Íconos. Revista de Ciencias Sociales

Núm 77. Septiembre - diciembre 2023, pp. 7-12, ISSN (on-line) 1390-8065

 

Presentación del dossier Élites económicas y poder político en América Latina

Introduction to dossier Economic elites and political power in Latin America

 

Editores del dossier / Editors of dossier

 

Dr. Miguel Ruiz-Acosta. Profesor-investigador. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas e Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Central del Ecuador (Ecuador).

(maruiz@uce.edu.ec) (https://orcid.org/0000-0002-7392-7865)

Mgtr. Jonathan Báez-Valencia. Profesor-investigador. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas e Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Central del Ecuador (Ecuador).

 (jxbaez@uce.edu.ec) (https://orcid.org/0000-0002-8223-450X)

Dr. Edison Hurtado-Arroba. Profesor-investigador. Departamento de Estudios Políticos, FLACSO presentación del dossier Ecuador (Ecuador).

(ehurtado@flacso.edu.ec) (https://orcid.org/0000-0002-5761-3436)

 


Como bien sostenía Charles Wright Mills (1957) en su estudio clásico sobre la élite de poder en Estados Unidos, comprender su naturaleza y su dinámica no puede estar al margen de los condicionamientos de tiempo y espacio que las enmarcan. Sin embargo, a pesar de la recomendación de Mills, a veces se nos escapa el hecho de que por más que compartan elementos en común a lo largo la historia, las élites no siempre se comportan de forma idéntica a como lo habían venido haciendo, por lo que es necesario estudiarlas en sus contextos espaciotemporales específicos. En el caso particular de América Latina esos marcos se comprenden, en primer lugar, a partir del abordaje de la situación estructural de dependencia de las modalidades de manifestación de los capitalismos latinoamericanos respecto al mercado mundial; una situación de dependencia que se ha venido desplegado, aunque no sin cambios significativos, a lo largo de los últimos siglos. Y lo que es verdad para la agencia de las élites en general también lo es para las élites económicas en particular, y esto incluye a las complejas relaciones que estas tejen con el poder político y con el Estado.

En síntesis, aun corriendo el riesgo de ser esquemáticos, podríamos afirmar que la conformación y el desarrollo de las élites latisnoamericanas ha estado signada, al menos desde los primeros tiempos de la era republicana (si no es que antes), por los intentos de apropiarse de una parte sustantiva de la riqueza producida en nuestras naciones, pero en un marco internacional fuertemente condicionado por la trama de relaciones (económicas, políticas y militares) que los Estados y los capitales de los grandes centros de acumulación fueron tejiendo desde que se conformó la estructura jerárquica y polarizada del capitalismo. Cabe recordar que se trata de élites de países que no han podido ejercer efectiva y cabalmente su soberanía (Gullo 2018), sobre todo respecto a las naciones más poderosas del planeta.

De manera paradójica, como sostiene Cannon (2016), la contracara de la debilidad de los Estados latinoamericanos resultante de la situación periférica latinoamericana ha sido la existencia de élites poderosas, no respecto a las élites de los países metropolitanos, pero sí respecto al poder específico que han tenido al interior de sus respectivos Estados nación. En otras palabras, unas élites con una altísima capacidad de presionar, de vetar y eventualmente de tomar el control (a veces de forma directa y otras a través de mediaciones) de los aparatos estatales de nuestros países. Unas élites que han sido en mayor medida que en otras latitudes, las constructoras de los Estados y, por tanto, poseen una enorme capacidad de mover sus “engranajes” para trabajar a su servicio.

Dicha característica puede ser fácilmente identificada ya desde la llamada época de dominación oligárquica de finales del XIX, un periodo que marcó las estructuras económicas y las prácticas sociopolíticas y culturales de nuestra región a largo plazo. Como sostiene uno de los principales estudiosos del fenómeno oligárquico, este concepto “designa una forma o modo de ejercicio de la dominación política por un grupo minoritario perteneciente a clases sociales que detentan poder económico y social” (Ansaldi 2005, 160). De acuerdo con el propio Ansaldi, algunas de las principales características de este tipo de dominación serían las siguientes: 1) una base social angosta; 2) el reclutamiento cerrado del personal de gobierno basado en criterios de linaje, tradición, parentesco, prestigio, amistad o dinero; 3) la exclusión de los disidentes o de la oposición, la cual es considerada frecuentemente como radical o peligrosa; 4) la prevalencia de mecanismos de mediación política basados en lealtades familiares o grupales más que partidarias; 5) el autoritarismo; 6) la autopercepción de las élites como las “naturalmente” llamadas a ejercer el poder; 7) la limitación de los derechos políticos de las mayorías; 8) el ejercicio de la dominación tiene un fuerte componente de violencia/represión (física o simbólica) más que de consenso; 9) la organización del Estado como Estado capturado.

