Grupos
económicos, redes corporativas y think tanks. El caso del Centro de Estudios Públicos en Chile
Economic groups, corporate networks and think tanks. The case of the Centro de Estudios Públicos in Chile
Dr. Juan Jesús Morales-Martín. Docente investigador. Escuela de Sociología, Universidad
Católica Silva Henríquez (Chile).
(jmoralesma@ucsh.cl)
(https://orcid.org/0000-0002-0616-0449)
Lcdo. Martín Alfonso Videla-Rocha. Investigador. Núcleo de Investigación en Ideas, Intelectuales e
Instituciones, Universidad Católica Silva Henríquez (Chile).
(mvidelar@miucsh.cl) (https://orcid.org/0000-0002-8655-472X)
Lcdo. Roberto Ibacache-Monasterio. Investigador. Núcleo de Investigación en Ideas,
Intelectuales e Instituciones, Universidad Católica Silva Henríquez (Chile).
(ribacachem@miucsh.cl) (https://orcid.org/0000-0002-8632-0333)
Recibido: 15/01/2023 • Revisado: 18/04/2023
Aceptado: 16/06/2023 •
Publicado: 01/09/2023
Cómo citar este artículo: Morales-Martín, Juan Jesús, Martín Alfonso Videla-Rocha y Roberto
Ibacache-Monasterio. 2023. “Grupos económicos, redes corporativas y think tanks. El caso del Centro
de Estudios Públicos en Chile”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 77: 29-53.
https://doi.org/10.17141/iconos.77.2023.5861
Resumen
En este artículo se examina el
despliegue del poder empresarial en Chile en el espacio concreto del Centro de
Estudios Públicos (CEP). Según datos del año 2021, son 79 las empresas,
personas jurídicas y personas naturales que aportaron una donación anual a esta
institución. Esta cifra de donantes motiva el objetivo principal de este
artículo: analizar la estructura de poder corporativo que se teje alrededor de
este think tank y
de las empresas que lo financian. Para ello, se responden dos preguntas
fundamentales: ¿cuáles son las empresas centrales en la red corporativa de los
financiadores del CEP? y ¿cuáles son los directores y consejeros más
representativos de esta red corporativa de los financiadores del CEP?
Metodológicamente se ha utilizado el análisis de redes sociales que permite
identificar cómo se organizan las redes corporativas cuando las empresas
comparten directorios y consejeros (interlocking directorates). En este marco, se
discute el liderazgo de los grupos económicos Angelini, Matte y Luksic en la
red corporativa tejida alrededor de este think tank; además, se demuestra cómo hasta 40
consejeros directivos del CEP ocupan cargos en empresas que lo financian. Por
último, se concluye que la estructuración reticular del poder de los grupos
económicos en Chile ha traído consecuencias relacionadas con la resiliencia del
neoliberalismo en el país.
Descriptores:
CEP; Chile; grupos económicos; poder corporativo; redes corporativas; think tanks.
Abstract
This article examines the deployment of business
power in Chile in a specific
space – namely, the think tank
Centro de Estudios Públicos (CEP). According to data from the year
2021, there are 79 companies,
legal entities, and individuals
that made an annual donation
to the institution.
This number of donors motivates
the main objective of this
article: to analyze the corporate
power structure that is articulated
between this think tank and the companies that
finance it. To this end, two
fundamental questions are answered:
which are the core companies in the corporate network
of CEP funders and which are the most
representative directors and board
members of this corporate network of CEP funders? Regarding the methodology, social network analysis has been used to
identify how corporate networks are organized when companies share directors and advisors (interlocking directorates). The leadership of economic
groups like Angelini, Matte, and Luksic in the
corporate network shows how these relations
are intertwined. In addition,
it exhibits how 40 directors of the CEP held
positions in companies that
provide economic stimulus to the
think tank. Finally, it is
concluded about the reticular structure of the power
of productive elites in Chile and their
consequences related to the resilience
of neoliberalism in this country.
Keywords: CEP; Chile; economic clusters; corporate power; corporate networks; think tanks.
El golpe de Estado en Chile en
septiembre de 1973 inauguró en América Latina un nuevo modelo de desarrollo: el
capitalismo y su racionalidad tecnocrática y neoliberal se instalaron en la
región a través de las dictaduras militares (Ffrench-Davis
2018). El modelo impuesto constituyó la aplicación más extrema de la ortodoxia
monetarista y librecambista de la escuela de Chicago (Valdés 2020). En el caso
chileno, el pensamiento neoliberal, el cual otorga centralidad al individuo,
limita el rol del Estado y promociona el valor del libre mercado (Biebricher 2018, 25), actuó como legitimación ideológica de
la dictadura. Estas ideas se expandieron hacia más esferas de la vida social,
convirtiéndose en soporte cultural de una propuesta global de refundación. Esta
“neoliberalización” de la sociedad (Harvey 2005, 19),
echó raíces en un marco institucional afianzado por la Constitución de 1980 que
favorecía el mercado y la iniciativa privada.
