Presentación del dossier Élites económicas y poder
político en América Latina
Introduction to dossier Economic elites and political power in Latin America
Editores del dossier / Editors of dossier
Dr.
Miguel Ruiz-Acosta.
Profesor-investigador. Facultad de Ciencias Sociales y Humanas e
Instituto de Investigaciones Económicas, Universidad Central del Ecuador
(Ecuador).
(maruiz@uce.edu.ec) (https://orcid.org/0000-0002-7392-7865)
Mgtr.
Jonathan Báez-Valencia. Profesor-investigador.
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas e Instituto de Investigaciones
Económicas, Universidad Central del Ecuador (Ecuador).
(jxbaez@uce.edu.ec)
(https://orcid.org/0000-0002-8223-450X)
Dr.
Edison Hurtado-Arroba. Profesor-investigador. Departamento de
Estudios Políticos, FLACSO presentación del dossier Ecuador (Ecuador).
(ehurtado@flacso.edu.ec) (https://orcid.org/0000-0002-5761-3436)
Como bien sostenía Charles Wright
Mills (1957) en su estudio clásico sobre la élite de poder en Estados Unidos,
comprender su naturaleza y su dinámica no puede estar al margen de los
condicionamientos de tiempo y espacio que las enmarcan. Sin embargo, a pesar de
la recomendación de Mills, a veces se nos escapa el hecho de que por más que
compartan elementos en común a lo largo la historia, las élites no siempre se
comportan de forma idéntica a como lo habían venido haciendo, por lo que es
necesario estudiarlas en sus contextos espaciotemporales específicos. En el
caso particular de América Latina esos marcos se comprenden, en primer lugar, a
partir del abordaje de la situación estructural de dependencia de las
modalidades de manifestación de los capitalismos latinoamericanos respecto al
mercado mundial; una situación de dependencia que se ha venido desplegado,
aunque no sin cambios significativos, a lo largo de los últimos siglos. Y lo
que es verdad para la agencia de las élites en general también lo es para las
élites económicas en particular, y esto incluye a las complejas relaciones que
estas tejen con el poder político y con el Estado.
En síntesis, aun corriendo el riesgo
de ser esquemáticos, podríamos afirmar que la conformación y el desarrollo de
las élites latisnoamericanas ha estado signada, al
menos desde los primeros tiempos de la era republicana (si no es que antes),
por los intentos de apropiarse de una parte sustantiva de la riqueza producida
en nuestras naciones, pero en un marco internacional fuertemente condicionado
por la trama de relaciones (económicas, políticas y militares) que los Estados
y los capitales de los grandes centros de acumulación fueron tejiendo desde que
se conformó la estructura jerárquica y polarizada del capitalismo. Cabe
recordar que se trata de élites de países que no han podido ejercer efectiva y
cabalmente su soberanía (Gullo 2018), sobre todo
respecto a las naciones más poderosas del planeta.
De manera paradójica, como sostiene
Cannon (2016), la contracara de la debilidad de los Estados latinoamericanos
resultante de la situación periférica latinoamericana ha sido la existencia de
élites poderosas, no respecto a las élites de los países metropolitanos, pero
sí respecto al poder específico que han tenido al interior de sus respectivos
Estados nación. En otras palabras, unas élites con una altísima capacidad de
presionar, de vetar y eventualmente de tomar el control (a veces de forma
directa y otras a través de mediaciones) de los aparatos estatales de nuestros
países. Unas élites que han sido en mayor medida que en otras latitudes, las
constructoras de los Estados y, por tanto, poseen una enorme capacidad de mover
sus “engranajes” para trabajar a su servicio.
Dicha característica puede ser
fácilmente identificada ya desde la llamada época de dominación oligárquica de
finales del XIX, un periodo que marcó las estructuras económicas y las
prácticas sociopolíticas y culturales de nuestra región a largo plazo. Como
sostiene uno de los principales estudiosos del fenómeno oligárquico, este
concepto “designa una forma o modo de ejercicio de la dominación política por
un grupo minoritario perteneciente a clases sociales que detentan poder
económico y social” (Ansaldi 2005, 160). De acuerdo
con el propio Ansaldi, algunas de las principales
características de este tipo de dominación serían las siguientes: 1) una base
social angosta; 2) el reclutamiento cerrado del personal de gobierno basado en
criterios de linaje, tradición, parentesco, prestigio, amistad o dinero; 3) la
exclusión de los disidentes o de la oposición, la cual es considerada
frecuentemente como radical o peligrosa; 4) la prevalencia de mecanismos de
mediación política basados en lealtades familiares o grupales más que
partidarias; 5) el autoritarismo; 6) la autopercepción de las élites como las
“naturalmente” llamadas a ejercer el poder; 7) la limitación de los derechos
políticos de las mayorías; 8) el ejercicio de la dominación tiene un fuerte
componente de violencia/represión (física o simbólica) más que de consenso; 9)
la organización del Estado como Estado capturado.
