye
uno de los desequilibrios medioambientales más críticos de la región y del
país, y se explica en gran medida por la concepción privada sobre la tenencia y
gestión de este recurso natural que impera en Chile desde la década de los 80.
Gran cantidad de investigaciones y acciones territoriales de los movimientos
sociales han buscado, entre otras cosas, visibilizar esta problemática para
advertir sobre la gravedad del principio que subyace a la realidad hídrica
regional. Finalmente, dentro de los conflictos identificados por quienes
integran la CVM-M están todos aquellos que se derivan del modelo de desarrollo
adoptado por el neoliberalismo en Chile, entre los cuales destacan trazado
eléctrico, oleoducto, gasoducto, expansión urbana y los incendios periurbanos
Todas y cada una de las
desavenencias detectadas son el resultado de una matriz de desarrollo que fue
pensada y ejecutada sin la participación de los
Por el contrario, en el caso del
ejercicio cartográfico de la CCA el objetivo estaba fuertemente determinado por
el tema de las redes y la necesidad de identificar la malla de relaciones que
la cooperativa tenía hacia fuera de la organización, como se evidencia en la
figura 3.
Figura 3. Mapa de redes de
Cooperativa de Consumo Alma
Elaboración colectiva.
También
en la figura 3 se observa en la figura 3, la CCA concentra la mayoría de sus
relaciones con organizaciones, personas e instituciones cercanas a ella y
ubicadas casi todas en la ciudad de Limanche, en segundo lugar, con las que se
encuentran en la misma región y son mucho más escasas las que establece con
aquellos grupos de otras zonas del país. Se trata de un proyecto que, apuesta
por las vinculaciones locales e inmediatas, muchas de las cuales además
reproducen tanto la función de proveer y producir, como la de socia de la
cooperativa. Lo local adquiere un sentido de funcionamiento, pero también se
sostiene sobre fuertes relaciones de confianza y cercanía que están asociados
han podido ir construyendo a lo largo del proyecto.
Esto último se refleja claramente en
la figura 4, mapa que fue coconstruido con las personas que integran esta
cooperativa. Las organizaciones e instituciones que se identificaron durante el
ejercicio cartográfico fueron luego ubicadas en la figura 4 según el tipo de
actoría y el vínculo que tenían con la cooperativa y colocadas en el centro.
Las dimensiones siguientes ordenan las actorías son: intermediarios, personas u
organizaciones que intermedian la relación entre la producción y el consumo;
educación, instituciones u organizaciones relacionadas fundamentalmente con el
tema educativo; empresa, instituciones representativas del mundo privado;
gobierno local, representantes o reparticiones locales del Estado; organización
social, colectivos y agrupaciones de diversa índole y productores, personas o
agrupaciones de personas dedicadas a la producción de algún tipo de producto
alimentario y no alimentario.
Figura 4. Mapa concéntrico
Cooperativa de Consumo Alma
Elaboración colectiva.
En relación con los vínculos, se
coconstruyeron cuatro categorías que hacen referencia a los diferentes tipos de
relaciones o conexiones existentes o identificados entre las actorías y
organizaciones y la cooperativa:
a) vínculo cooperación: franja más
cercana al centro, se caracteriza por tener una relación frecuente y cercana
con el proyecto político de la cooperativa.
b) vínculo intencional: en este caso
existe una relación ocasional con la cooperativa, pero es cercana al proyecto
político de ALMA.
c) vínculo subsidiario: en este tipo
de vínculo la organización y/o persona tiene una relación frecuente con ALMA,
pero está lejos de su proyecto político.
d) vínculo latente: franja más
lejana al centro, el vínculo se caracteriza por tener una relación ocasional
con la cooperativa y además está lejos de su proyecto político.
Como se observa en la figura 4, la
mayor parte de las actorías con las cuales la cooperativa tiene algún tipo de
relación o vínculo están presentes en la dimensión producción, lo que se
explica por la propia naturaleza del trabajo de esta cooperativa, enfocado
fundamentalmente en la distribución a productores alimentarios y no alimentarios.