En consecuencia, el neoliberalismo se
fue consolidando gracias al aparato cultural que el empresariado chileno, grupo
social beneficiado por esta “revolución capitalista” (Gárate 2012), estableció
como estrategia para promover un pensamiento afín a sus intereses. De esta
forma, “el sector empresarial invirtió en universidades privadas, en la prensa
económica y en think tanks
con el fin de transmitir a empresarios y ejecutivos las virtudes de la
competencia, y profesionalizar su operación, pero también para influir sobre
los diseñadores de políticas y el público amplio” (Undurraga 2014, 256). Una de
las instituciones fundamentales dentro de ese engranaje cultural fue el Centro
de Estudios Públicos (en lo adelante CEP), fundado en 1980 como resultado de
una alianza entre economistas con altos cargos en los equipos económicos de la
dictadura, entre ellos los ministros Sergio de Castro y Pablo Baraona, el vicepresidente del Banco Central, Jorge Cauas,
los grandes grupos económicos del país, miembros e intelectuales de la derecha,
como Arturo Fontaine Aldunate, director del diario El Mercurio, y una red de
académicos a nivel internacional como la Sociedad Mont Pelerin,
liderada por Friedrich Hayek (Jara 2019a).
El CEP fue el único think tank
neoliberal que operó durante el contexto de la dictadura, trabajando para
“sustentar el liberalismo intelectualmente” (Jara 2019a, 237), y tornándose
después con la vuelta a la democracia en un “espacio formal donde los
representantes de los empresarios y del Gobierno discuten reformas y
regulaciones. Su revista, Estudios Públicos,
ganó prestigio académico e influencia en la discusión técnica de políticas. Si
bien su foco original era instruir las virtudes de la economía de mercado, con
los años fue ganando en pluralidad temática y diversidad intelectual”
(Undurraga 2014, 263). Esta perspectiva plural distingue hoy día al CEP, al no
estar vinculado a un partido político en particular; aunque tradicionalmente ha
sido identificado como un think tank
“suprapartidario” que “funciona como un ‘puente’ del pensamiento neoliberal
hacia la política y como un ‘lugar de encuentro’ entre empresarios y
funcionarios gubernamentales” (Alenda, Gartenlaub y Fischer 2020, 127). En efecto, este think tank
no solamente ha sido capaz de desarrollar “una amplia labor de difusión de las
ideas neoliberales y del papel de la empresa privada”, sino que, además, se ha
convertido en un “interlocutor privilegiado” con el poder político (Huneeus
2014, 234).
El CEP históricamente ha contado con
un sólido respaldo financiero de los grandes grupos económicos que desde este think tank
han querido intervenir en los asuntos públicos del país (Jara 2022). Los
empresarios Eliodoro Matte Ossa, Fernando Larraín, Javier Vial, Jorge Ross,
José Borda, Jorge Yarur y Sergio Markmann fueron los
soportes financieros en sus inicios (Jara 2019a, 242). En 1987 Eliodoro Matte
Larraín, hijo de Eliodoro Matte Ossa, asumió la presidencia del CEP integrando
al directorio un “mayor número de importantes empresarios y altos ejecutivos de
las principales empresas y grupos económicos” (Huneeus 2014, 236). Además, la
inminencia del fin de la dictadura llevó al think tank a tener una actividad más pública y
a establecer contactos con personalidades intelectuales y políticas de la
oposición. De hecho, incrementó su credibilidad por sus encuestas durante el
plebiscito de 1988, pronosticando el triunfo del no, contrario a otras
instituciones de la derecha y pese a que había surgido de una iniciativa de
civiles que apoyaban a la dictadura (Jara 2019b). Desde entonces las encuestas
de opinión 31 pública
del CEP son la fuente más importante de información para el establishment
económico y político de Chile.
Por todo lo explicado, la selección de este think tank
se justifica como objeto de estudio por haber sido desde su creación una pieza
fundamental en un engranaje cultural e institucional que ha difundido la
economía de mercado en Chile, al ser un actor clave en la política
contemporánea del país ayudando a fortalecer las posiciones de los grupos
económicos en la discusión pública y por favorecer los vínculos entre las
élites (Montero, Vera y Opazo Salas 2018; Pinilla 2012; Rodríguez 2020). Sin
embargo, faltan estudios que ayuden a identificar los grupos económicos que en
la actualidad lo financian. Pues, en efecto, otro de los rasgos distintivos que
diferencia al CEP de cualquier otro think tank chileno es el volumen y la variedad
de su financiación. De hecho, según datos del año 2021, son 79 las empresas,
personas jurídicas y naturales que aportaron una donación anual a la
institución (CEP 2022a).[i] Este
dato ilustra el despliegue del poder empresarial en Chile en un espacio
concreto. Esta cifra de donantes motiva el objetivo principal de este artículo:
analizar la estructura de poder corporativo que se teje alrededor del CEP y de
las empresas que lo financian.[ii]
Para conseguir este propósito, los fundamentos
teóricos y metodológicos se apoyan en investigaciones dedicadas a las
estructuras de poder y, más específicamente, al análisis de redes sociales que
permite identificar cómo se organizan las redes corporativas cuando las
empresas comparten directorios y consejeros (interlocking directorates) (Cárdenas 2012, 2016).