Si bien Ansaldi
(2005) reconoce que estas características son esencialmente identificables
entre 1870 y 1940, también es verdad que ese tipo de dominación elitista nunca
desapareció por completo, por lo que podríamos postular una especie de eterno
retorno de la dominación oligárquica, nunca idéntica, pero sí readaptada a los
nuevos ciclos de acumulación a escala global y a la complejización
de las economías y de las condiciones de desarrollo sociopolítico de
Latinoamérica. Así, no es difícil encontrar muchos de esos elementos en
periodos posteriores de nuestra historia, que se prolongan hasta el presente,
combinando algunos de los elementos clásicos con otros de más reciente
surgimiento, como la ampliación de la base social de algunos partidos de
derecha, que aún encarnando proyectos muy elitistas desde el punto de vista
económico, han logrado ensanchar el espectro de su electorado entre diferentes
estratos sociales y no solo entre los miembros de los sectores dominantes.
Lo cierto es que, más allá de las
diferentes coyunturas históricas particulares, el poder social ejercido por
“nuestras” élites posee varias dimensiones que se expresan de diferente modo.
Siguiendo y enriqueciendo el planteamiento clásico de Michael Mann, Cannon
(2016) plantea, desde la sociología política, que la dominación de las élites
se despliega a través de cinco modalidades de redes de poder interconectadas:
económica, ideológica, política, militar y transnacional. En palabras del
autor, ese poder se “expresa a través de la dominación de las élites de áreas
clave como los negocios, el comercio, los medios, las relaciones
internacionales y, por supuesto, los militares” (Cannon 2016, 8). Esta
perspectiva permite acercarnos al estudio del poder desde un punto de vista
múltiple y complejo. Dependiendo de la época escogida y de las particularidades
de cada uno de los países de nuestro continente, cada una de las redes
mencionadas tiene mayor o menor peso en el entramado final del ejercicio del
poder, cuestión que se evidencia en los artículos seleccionados para el
presente dossier.
Por otro lado, cabe destacar que a
escala global en los últimos lustros han aumentado exponencialmente los
trabajos académicos acerca de la relevancia de las élites económicas en los
diferentes aspectos de la vida social. Antes del inicio de la gran crisis de
2008 Savage y Williams instaban a “recordar a las
élites del capitalismo actual que han sido olvidadas por las ciencias sociales”
(Savage y Williams 2008, 2). La agenda de
investigación trazada en ese momento tomó forma durante los siguientes años en 9 la medida en que los
estudios sobre las élites empezaron a proliferar a nivel mundial. De esa
manera, en el periodo 2010-2015 se duplicó la producción promedio anual en
comparación con la que se produjo entre el 2000 y el 2009 (Cárdenas 2018).
En América Latina esta tendencia aún
se encuentra en desarrollo, entre otros factores debido a la dificultad para
acceder a diversas fuentes relacionadas con unas élites muy preocupadas por
mantener lejos de la opinión pública cualquier información que consideren
sensible. A diferencia de los países del centro en los que existen registros
más o menos sistematizados sobre las élites (diccionarios biográficos o guías
especializadas en las que se pueden consultar los orígenes, trayectorias y
perfiles de los jerarcas de la economía), en nuestra región la información
primaria de carácter sistemático y comparativo es relativamente escasa, de ahí
que los esfuerzos por seguir la pista a las élites se tornan más complejos que
en otras latitudes y muchas veces terminan reduciéndose a estudios de casos
particulares. No obstante, a pesar de estas limitaciones la producción reciente
del accionar de las élites en América Latina ha experimentado un desarrollo
importante.