Si bien Ansaldi (2005) reconoce que estas características son esencialmente identificables entre 1870 y 1940, también es verdad que ese tipo de dominación elitista nunca desapareció por completo, por lo que podríamos postular una especie de eterno retorno de la dominación oligárquica, nunca idéntica, pero sí readaptada a los nuevos ciclos de acumulación a escala global y a la complejización de las economías y de las condiciones de desarrollo sociopolítico de Latinoamérica. Así, no es difícil encontrar muchos de esos elementos en periodos posteriores de nuestra historia, que se prolongan hasta el presente, combinando algunos de los elementos clásicos con otros de más reciente surgimiento, como la ampliación de la base social de algunos partidos de derecha, que aún encarnando proyectos muy elitistas desde el punto de vista económico, han logrado ensanchar el espectro de su electorado entre diferentes estratos sociales y no solo entre los miembros de los sectores dominantes.

Lo cierto es que, más allá de las diferentes coyunturas históricas particulares, el poder social ejercido por “nuestras” élites posee varias dimensiones que se expresan de diferente modo. Siguiendo y enriqueciendo el planteamiento clásico de Michael Mann, Cannon (2016) plantea, desde la sociología política, que la dominación de las élites se despliega a través de cinco modalidades de redes de poder interconectadas: económica, ideológica, política, militar y transnacional. En palabras del autor, ese poder se “expresa a través de la dominación de las élites de áreas clave como los negocios, el comercio, los medios, las relaciones internacionales y, por supuesto, los militares” (Cannon 2016, 8). Esta perspectiva permite acercarnos al estudio del poder desde un punto de vista múltiple y complejo. Dependiendo de la época escogida y de las particularidades de cada uno de los países de nuestro continente, cada una de las redes mencionadas tiene mayor o menor peso en el entramado final del ejercicio del poder, cuestión que se evidencia en los artículos seleccionados para el presente dossier.

Por otro lado, cabe destacar que a escala global en los últimos lustros han aumentado exponencialmente los trabajos académicos acerca de la relevancia de las élites económicas en los diferentes aspectos de la vida social. Antes del inicio de la gran crisis de 2008 Savage y Williams instaban a “recordar a las élites del capitalismo actual que han sido olvidadas por las ciencias sociales” (Savage y Williams 2008, 2). La agenda de investigación trazada en ese momento tomó forma durante los siguientes años en 9 la medida en que los estudios sobre las élites empezaron a proliferar a nivel mundial. De esa manera, en el periodo 2010-2015 se duplicó la producción promedio anual en comparación con la que se produjo entre el 2000 y el 2009 (Cárdenas 2018).

En América Latina esta tendencia aún se encuentra en desarrollo, entre otros factores debido a la dificultad para acceder a diversas fuentes relacionadas con unas élites muy preocupadas por mantener lejos de la opinión pública cualquier información que consideren sensible. A diferencia de los países del centro en los que existen registros más o menos sistematizados sobre las élites (diccionarios biográficos o guías especializadas en las que se pueden consultar los orígenes, trayectorias y perfiles de los jerarcas de la economía), en nuestra región la información primaria de carácter sistemático y comparativo es relativamente escasa, de ahí que los esfuerzos por seguir la pista a las élites se tornan más complejos que en otras latitudes y muchas veces terminan reduciéndose a estudios de casos particulares. No obstante, a pesar de estas limitaciones la producción reciente del accionar de las élites en América Latina ha experimentado un desarrollo importante.