En consecuencia, se responden dos preguntas relacionadas con el estudio de las
redes corporativas (Cárdenas y Guzmán-Concha 2015), pero aquí vinculadas a un think tank
sobre el que pivotean los grupos económicos más importantes de Chile: 1)
¿cuáles son las empresas centrales en la red corporativa de los financiadores
del CEP?; y 2) ¿cuáles son los directores y consejeros más representativos de
esta red corporativa de los financiadores del CEP? Además de dar respuesta a
estas preguntas, en el análisis propuesto se discute sobre cómo se organizan y
articulan los grupos económicos en Chile y la forma entrecruzada de sus
intereses con espacios de la sociedad civil.
La implementación del modelo
neoliberal en Chile representó un proyecto refundador de la sociedad a través
de una transformación estructural entre el Estado y el mercado (Büchi 1993). Este proceso conllevó importantes cambios
entre los que sobresalen la privatización de empresas estatales, la
desregulación económica y financiera, la disminución de impuestos, la
introducción del principio de subsidiariedad del Estado, la reducción de
aranceles, la libre circulación de mercancías y capitales o la flexibilización
del derecho laboral, entre otros (Ffrench-Davis
2018). El neoliberalismo reorientó la economía hacia la apertura externa, a la
exportación y al comercio internacional. Además, y desde un punto de vista
relacionado con la sociología de la dominación, el neoliberalismo en cuanto
proyecto social y político dio “lugar a una reorganización de los grupos de
poder” en el interior de la sociedad chilena (Martuccelli
2021, 238).
En concreto, una élite representada
por los grandes grupos económicos se benefició por la revolución capitalista
llevada a cabo durante la dictadura civil-militar
(Gárate 2012). De manera específica,
según Dahse (1979), el término “grupo eco-
nómico” para el caso chileno es aquel
grupo social que “controla la gestión de numerosas empresas de distintas ramas
industriales y sectores de la actividad económica nacional. Tienen ampliamente
diversificado su patrimonio para reducir sus riesgos y obtener una rentabilidad
estable […], actúan directamente sobre el Estado” (Dahse
1979, 20-21). Su composición estuvo integrada por conglomerados tradicionales
–vinculados a los grupos Angelini, Cruzat-Larraín,
Luksic y Matte– y a aquellos surgidos a raíz de las privatizaciones (Mönckeberg 2001). Entre estos últimos estarían los tecnoburocráticos –conglomerados nuevos cuyo poder reside
en ejecutivos vinculados a la dictadura como José Yuraszeck, Julio Ponce Lerou o Roberto De Andraca– y los grupos emergentes
formados alrededor de una compañía, familia o persona –Del Río, Errázuriz,
Guilisasti, Said, Saieh, Piñera, Penta o Falabella–
(Ossandón y Tironi 2013).
Aunque su composición era diversa,
los grupos económicos adquirieron “conciencia de ser un sujeto colectivo” que
debe intervenir en los asuntos políticos (Álvarez Vallejos 2015, 12). Además,
uno de los resultados asociados al neoliberalismo en Chile ha sido la
concentración del poder en torno a grandes corporaciones u oligopolios
controlados por estos grupos económicos (Solimano 2013), los cuales sienten la
obligación de defender sus intereses corporativos y de influenciar la agenda
pública.
De hecho, asumieron un rol
protagónico en el modelo de desarrollo adaptándose a 33 la llegada de capitales
multinacionales, generando alianzas con empresas extranjeras y teniendo
presencia en mercados latinoamericanos e internacionales (Edwards y Cox 1992).
Pero también percibiéndose a sí mismos como “un actor político relevante en el nuevo
orden neoliberal”, con “una visión política de largo plazo” (Álvarez Vallejos
2015, 17-18) y con capacidad de desplegarse cultural e ideológicamente.
Los grupos económicos en Chile se
perciben, incluso, como una “clase gobernante” que “ejerce el poder preservando
la incertidumbre de sus actos e invisibilizando su jerarquía” (Martuccelli 2021, 348). El concepto de clase gobernante, a
su vez, “apunta a nombrar a aquellos que, por lo general, son los verdaderos
beneficiarios económicos a mediano y largo plazo y que, sobre todo, conservan
una innegable capacidad de decisión sobre los asuntos colectivos (esencialmente
económicos y políticos)” (Martuccelli 2021, 348-349).