Entre las principales líneas de estudio, con una
perspectiva comparativa y sistemática, se identifican especialmente aquellas
que adoptan una perspectiva sobre las élites económicas y su manifestación como
grupos y redes empresariales (Schneider 2004; Cárdenas 2016); a su relación con
el Estado (Schneider 2010); a su vínculos orgánicos con las derechas y su papel
de agentes en el espacio político (Cannon 2016); a la comprensión de las dos
principales fuentes de su poder: el estructural y el instrumental con
relación a aspectos particulares como su resistencia al pago de impuestos (Fairfield
2015); así como a la llamada “captura corporativa del Estado” (Durand 2019), a
la “captura de la decisión de la política pública” (Schneider 2008); y,
finalmente, al análisis de la reciente oleada de grandes empresarios que
saltaron a la palestra política convirtiéndose en presidentes en varios de los
países de la región (Nercesian 2020). Existen, por
otro lado, un creciente números de trabajos que abordan casos particulares de
élites a escala local o nacional en periodos específicos, sin embargo, sería
imposible reseñarlos en un espacio tan breve.
En pocas palabras, estamos ante un auge
significativo de investigaciones que, desde diferentes disciplinas y enfoques,
enriquecen el conocimiento que tenemos sobre la composición y los mecanismos
específicos que las élites utilizan para ejercer su poder: los lobbies, los think thanks, las
redes empresariales, el control de los medios, etc. Este boom
investigativo ha supuesto el desarrollo de metodologías novedosas que permiten
realizar acercamientos más dinámicos a la composición y a los comportamientos
de las élites en los distintos espacios sociales donde tienen presencia. Este
dossier es un esfuerzo más, de los muchos que actualmente se encuentran en
marcha, por ampliar los debates que han abierto el conjunto de investigaciones
mencionadas.
A partir de la construcción de bases
de datos primarias, en el artículo de apertura “‘Puerta giratoria’ o
circulación de altos cargos entre campos de poder económico y político en
México”, Julia Chardavoine muestra las trayectorias
de agentes en tres esferas de la élite dirigencial mexicana: la empresaria, la
de decisión de política pública en el Ejecutivo y la de elección popular. Los
cerca de 800 perfiles detallados le permiten realizar un exhaustivo análisis de
los mundos sociales (Vommaro 2015) a los que
pertenecen y por los que transitan los miembros de dichas esferas. Además,
presenta los perfiles que les posibilitan seguir ocupando una posición
dirigencial a partir de la acumulación de capitales y que, al parecer, siguen
dando resultados en los campos de poder antes mencionados.
En el artículo de Juan Jesús
Morales-Martín, Martín Alfonso Videla-Rocha y Roberto Ibacache-Monasterio,
titulado “Grupos económicos, redes corporativas y think tanks. El caso del Centro de Estudios Públicos
en Chile”, los autores identifican a 79 agentes (entre personas jurídicas y
naturales) que financiaron al Centro de Estudios Públicos (CEP), un prestigioso
tanque de pensamiento de las élites chilenas. Mediante un análisis de redes,
muestran la conexiones y centralidades de dichos agentes. El CEP aparece como
el catalizador de un conjunto de grupos económicos (los “colosos nacionales”)
que, aunque están en apariencia dispersos, poseen cierto nivel de cohesión que
les permite instrumentalizar sus posiciones en el campo de las ideas para
promover sus intereses. En el texto también destaca la poca centralidad que
ocupan los agentes extranjeros en la red, lo que demuestra lo hermético que
puede llegar a ser el campo del poder económico en Chile.
Con la contribución “Gremios
económicos, burocracias y crédito de fomento en Colombia, 1958-1974”, Fernando Chisnes-Espitia explora la temática señalada con una
metodología centrada en el análisis de redes de la alta burocracia del Banco de
la República. Enfatiza en lo que se define como formas de captura del Estado
desarrollista, pero también destaca las posibilidades que surgen para la
emergencia de ciertos espacios de autonomía estatal en el marco de ese
paradigma de desarrollo. Una autonomía que sería el resultado de dos factores
centrales: el grado de dependencia de las burocracias respecto a las élites
económicas; y la relación específica que establece el Estado con los grupos que
se involucran en la elaboración de las políticas crediticias.