Entre las principales líneas de estudio, con una perspectiva comparativa y sistemática, se identifican especialmente aquellas que adoptan una perspectiva sobre las élites económicas y su manifestación como grupos y redes empresariales (Schneider 2004; Cárdenas 2016); a su relación con el Estado (Schneider 2010); a su vínculos orgánicos con las derechas y su papel de agentes en el espacio político (Cannon 2016); a la comprensión de las dos principales fuentes de su poder: el estructural y el instrumental con relación a aspectos particulares como su resistencia al pago de impuestos (Fairfield 2015); así como a la llamada “captura corporativa del Estado” (Durand 2019), a la “captura de la decisión de la política pública” (Schneider 2008); y, finalmente, al análisis de la reciente oleada de grandes empresarios que saltaron a la palestra política convirtiéndose en presidentes en varios de los países de la región (Nercesian 2020). Existen, por otro lado, un creciente números de trabajos que abordan casos particulares de élites a escala local o nacional en periodos específicos, sin embargo, sería imposible reseñarlos en un espacio tan breve.

En pocas palabras, estamos ante un auge significativo de investigaciones que, desde diferentes disciplinas y enfoques, enriquecen el conocimiento que tenemos sobre la composición y los mecanismos específicos que las élites utilizan para ejercer su poder: los lobbies, los think thanks, las redes empresariales, el control de los medios, etc. Este boom investigativo ha supuesto el desarrollo de metodologías novedosas que permiten realizar acercamientos más dinámicos a la composición y a los comportamientos de las élites en los distintos espacios sociales donde tienen presencia. Este dossier es un esfuerzo más, de los muchos que actualmente se encuentran en marcha, por ampliar los debates que han abierto el conjunto de investigaciones mencionadas.

A partir de la construcción de bases de datos primarias, en el artículo de apertura “‘Puerta giratoria’ o circulación de altos cargos entre campos de poder económico y político en México”, Julia Chardavoine muestra las trayectorias de agentes en tres esferas de la élite dirigencial mexicana: la empresaria, la de decisión de política pública en el Ejecutivo y la de elección popular. Los cerca de 800 perfiles detallados le permiten realizar un exhaustivo análisis de los mundos sociales (Vommaro 2015) a los que pertenecen y por los que transitan los miembros de dichas esferas. Además, presenta los perfiles que les posibilitan seguir ocupando una posición dirigencial a partir de la acumulación de capitales y que, al parecer, siguen dando resultados en los campos de poder antes mencionados.

En el artículo de Juan Jesús Morales-Martín, Martín Alfonso Videla-Rocha y Roberto Ibacache-Monasterio, titulado “Grupos económicos, redes corporativas y think tanks. El caso del Centro de Estudios Públicos en Chile”, los autores identifican a 79 agentes (entre personas jurídicas y naturales) que financiaron al Centro de Estudios Públicos (CEP), un prestigioso tanque de pensamiento de las élites chilenas. Mediante un análisis de redes, muestran la conexiones y centralidades de dichos agentes. El CEP aparece como el catalizador de un conjunto de grupos económicos (los “colosos nacionales”) que, aunque están en apariencia dispersos, poseen cierto nivel de cohesión que les permite instrumentalizar sus posiciones en el campo de las ideas para promover sus intereses. En el texto también destaca la poca centralidad que ocupan los agentes extranjeros en la red, lo que demuestra lo hermético que puede llegar a ser el campo del poder económico en Chile.

Con la contribución “Gremios económicos, burocracias y crédito de fomento en Colombia, 1958-1974”, Fernando Chisnes-Espitia explora la temática señalada con una metodología centrada en el análisis de redes de la alta burocracia del Banco de la República. Enfatiza en lo que se define como formas de captura del Estado desarrollista, pero también destaca las posibilidades que surgen para la emergencia de ciertos espacios de autonomía estatal en el marco de ese paradigma de desarrollo. Una autonomía que sería el resultado de dos factores centrales: el grado de dependencia de las burocracias respecto a las élites económicas; y la relación específica que establece el Estado con los grupos que se involucran en la elaboración de las políticas crediticias.