Es, en términos sociológicos, una facción de la élite del poder (Wright Mills
1987), compuesta por círculos reducidos de personas que concentran, además del
capital económico, esta capacidad de toma de decisiones (Cárdenas 2012).
Tradicionalmente han operado políticamente como lobby o como grupo de presión
desde los gremios, como la Sociedad Nacional de Agricultura, la Cámara Nacional
de Comercio, la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI), la Sociedad de Fomento
Fabril (SOFOFA) o la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).
Otra forma de operar de esta “clase
gobernante” ha sido a partir de la composición cruzada de los consejos de
administración de las grandes empresas. “Cuando las empresas comparten
directivos o consejeros se crean redes empresariales (o corporativas). Este
fenómeno, conocido como interlocking directorates, sirve para evaluar la
cohesión y concentración del poder, a la vez que permite identificar las
empresas y directores en la red” (Cárdenas y Guzmán-Concha 2015, párr. 2). El interlocking directorates
da cuenta de cómo las élites tejen redes corporativas, “las cuales son mapas de
la organización del poder corporativo. El análisis de la organización del poder
corporativo se convierte en una pieza esencial para entender las estrategias de
negocios, las cosmovisiones de las élites y las potenciales formas de
influenciar las esferas políticas, económicas y sociales” (Cárdenas 2012, 78).
Las teorías sobre las élites que
comparten directorios y consejos de administración han entregado insumos sobre,
por ejemplo, la formación de comunidades y subgrupos; sobre la concentración
del poder y la competencia por el mismo; o acerca de la separación entre
propiedad y dirección de grandes empresas (Cárdenas 2012). En todo caso, hay
consenso en reconocer que los consejeros de una empresa “son las élites
corporativas en tanto representan el punto más alto en la dirección” (Cárdenas
2014, 49).
Además de estos enfoques, hay
perspectivas teóricas relacionales que consideran que los vínculos sociales
tejidos por los directivos de las grandes empresas pueden
explicar otras redes informales que
combinan cadenas familiares, amistades de colegio o universidad, o pertenencia
a grupos religiosos. Son lazos sociales que pueden extenderse a otros espacios.
Pues el empresariado chileno, en su defensa corporativa y de proyección del
modelo neoliberal, viene implementando desde la década de 1980 una ofensiva
ideológica desde los medios de comunicación, las consultoras de negocios, las
universidades privadas y, por supuesto, desde los centros de pensamiento
(Undurraga 2014, 187-188). De hecho, el CEP forma parte del llamado “circuito
cultural del capitalismo” (Undurraga 2013) destinado a la producción ideológica
a favor del neoliberalismo en Chile.
La creación de este think tank
evocaba “la vocación del gran empresariado chileno de actuar como un solo
cuerpo” (Álvarez Vallejos 2015, 57). Su historia ha estado estrechamente ligada
a la trayectoria del neoliberalismo en Chile al surgir de la “complicidad
intelectual” de los empresarios con la dictadura (González Hernando y Undurraga
2019, 200); aunque también evolucionó hacia un pluralismo bajo la democracia
(Jara 2022). El CEP ha posibilitado que los empresarios actúen como actores
políticos al ser un espacio de articulación social entre los grupos económicos
en cuanto “clase gobernante”, ya que los ayuda a organizarse. Cataliza
consensos y construye alianzas entre las élites (Moreno 2010). Esta función
consensual se explica porque los think tanks
son espacios intersticiales que se despliegan en diferentes campos de manera
simultánea (económico, intelectual, medios de comunicación, político) (Medvetz 2012). De hecho, son “espacios dinámicos donde los
intereses económicos y políticos se superponen y entrelazan por medio de una
circulación intensiva de élites corporativas, culturales, intelectuales y
políticas” (Salas-Porras y Murray 2017, 12).
Si bien esta perspectiva teórica da cuenta de las
articulaciones entre distintos actores, es necesario diferenciar la posición
entre la facción dominante de la clase gobernante –los detentores del capital
económico–, y la facción dominada de esa clase superior –los poseedores del
capital cultural– (Bourdieu 2013). Esta diferenciación tensiona necesariamente
la relación entre la autonomía y la independencia de los think tanks
ante los grupos económicos que los financian, pues dificulta hacer creíble la
distancia entre las agendas de investigación y los intereses particulares de
las empresas (Salas-Porras 2018, 9). Es pertinente teorizar acerca de los
centros de pensamiento, por lo menos sobre aquellos cuya vinculación con grupos
económicos resulta relevante, pues son parte de una infraestructura
organizacional edificada para cumplir con un rol en las preferencias públicas y
políticas (McGann 2016; Salas-Porras 2018). Aunque
parecen instituciones alejadas de la vida cotidiana, persuaden, influyen y
socializan a las élites y a la clase gobernante de una sociedad y también
pueden actuar, en ocasiones, como mecanismo de presión ante el gobierno de
turno.