Además, resulta interesante observar la distribución interna dentro de esta
categoría, donde la mayoría de las relaciones se ubican dentro de la franja
definida como vínculo cooperación. Incluso la ubicación de cada uno de las
actorías dentro de ese espacio no es homogénea, ya que el ejercicio de
posicionamiento permitió que los participantes diferenciaran entre los que
están más cerca del centro y los que están más próximos a la siguiente
categoría. En este caso, el criterio de ubicación tiene que ver con que
aquellos actores cercanos al centro cumplen tanto la función de
productores/proveedores como de socios de la cooperativa. Es decir, el proyecto
cuenta con un núcleo “fuerte” de personas que no solo tienen una relación de
compra y venta con el proyecto, sino que son actores económicos en calidad de
proveedores y de consumidores a la vez.
En las dimensiones donde se observa
una menor densidad de actorías, destaca que existe una baja o nula vinculación
con el mundo empresarial o privado. No existe una relación frecuente, ni
tampoco una cercanía con el proyecto político de la cooperativa, por lo que se
trata de enlaces exclusivamente de tipo instrumental. Se observa igualmente una
escasa relación con el aparato estatal, solo se identifica la Municipalidad de
Valparaíso, que a su vez se ve como lejana al proyecto político. Por último,
dentro de las dimensiones menos densas, llama la atención la poca
identificación de organizaciones y/o colectivos con los cuales está asociada la
CCA. En esta baja densidad sobresale la relación con la Cooperativa Orígenes y
la Cooperativa Las Palmas, agrupaciones que se ven cercanas y con las cuales se
han compartido ciertas conexiones concretas –compras en conjunto de
determinados alimentos–, debido a la similitud de sus trayectorias y objetivos.
La falta de asociación densa con
otras organizaciones puede ser comprendida como una debilidad, en el sentido de
que la cooperativa no parece haber desarrollado con fuerza una política o
acciones intencionadas en relación con la vinculación con pares o grupos que
pudiesen fortalecer su trabajo interno, o generar espacios colaborativos para
elaborar en conjunto. Si tomamos este último dato y lo relacionamos con la
distribución de la dimensión productiva antes referida, obtenemos un mapa
general donde la fuerza de la vinculación del proyecto está volcada hacia el
interior de sus actores y actoras y no tanto en la idea de conexión hacia afuera.
4. Discusión y conclusiones
El trabajo cartográfico
participativo, con un sentido transformador, requiere que se construya sobre la
base de la confianza y el reconocimiento mutuo entre quienes ejercen el rol de
investigadores y quienes se posicionan como sujetos de investigación. Además,
es necesario avanzar hacia un modelo que entienda la investigación como un
ejercicio de coconstrucción, en el cual las posiciones de las partes sean
integradas armónicamente desde una lógica de participación más horizontal,
donde el diálogo, la participación y la colaboración son claves para este tipo
de investigación colaborativa.
Alcanzar esta posición de confianza
y de coconstrucción toma tiempo y requiere escucharse y reconocerse sin las
imposiciones de los tiempos académicos y las bases materiales/económicas que
viabilizan los ejercicios investigativos. Por esto, se trata de un tipo de
investigación que se cocina a fuego lento y que impone un ritmo no lineal y
progresivo, sino más bien un ajuste circular y en forma de espiral, donde
reconozcamos como parte del proceso los avances, pero también los retrocesos y los
momentos de quietud, así consta en la figura 5.
Figura 5. Diagrama del proceso de
investigación colaborativa
Elaboración colectiva.