Por su parte, Paulina Santa-Cruz presenta el artículo “Élites y tributación: percepciones del empresariado cordobés en torno a los impuestos”. Partiendo de una perspectiva de la sociología económica, construye su argumentación a partir de una serie de entrevistas a un amplio grupo de empresarios y empresarias que formaron parte de la campaña “Córdoba, acá estamos”, con la finalidad de dar cuenta de los alcances y límites de la agencia empresarial en torno a la cuestión impositiva que se discutió en Argentina durante el año 2020. Uno de sus hallazgos más importantes es que más allá de la heterogeneidad de donde proviene el empresariado cordobés (rama de actividad, tamaño, pertenencia gremial), existe una fuerte convergencia para oponerse a cualquier intento de reforma de carácter progresivo del sistema arancelario. Se trata de una actitud que se despliega como impug- 11 nación económica y moral a lo que el empresario considera proyectos “confiscatorios”.

Finalmente, en el texto “La crisis de la sociedad señorial y el malestar estatutario de las élites en Chile”, Danilo Martuccelli parte de un enfoque de sociología histórica interpretativa de inspiración weberiana, y sostiene la tesis de que las élites de ese país han logrado restructurar a lo largo del siglo XX, y no sin escollos, las crisis de dos de las tres dimensiones de su poder social: económico (clase) y político (partido). Sin embargo, estas élites no han conseguido salir bien paradas de las impugnaciones de los grupos subalternos a su estatus, por lo que actualmente es posible hablar de una crisis estatutaria que se manifiesta como un malestar expresado en varias dimensiones, entre las que destacan la desnaturalización del orden jerárquico, como se evidenció durante y después de la revuelta social de 2019.


Referencias

Ansaldi, Waldo. 2005. “¿Clase social o categoría política? Una propuesta para conceptualizar el término oligarquía en América Latina”. Anales 7-8: 157-169. https://lc.cx/ZlizhV

Cannon, Barry. 2016. The Right in Latin America. Elite power, hegemony and the struggle for the state. Nueva York: Routledge.

Cárdenas, Julián. 2018. “Élites y desarrollo”. Material docente n.º 11, Programa de Posgrado en Desarrollo Sostenible y Desigualdades Sociales en la Región Andina.  https://doi.org/10.17169/refubium-217

Cárdenas, Julián. 2016. “Enredando a las elites empresariales en América Latina: análisis de redes de interlocking directorates y propiedad en México, Chile, Perú y Brasil”. América Latina Hoy 73: 15-44. https://doi.org/10.14201/alh2016731544

Durand, Francisco. 2019. La captura del Estado en América Latina: reflexiones teóricas. Lima: Fondo Editorial / Pontificia Universidad Católica del Perú.

Fairfield, Tasha. 2015. Private Wealth and Public Revenue in Latin America: Business Power and Tax Politics. Cambridge: Cambridge University Press.

Gullo, Marcelo. 2018. Relaciones internacionales. Una teoría crítica desde la periferia latinoamericana. Buenos Aires: Biblos.

Mills, Charles Wright. 1957. La élite del poder. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Nercesian, Inés. 2020. Presidentes empresarios y Estados capturados. América Latina en el siglo XXI. Buenos Aires: Teseo.

Savage, Mike, y Karel Williams. 2008. “Elites: Remembered in Capitalism and Forgotten by Social Sciences”. The Sociological Review 56 (1): 1-24.  https://doi.org/10.1111/j.1467-954X.2008.00759.x

Schneider, Ben Ross. 2010. “Business-Government Interaction in Policy Councils in Latin America: Cheap Talk, Expensive Exchanges, or Collaborative Learning?”. Working Paper 167, Inter-American Development Bank. https://n9.cl/koelw

Schneider, Ben Ross. 2008. “Economic Liberalization and Corporate Governance: The Resilience 12 of Business Groups in Latin America”. Comparative Politics 40 (4): 379-397.  https://doi.org/10.5129/001041508X12911362383237

Schneider, Ben Ross. 2004. Business Politics and the State in Twentieth-Century Latin America. Cambridge: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511606854

Vommaro, Gabriel. 2015. “Contribución a una sociología política de los partidos. Los mundos sociales de pertenencia y las generaciones políticas de PRO”. En “Hagamos equipo” PRO y la construcción de la nueva derecha en Argentina, compilado por Gabriel Vommaro y Sergio Morresi, 111-161. Buenos Aires: Universidad Nacional de General Sarmiento