El análisis de redes sociales ofrece
un gran potencial para comprender el fenómeno de las redes corporativas bajo el
contexto de financiamiento de un think tank.
Las redes sociales son un conjunto de actores bien delimitados (individuos,
grupos, organizaciones, etc.) y vinculados unos a otros a través de una
relación o un conjunto de relaciones sociales (Lozares
1996, 108). Dicha vinculación se materializa a través de un hecho, puede ser un
trabajo en conjunto, relaciones de amistad, autores de libros o artículos, o
como el presente caso, directorios compartidos en empresas financiadoras del
CEP.
Normalmente el contenido de una red
social se mide a través de filas o columnas que posean valores ligados a 1 y 0,
tanto la fila como la columna compartirían la etiqueta. Este modo de análisis
permite entender qué uniones o vínculos se encuentran detrás de un grupo, de un
conglomerado o una organización. Sin embargo, las relaciones no siempre han de
ser establecidas de manera egocéntrica (uniones personales), sino que pueden
constituirse mediante “incidencias de dos modos” (Borgatti, Everett y Johnson 2018,
267). Una matriz de dos modos tiene por función el empleo de filas o columnas
completamente distintas entre sí, vale decir que una fila puede contener, como
en este caso, una etiqueta relacionada con empresas y las columnas a los
consejeros. Es por ello que una red de estas características examina dos grupos
distintos pero complementarios.
Este tipo de estudios es adecuado
para investigar “directorios entrelazados” (Borgatti, Everett y Johnson 2018,
268). Al combinar empresas con consejeros se puede percibir qué tipo de
relaciones existen en cargos en los que se precise de capital social para
movilizarse y posicionarse. Las incidencias de dos modos suelen caracterizarse
como “redes de afiliación o redes de membresía” (Knoke y Yang 2020, 105), en
las que ciertas entidades serán eventos o estructuras y otras corresponderán a
individuos. Este tipo de trabajo genera matrices bipartitas que son utilizadas
en gráficos bipartitos. El modo de lectura generalmente es idéntico al de una
red de tres modos o red común. El levantamiento de datos y el análisis de redes
aquí realizado permite revelar la importancia de la intermediación entre los
individuos participantes en la red y la influencia que tiene la centralidad en
las empresas.
Para la elaboración de esta red
social se contabilizaron los donantes que financiaron al CEP durante el año
2021. Se identificaron 79 empresas, personas
jurídicas y naturales que aportaron una donación a la institución (CEP 2022a).
Una vez obtenida la muestra, en la cual se incluye a la Fundación CEP, se
recurrió a las páginas web de cada donante para obtener información sobre los
miembros de sus respectivos directorios. Para los casos en los que la
información estaba incompleta o no disponible, se visitó la página web de la
Comisión para el Mercado Financiero de Chile. Para los casos más difíciles se
llevó a cabo un rastreo de información con páginas web de periódicos o prensa
financiera. Para el caso de la Fundación CEP se decidió incluir a los miembros de
su consejo directivo (CEP 2022b). Toda la información utilizada para la
elaboración de este artículo fue de acceso abierto.
Durante el procesamiento y tratamiento de los datos
obtenidos de los directorios, se siguieron las recomendaciones metodológicas
sugeridas por Cárdenas (2014) para este tipo de redes corporativas: a partir
del listado de empresas donantes de consejeros compartidos se construyeron dos
matrices, una de empresas y una de consejeros. Estas matrices se ingresaron al
programa UCINET para la obtención del gráfico de dos modos y las métricas de
centralidad para las empresas, así como la intermediación y cercanía para los
consejeros. A pesar de que el gráfico de dos modos incluye a empresas y
consejeros conjuntamente, las métricas se analizaron de manera diferenciada.
El análisis del despliegue de grupos
económicos en Chile en el espacio concreto del CEP permite comprender la
estructura de poder corporativo que se forma alrededor de este think tank.
A continuación, se presentan resultados relacionados con el análisis de redes
sociales tejidas alrededor de las empresas financiadoras del CEP; con la
presentación de las empresas centrales; y acerca de la identificación de los
consejeros compartidos más representativos de esta red corporativa de los
financiadores del CEP.
La red de dos modos combina dos etiquetas diferentes
pero relacionadas. Los cuadrados azules representan a las empresas y los círculos
rojos a los consejeros (figura 1). A modo descriptivo y de visualización hay
ciertas empresas más centrales en la red corporativa de los financiadores del
CEP, y también consejeros que intermedian a distintas empresas, actuando como
puentes o gatekeepers (Rodríguez 2005, 16). Si bien el
grafo representa una parte sustancial del análisis de redes sociales, los
resultados se centraron en las métricas analizadas.
Figura 1. Grafo de empresas financiadoras del CEP y de consejeros compartidos
Elaboración
propia.
En este apartado se identifican las
empresas centrales de la red corporativa de los financiadores del CEP. Para
ello, se presentan resultados de la métrica de centralidad del análisis de
redes sociales realizado.