Esfuerzos de esta naturaleza también
necesitan de un quiebre
Del lado de las potencialidades de
los ejercicios cartográficos, una de las más relevantes tiene que ver con que
es una técnica que permite la coconstrucción sobre la base de un diagnóstico
común por medio de un proceso colectivo. Como hemos sostenido, este requiere
generar confianza y afecto entre las partes, dimensiones que son relevantes a
la hora de construir lecturas transparentes y certeras respecto a los problemas
y procesos por los cuales está transitando una agrupación determinada. Pero
también el valor de la confianza, sostenida sobre la base del trabajo
colectivo, permite reproducir relaciones de reciprocidad donde los beneficios y
las responsabilidades sean compartidas.
Los ejercicios de mapeos
participativos y de investigación colaborativa contienen etapas intermedias que
permiten la continuidad de otros procesos colectivos e individuales, que se
ponen al servicio de momentos de construcción territorial, profundizando en la
reflexión crítica grupal sobre nuestras realidades y permiten trazar diversos
horizontes de acciones y transformaciones. Además, son dinámicos y creativos no
solo en su estructura y diseño, sino también en el diseño e implementación de
materiales. Esto quiere decir que los procesos de investigación de este tipo no
se cierran con un artefacto determinado y su entrega a un colectivo, más bien
ellos mismos deben ser capaces de contener, en su naturaleza y forma, la
posibilidad de incluir cambios y adaptaciones según los procesos de
metamorfosis que experimenten.
La idea de materiales fijos y
Por otra parte, este tipo de
ejercicios de investigación también son oportunidades para construirse
críticamente, en relación con quienes forman parte de sus propias comunidades,
como también con quienes mantienen vínculos de trabajo y de confianza. Por lo
tanto, no son ejercicios de autocomplacencia que solo nos hacen ver lo grandioso
de nuestro trabajo, son oportunidades de aprendizaje sobre aquello que no
hacemos tan bien o sobre las dimensiones que faltan por abordar y
Apoyos
Esta investigación es
resultado de los proyectos “Fondecyt de Iniciación n.º 11170232” y “Fondecyt
Regular Nº1190020”, subvencionados por la Agencia Nacional de Investigación y
Desarrollo (ANID) del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e
Innovación de Chile.
Referencias
Bailly, Antoine, Alejandro Salazar y Andrés Núñez. 2018. Viaje por la geografía. Una geografía para
el mundo. Una geografía para todo el mundo. Santiago: Ril Editores.
Balcazar, Fabricio. 2003. “Investigación acción
participativa (iap): aspectos conceptuales y dificultades de implementación”. Revista Fundamentos en Humanidades 4
(7/8): 59-77. https://www.redalyc.org/pdf/184/18400804.pdf
Bringel, Breno y Renata Versiani. 2016. “A pesquisa
militante na América Latina hoje: reflexões sobre as desigualdades e as
possibilidades de produção de conhecimentos”. RDDA Universidad de São Paulo 3 (3): 474-489. https://dx.doi.org/10.11606/issn.2319-0558.v3i3p474-489
Bringel, Breno. 2015. “Fronteiras difusas: movimentos
sociais, intelectuais e construções de conhecimentos”. En Ciência e Política: memórias de intelectuais, organizado por Marco
Antonio Perruso y Mônica da Silva Araújo, 57-69. Río de Janeiro: Mauad.
Caballero, Javier, Pedro Martín y Tomás Villasante. 2019.
“Debatiendo las metodologías participativas: un proceso de ocho saltos”. Revista Empiria 44: 21-45. https://orcid.org/empiria.43.2019.25350
Carroza, Nelson, Pablo Saravia Ramos, Beatriz Cid Aguayo,
Débora Vega Valdés y German Astroza Gutiérrez. 2019. “Diversidades económicas
en la región de Valparaíso-Chile: Hacia la comprensión de ‘otras’ formas
posibles de desarrollo territorial”. Revista
Brasileira de Gestâo e Desenvolvimiento Regional 15 (5): 109-127. https://bit.ly/3qvZfAJ
Cid, Beatriz, Eduardo Letelier, Pablo Saravia y Julien
Vanhulst. 2020. “Terroir y territorio: casos de la pequeña vitivinicultura en
el centro sur de Chile”. Revista Urbano
23 (42): 112-123. https://dx.doi.org/10.22320/07183607.2020.23.42.09
Fals Borda, Orlando. 1979. El problema de cómo investigar la realidad para transformarla.