Por su parte, Paulina Santa-Cruz
presenta el artículo “Élites y tributación: percepciones del empresariado
cordobés en torno a los impuestos”. Partiendo de una perspectiva de la
sociología económica, construye su argumentación a partir de una serie de entrevistas
a un amplio grupo de empresarios y empresarias que formaron parte de la campaña
“Córdoba, acá estamos”, con la finalidad de dar cuenta de los alcances y
límites de la agencia empresarial en torno a la cuestión impositiva que se
discutió en Argentina durante el año 2020. Uno de sus hallazgos más importantes
es que más allá de la heterogeneidad de donde proviene el empresariado cordobés
(rama de actividad, tamaño, pertenencia gremial), existe una fuerte
convergencia para oponerse a cualquier intento de reforma de carácter
progresivo del sistema arancelario. Se trata de una actitud que se despliega
como impug- 11 nación económica y moral a lo que el empresario
considera proyectos “confiscatorios”.
Finalmente, en el texto “La crisis de la sociedad
señorial y el malestar estatutario de las élites en Chile”, Danilo Martuccelli parte de un enfoque de sociología histórica
interpretativa de inspiración weberiana, y sostiene la tesis de que las élites
de ese país han logrado restructurar a lo largo del siglo XX, y no sin
escollos, las crisis de dos de las tres dimensiones de su poder social:
económico (clase) y político (partido). Sin embargo, estas élites no han
conseguido salir bien paradas de las impugnaciones de los grupos subalternos a
su estatus, por lo que actualmente es posible hablar de una crisis estatutaria
que se manifiesta como un malestar expresado en varias dimensiones, entre las
que destacan la desnaturalización del orden jerárquico, como se evidenció
durante y después de la revuelta social de 2019.
Referencias
Ansaldi,
Waldo. 2005. “¿Clase social o categoría política? Una propuesta para
conceptualizar el término oligarquía en América Latina”. Anales
7-8: 157-169. https://lc.cx/ZlizhV
Cannon, Barry. 2016. The Right in Latin America. Elite power, hegemony and the struggle for
the state. Nueva
York: Routledge.
Cárdenas, Julián. 2018.
“Élites y desarrollo”. Material docente n.º 11, Programa de Posgrado en
Desarrollo Sostenible y Desigualdades Sociales en la Región Andina. https://doi.org/10.17169/refubium-217
Cárdenas,
Julián. 2016. “Enredando a las elites empresariales en América Latina: análisis
de redes de interlocking directorates y propiedad en México,
Chile, Perú y Brasil”. América Latina Hoy
73: 15-44. https://doi.org/10.14201/alh2016731544
Durand,
Francisco. 2019. La captura del Estado en América Latina:
reflexiones teóricas. Lima: Fondo Editorial / Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Fairfield, Tasha.
2015. Private Wealth and Public Revenue in Latin America: Business Power and Tax Politics.
Cambridge:
Cambridge University Press.
Gullo,
Marcelo. 2018. Relaciones internacionales. Una teoría
crítica desde la periferia latinoamericana. Buenos Aires:
Biblos.
Mills,
Charles Wright. 1957. La élite del poder. Ciudad
de México: Fondo de Cultura Económica.
Nercesian,
Inés. 2020. Presidentes empresarios y Estados capturados.
América Latina en el siglo XXI. Buenos Aires: Teseo.
Savage,
Mike, y Karel Williams. 2008. “Elites: Remembered in Capitalism and Forgotten by Social Sciences”. The Sociological Review 56 (1): 1-24. https://doi.org/10.1111/j.1467-954X.2008.00759.x
Schneider,
Ben Ross. 2010. “Business-Government Interaction in Policy Councils in Latin America: Cheap Talk, Expensive Exchanges, or Collaborative
Learning?”. Working Paper 167, Inter-American Development Bank. https://n9.cl/koelw
Schneider,
Ben Ross. 2008. “Economic Liberalization
and Corporate Governance: The Resilience 12 of
Business Groups in Latin America”. Comparative Politics
40 (4): 379-397. https://doi.org/10.5129/001041508X12911362383237
Schneider,
Ben Ross. 2004. Business Politics
and the State in Twentieth-Century Latin America. Cambridge: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511606854
Vommaro,
Gabriel. 2015. “Contribución a una sociología política de los partidos. Los
mundos sociales de pertenencia y las generaciones políticas de PRO”. En “Hagamos
equipo” PRO y la construcción de la nueva derecha en Argentina, compilado
por Gabriel Vommaro y Sergio Morresi, 111-161. Buenos
Aires: Universidad Nacional de General Sarmiento