La centralidad como métrica de análisis de redes mide
la importancia e influencia de un actor en la red. Una alta centralidad en la
red es dominada por uno o pocos nodos. Sin ellos la red se fragmentaría en
subredes desconectadas (Kuz, Falco y Giandini 2016). Las empresas más centrales son las que
poseen más conexiones a través de sus consejeros compartidos. La tabla 1 recoge
las empresas con mayor centralidad. Fundación CEP (22,9 %) es la institución
con mayor porcentaje de centralidad. Le siguen BICECORP y Banco BICE (ambas con
un 14,6 %), Celulosa Arauco y Constitución (12,5 %), Empresas Copec, Colbún,
Compañía de Petróleo de Chile COPEC y Banco de Chile (todas con un 10,4 %). Por
último, se encuentran las empresas Embotelladora Andina, Antarchile,
Inversiones Angelini y Cía., Entel, Quiñenco, Minera Los Pelambres y Empresas CMPC (con un 8,3
%).
Tabla 1. Métrica de centralidad en empresas
Elaboración
propia.
Descripción de las empresas
La Fundación CEP es la institución
con más directores compartidos (11), y por tanto, con más conexiones con las
empresas financiadoras del think tank.
Además, este think tank
destaca por tener hasta 40 consejeros y miembros de su directorio y de sus
consejos ocupando cargos en directorios de las empresas donantes. Ello ilustra
el rol que cumple el CEP como un espacio de socialización, comunicación y de
acceso a información de grupos económicos que se alinean al interior de esta
institución, aumentando sus “oportunidades de intervenir más allá de sus
empresas” y con la capacidad de “emprender acciones colectivas en defensa de
sus intereses” (Cárdenas y Guzmán-Concha 2015, párr. 7).
En relación con las empresas más
conectadas entre sí, estas son las siguientes: BICECORP y Banco BICE, cada una
de ellas con 7 consejeros compartidos; Celulosa Arauco y Constitución con 6;
Banco de Chile, Compañía de Petróleo de Chile Copec, Empresas Copec y Colbún
con 5 conexiones; y Embotelladora Andina, Antarchile,
Inversiones Angelini y Cía., Entel, Quiñenco, Minera Los Pelambres y Empresas CMPC con 4
consejeros compartidos cada una.
BICECORP es un holding financiero
vinculado al Grupo Matte. Fue creado en 1978 por un grupo de empresas
industriales chilenas como CMPC, Minera Valparaíso, Compañía Industrial El
Volcán y otras empresas de los sectores forestal, de generación eléctrica e
inmobiliario. El Banco BICE fue fundado en 1979 y es una filial de BICECORP, lo
que explica lo interconectadas que están estas empresas (Banco BICE 2023).
Empresas CMPC es un holding
forestal y papelero controlado por el Grupo Matte. 39 Fue fundado en 1920 como
Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones. En la actualidad presenta el
segundo patrimonio forestal de Chile y su principal negocio es el de la
celulosa. Cuenta también con inversiones forestales en el extranjero. Además,
ha diversificado sus negocios hacia otros sectores y mercados financieros. Su
capitalización bursátil se estima sobre los 5900 millones de dólares (CMPC
2023). Colbún es una empresa chilena dedicada a la generación de energía
eléctrica. Desde el 2005 es propiedad del Grupo Matte con una participación del
49,96 % de las acciones, otros accionistas tienen un 21,5 %, las AFP un 19,40
%; y AntarChile, del Grupo Angelini,
cuenta con un 9,58 % de estas acciones (Colbún 2023). La compañía representa un
ejemplo de entrecruzamiento de intereses compartidos entre distintos grupos
económicos del país. Lo mismo sucede con Entel, empresa estatal de
telecomunicaciones fundada en 1964 y privatizada en 1992 por el gobierno de la
transición democrática (Entel 2023). Entel opera bajo el paraguas del Grupo
Matte y mantiene vínculos con otros empresarios y con grupos económicos del
país.
Por su parte, Celulosa Arauco y
Constitución es una empresa forestal dedicada a la fabricación de celulosa y de
derivados de la madera. Se constituyó como sociedad anónima en 1979 debido a la
fusión entre Celulosa Arauco y Celulosa Constitución, empresas de la
Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) privatizadas por la dictadura
(Celulosa Arauco 2023). Celulosa Arauco forma parte del grupo económico creado
por Anacleto Angelini, heredado y gestionado por sus
sobrinos Roberto y Patricia Angelini Rossi.
Empresas Copec igualmente forma parte
del Grupo Angelini. Este holding industrial fue
creado en el 2003 sobre la base de la Compañía de Petróleo de Chile, empresa de
combustibles controlada por el Grupo Angelini desde
1986. Hoy Empresas Copec, cuyo 60,8 % es propiedad de AntarChile,
administra y gestiona distintas compañías filiales dedicadas al sector
petrolífero, gasífero, forestal, pesquero, minero y de energías renovables
(Empresas Copec 2023). Muchas de esas empresas son gestionadas desde AntarChile, casa matriz del Grupo Angelini,
también donante del CEP, y sociedad que concentra las inversiones de este grupo
económico familiar (AntarChile 2023).