Bogotá: Tercer Mundo.
Freire, Paulo. 1985. Pedagogía
del oprimido. Montevideo: Tierra Nueva.
Haesbaert, Rogerio. 2011. El mito de la
desterritorialización: del “fin de los territorios” a la multiterritorialidad.
México: Siglo XXI.
Hernández, María Dolores. 2010. Antes
de empezar. Madrid: Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio
Ambiente Sostenible.
Hinkelammert, Franz, y Henry Mora. 2014. Economía, vida humana y bien común. 25 gotitas de economía
crítica.
San José: Editorial Arlekín.
Leff, Enrique. 2005. “La geopolítica de la biodiversidad y
el desarrollo sustentable. Economización del mundo, racionalidad ambiental y
reapropiación social de la naturaleza”. Revista
OSAL CLACSO 17: 263-273.
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/reggen/pp12.pdf
Porto-Gonçalves, Carlos. 2009. “De Saberes y de Territorios:
diversidad y emancipación a partir de la experiencia latino-americana”. Polis,
Revista Latinoamericana, 22: 121-136.
http://journals.openedition.org/polis/2636
Santos, Milton. 2000. La naturaleza del espacio. Técnica
y tiempo. Razón y emoción. Barcelona: Editorial Ariel.
Saravia, Pablo, y Óscar Rover. 2020. “Redes de cooperación para la comercialización de alimentos agroecológicos: miradas sobre dos experiencias en Brasil y Chile”. En Cooperaçâo e Desenvolvimiento Rural. Olhares sul americanos, compilado por Fábio Búrico, Oscar Rover y Rodrigo García, 135-148. Florianópolis: Letras Contemporáneas.
Sousa Santos, Boaventura. 2005. La universidad en el
siglo XXI. Para una reforma democrática y emancipadora de la universidad.
México: UNAM / CEIICH.
Sousa Santos, Boaventura. 2006. “Para una sociología de las
ausencias y una sociología de las emergencias”. En Sociología y el conocimiento a través de fronteras, editado por
César Barrera, 13-41. Porto Alegre: Tomar Editorial.
Sousa Santos, Boaventura. 2013. Descolonizar el saber, reinventar el poder. Santiago: Lom
Ediciones.
Sousa Santos, Boaventura. 2019. El fin del imperio cognitivo. La afirmación de las epistemologías del
Sur. Madrid: Editorial Trotta.
Villasante, Tomás. 2006. Desbordes
creativos. estilos y estrategias para la transformación social. Madrid: Los
Libros de la Catarata.
Wahren, Juan, y Luciana García. 2014. “Campesinado, territorios
en disputa y nuevas estrategias de comercialización de la producción campesina
en Argentina”. Veredas: Revista del Pensamiento
Sociológico, 28: 297-342. https://bit.ly/360VmKt
Notas
[i] Los
talleres de diagnóstico se realizaron posterior al acuerdo inicial con los
actores, y se utilizó la lluvia de ideas como técnica central. Para los mapeos
se usó iconografía definida por los propios actores. Finalmente, los talleres
creativos consistieron en un encuentro donde los actores definieron las
proyecciones del trabajo y los materiales finales para construir todo el
proceso cartográfico.
[ii] Disponible en www.otraseconomias.cl, acceso el 10 de junio
de 2021.
[iii]
Todo el material producido en estos ejercicios es de libre acceso para las
personas de los colectivos y
de acceso público en algunos casos.
[iv]
Varios
mapas de este estudio fueron construidos en conjunto entre el equipo de
investigación y las personas que participaron de la cartografía, de ahí la
expresión “elaboración colectiva”.