El Banco de Chile ejemplifica la
trayectoria del capitalismo neoliberal chileno: luego del proceso de
estatización de la banca propiciado por el gobierno de Salvador Allende, la
CORFO se convierte en la mayor accionista en 1973. En 1975 fue privatizado bajo
el contexto de la dictadura. En 1982 comienza su proceso de
internacionalización, al tiempo que es intervenido por la crisis económica. En
1987 la propiedad y el control del banco fueron traspasados nuevamente a
inversionistas privados. En 2001 el Grupo Luksic tomó el control del banco a
través de Quiñenco (Banco de Chile 2023).
Quiñenco,
creada en 1957, es la sociedad matriz del Grupo Luksic. Es uno de los más
diversificados conglomerados empresariales del país, con inversiones en los
sectores financiero, bebestible, manufacturero, energético, de transporte y
servicios portuarios. Los activos gestionados por Quiñenco
superan los 97 000 millones de dólares y las empresas en las que participa
emplean a más de 70 000 personas en Chile y en el extranjero (Quiñenco 2023b). También tiene inversiones de manera
indirecta en la minería. Precisamente, Minera Los Pelambres, parte de la
compañía internacional Antofagasta Minerals, es
controlada con un 65 % por sociedades del Grupo Luksic (Antofagasta Minerals 2023).
Por último, se debe mencionar el caso de Embotelladora
Andina, franquicia chilena de The Coca-Cola Company
dedicada a la industria de bebestibles, cervezas y licores (Embotelladora
Andina 2023). Es la única empresa central en la red corporativa de los
financiadores del CEP que está fuera de los grupos Angelini,
Luksic o Matte. Sin embargo, en su administración y control aparecen otros
importantes grupos económicos como Claro y Said, desarrollados también durante
el contexto de la dictadura (Álvarez Vallejos 2015, 59-60).
En este apartado se identifican los
consejeros y las consejeras compartidos más representativos de la red
corporativa de los financiadores del CEP. Para ello, se presentan resultados de
las métricas de intermediación y cercanía del análisis de redes sociales
realizado (tabla 3). Además, la información se complementa con una breve
descripción de las trayectorias de los cinco consejeros más importantes.
La intermediación mide la influencia de un nodo dentro
de una red social. Las personas con un alto puntaje de intermediación son
aquellas que median entre diferentes partes de una red: “hay que pasar por
ellas para llegar a otras posiciones” (Kadushin 2013,
291). El consejero con mayor puntuación de intermediación es Roberto Angelini (0,136), seguido de Jean-Paul Luksic (0,09) y
Jorge Matte (0,078). Estos tres consejeros representan a los tres conglomerados
empresariales-familiares más poderosos de Chile. Otros consejeros con una intermediación
significativa son Salvador Said Somavía (0,071),
Jorge Marín Correa (0,054), Juan Claro González (0,051), Vivianne
Blanlot (0,051), Hernán Rodríguez Wilson (0,044),
José Garcés Silva (0,037), Naoshi Matsumoto (0,033) y
Nicholas Davis Lecaros (0,033) como consta en la tabla 2.
Tabla 2. Métrica de intermediación en consejeros
Elaboración
propia
Cercanía
La
métrica de cercanía mide los nodos que, a pesar de tener pocas conexiones, sus
arcos permiten llegar a todos los puntos de la red más rápidamente que desde
cualquier otro punto. Representan una excelente posición para monitorear el
flujo de información de toda la red (Kuz, Falco y Giandini 2016). Si bien esta estadística se debiese medir
en las empresas, la conexión que se realiza entre ellas es por medio de un
consejero compartido, por lo que en esta red de dos modos no se mide la
cercanía de las empresas, sino el puente conector entre ellas (personificado en
un nodo caracterizado como consejero).
Tabla 3. Métrica de cercanía en consejeros
Elaboración propia.
Nuevamente, Roberto Angelini
(19,6 %), Jean-Paul Luksic (19,6 %) y Jorge Matte (19,5 %) tienen los mayores
porcentajes de cercanía en la red, ratificando el poder de sus grupos
económicos. Les siguen Salvador Said Somavía (19,1
%), Roberto de Andraca (19 %), Carlo Solari Donaggio
(18,7 %), Juan Obach González, Luis Enrique Yarur,
Nicholas Davis Lecaros, Carolina del Río y Christoph Schiess
Schmitz (todos con un 18,6 %).
Por cuestiones de espacio, únicamente
se describen las trayectorias de los cinco principales consejeros con valores
significativos, tanto en intermediación como en cercanía. El primero de ellos
es Roberto Angelini, quien encabeza el grupo
familiar. Se sienta en los directorios de las siguientes empresas financiadoras
del CEP: AntarChile, Empresas Copec, Inversiones Angelini y Cía., Compañía de Petróleo de Chile COPEC,
Celulosa Arauco y Constitución. Se integró en 1976 al grupo familiar, levantado
alrededor de su tío Anacleto Angelini, ocupando desde
entonces cargos directivos en las principales compañías del conglomerado. Desde
el 2007 es presidente del Directorio de AntarChile.
De forma paralela, participa en organizaciones de la sociedad civil como
Fundación Educacional Arauco (AntarChile 2022).
Con presencia en cuatro directorios
de empresas financiadoras del CEP aparecen los hermanos Andrónico y Jean-Paul
Luksic, hijos de Andrónico Luksic Abaroa, fundador de los holdings
Antofagasta Plc y Quiñenco.
Por su parte, Jean-Paul Luksic fue director de Quiñenco
hasta 2013 y desde esa fecha se desempeña como vicepresidente de la compañía.
También fue presidente ejecutivo del directorio de Antofagasta Plc. Actualmente es presidente del directorio de
Antofagasta Minerals y vicepresidente del directorio
de la portuaria SAAM. Es director del Consejo Minero, gremio que representa a
la gran minería chilena (Quiñenco 2023a).
Jorge Matte es hijo de Eliodoro Matte
Larraín y nieto de Eliodoro Matte Ossa. Es director de CMPC Celulosa, CMPC
Papeles, CMPC Tissue e Inversiones Portoseguro, así como presidente de la Fundación Amulen. Su
trayectoria ha estado ligada al grupo económico familiar, ocupando diversos
puestos directivos en Empresas CMPC desde que ingresó en el año 2006,
integrándose en su directorio en el 2016 (CMPC 2023). Además, ha ocupado cargos
directivos en SOFOFA, gremio que reúne a empresas vinculadas al sector industrial.
Salvador Said es vicepresidente de
Embotelladora Andina y desde el 2020 es presidente del Banco Scotiabank. Su
trayectoria en la banca se inició en la década de los 80 como director del
Banco BHIF. Después fue parte del directorio del Banco BBVA Chile, participando
en su fusión con Scotiabank Chile. Es director ejecutivo de las empresas del
Grupo Said, presidente de Parque Arauco y director de Idelpa,
SM-Salud, Inversiones del Pacífico y Administradora Costanera. Asimismo,
participa en Endeavor Chile, una fundación orientada al emprendimiento
(Scotiabank 2023).
Por último, Nicholas Davis es miembro del directorio
de EuroAmerica Seguros de Vida S.A., empresa familiar creada en 1984 por su
padre Benjamin Davis, y que opera como compañía de
seguros, corredora de bolsa y administradora de fondos (EuroAmerica 2021). Fue
director de la Bolsa de Comercio de Santiago de Chile. También se desempeñó
como vicepresidente de la Fundación Generación Empresarial. Actualmente forma
parte del directorio de Enjoy, empresa dedicada al
negocio de los casinos. Además, participa en organizaciones de la sociedad
civil como Fundación Punta de Lobos y Oceana, y en el consejo asesor
empresarial de la Escuela de Negocios de la Universidad de Los Andes (Enjoy 2023).
A partir de los resultados obtenidos,
es pertinente señalar el papel de liderazgo de los grupos económicos Angelini, Luksic y Matte. Estos “tres colosos” (Álvarez
Vallejos 2015, 59) acumulan gran poder y simbolizan un fenómeno que caracteriza
a la economía chilena: la concentración de la riqueza (Solimano 2013, 159). Si
bien el crecimiento económico en Chile ayudó a disminuir la pobreza (Ffrench-Davis 2018), tuvo un importante contrapunto:
aumentó la
riqueza, la que se caracteriza por su concentración en el patrimonio y en el
ingreso. Esto ha dado a los empresarios un enorme poder político que han
utilizado en democracia para influir en decisiones que les benefician, como es
el establecimiento de una agenda económica que se puede calificar como amistosa
con sus intereses (Huneeus y Osorio 2022, 269).
Un símbolo de ese poder político y de la influencia de
los grupos es el CEP. La asociación de este think tank con la élite empresarial no es
aleatoria: hasta 40 consejeros y directivos del CEP –como muestran las tablas
4, 5 y 6– ocupan cargos directivos en las empresas que lo financian y tienen un
asiento en el directorio de esta institución, ya sea en el consejo directivo,
en el consejo asesor, en el consejo honorario o en el comité de opinión
pública.
Tabla
4. Miembros del consejo
directivo del CEP con cargos en empresas que lo financian
Elaboración propia a partir de CEP (2022b) y de
páginas web de empresas financiadoras del CEP.
Tabla 5. Miembros del consejo asesor del CEP con cargosen empresas que lo financian