Íconos. Revista de Ciencias Sociales

Núm 81. Enero - abril 2025, pp. 71-91, ISSN (on-line) 1390-8065

DOI: 10.17141/iconos.81.2025.6242

DOSSIER de investigación

 

Tecnicatura Universitaria en Agroecología: una alternativa laboral para jóvenes de familias migrantes en Argentina

Technical degree in agroecology: A job alternative for young people from migrant families in Argentina

 

Mgtr. Susana Shoaie-Baker. Doctoranda. Universidad Nacional de la Plata y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina).

(susanashoaie@hotmail.com) (https://orcid.org/0000-0003-2296-5260)

 

 

Recibido:06/05/2024 • Revisado: 15/07/2024

Aceptado: 30/10/2024 • Publicado: 01/01/2025

 

Cómo citar este artículo: Shoaie-Baker, Susana. 2025. “Tecnicatura Universitaria en Agroecología: una alternativa laboral para jóvenes de familias migrantes en Argentina”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 81:  71-91. https://doi.org/10.17141/iconos.81.2025.6242


 

Resumen

Los y las jóvenes de familias migrantes de origen boliviano establecidas en el cinturón hortícola platense, en Argentina, acceden a carreras universitarias para alejarse de una actividad caracterizada por las precarias condiciones de vida y de trabajo. En el presente artículo se examinan los desafíos que enfrenta esta población en su tránsito hacia estudios superiores. Mediante una metodología cualitativa y con el marco conceptual de la educación endógena, el encuentro y el reconocimiento cultural, se analiza la manera en que la Tecnicatura Universitaria en Agroecología de la Universidad Nacional de La Plata brinda una alternativa cercana a la realidad de los y las jóvenes. En las conclusiones se destacan las potencialidades de esta alternativa viable que representa una oportunidad de formación para asesorar a productores familiares y a sus organizaciones. Se enfoca en la participación activa de estudiantes, especialmente en cursos prácticos donde se convierten en sujetos protagonistas al compartir sus experiencias. También se puede mencionar que, aunque estas carreras ofrecen espacios colectivos para cuestionar el modelo productivo convencional, todavía persisten desafíos: el nivel de formación inicial y la adaptación de horarios por la necesidad de combinar el estudio y el trabajo. En un contexto de crisis y transición, este tipo de propuesta otorga valor a los saberes locales y potencia la autonomía de la juventud para transformar su realidad. 

Descriptores: agricultura familiar; empleo; juventud; migración; sustentabilidad; transición agroecológica. 

Abstract                                                                                                           

Young men and women from migrant families of Bolivian origin settled in the horticultural belt of La Plata, in Argentina, access university degrees to shift away from activities characterized by precarious living and working conditions. This article examines the challenges faced by this population in their transition to higher education. Using a qualitative methodology and with the conceptual framework of endogenous education, encounter, and cultural recognition, we analyze the ways in which the Technical Degree in Agroecology at the National University of La Plata offers an alternative close to the reality of young people. The conclusions highlight the potential of this viable alternative that represents a training opportunity to advise family farmers and their organizations. It focuses on the active participation of students, especially in practical courses where they become protagonists by sharing their experiences. It can also be mentioned that, although these degrees offer collective spaces to question the conventional productive model, challenges still persist: the quality of lower-level training and the adaptation of schedules due to the need to combine study and work. In a context of crisis and transition, this type of proposal values local knowledge and empowers the autonomy of youth to transform their reality.

Keywords: family farming; employment; youth; migration; sustainability; agroecological transition.

1.             Introducción y contextualización

El cinturón hortícola platense (CHP) es la principal zona productora de hortalizas frescas en Argentina y abastece la mayor parte del consumo de aproximadamente 16 millones de habitantes que residen en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Baldini 2020; Barsky 2013; García 2012). En las últimas décadas el trabajo en este sector, al igual que en otros cinturones hortícolas del país, ha sido llevado a cabo por familias campesinas que migran desde Bolivia (Benencia y Quaranta 2009) en búsqueda de mejores condiciones de vida y de nuevas oportunidades para las generaciones más jóvenes. Estas familias migrantes llenan el vacío que va dejando la salida de productores vinculados a anteriores olas migratorias de origen italiano y portugués, quienes en lugar de continuar con la producción comenzaron a alquilar sus tierras a los que llegaban (García 2012). Los y las migrantes viven y trabajan en las “quintas”, unidades productivas hortícolas que suelen tener una superficie de 0,5 a 2,5 hectáreas (García y Quaranta 2022).

Figura 1. Cinturón hortícola en el periurbano de La Plata

 

Elaborada con base en Google Earth Pro.

 

La horticultura platense se vio fuertemente influenciada entre los años 70 y 80 por las fuerzas desencadenadas por la Revolución Verde a nivel mundial (García 2012). Esta revolución buscaba modernizar los procesos productivos para aumentar la productividad agrícola a corto plazo y promover un uso más intensivo de la tierra con el objetivo de satisfacer la creciente demanda de alimentos en el mundo. Este enfoque implicó el uso de pocos cultivos de alto rendimiento, insumos químicos y maquinaria pesada, lo que llevó al desplazamiento de prácticas agrícolas tradicionales y provocó serios problemas sociales y económicos en los sectores campesinos (Ceccon 2008; Mirafuentes y Salazar 2022; Sarandón 2021). Muchos pequeños agricultores se vieron forzados a abandonar sus tierras, convirtiéndose en mano de obra en producciones intensivas gestionadas por grandes empresas (García 2012).En este contexto, la horticultura en La Plata implementó diferentes tecnologías, entre ellas los invernáculos y un uso excesivo de agroquímicos, priorizando la competitividad y la eficiencia en la producción de hortalizas para satisfacer la demanda (García 2015). Sin embargo, este modelo ha generado efectos negativos: degradación del suelo, pérdida de biodiversidad, contaminación ambiental y riesgos para la salud de trabajadores y trabajadoras que se exponen a productos químicos (Baldini 2020). Además, acarrea condiciones precarias de vida y de trabajo para las familias migrantes, quienes no acceden a la propiedad de la tierra que trabajan, sino que están sujetas a un mercado irregular y abusivo de alquileres (García 2014, 2015).

Al establecerse en el CHP y no poder encontrar las condiciones favorables para que sus hijos e hijas continúen trayectorias educativas y laborales que mejoren sus vidas en el sector, los padres y madres promueven su salida hacia la ciudad de La Plata. Los y las jóvenes también sienten el deseo de dejar atrás la actividad hortícola y señalan entre los principales motivos el alto grado de sacrificio físico que implica, las precarias condiciones laborales y de vida, la inestabilidad económica, la dificultad de acceder a la propiedad de la tierra y el deficiente acceso a servicios y a infraestructura, entre los cuales el acceso a internet adquiere una importancia nueva y relevante (Garatte 2016; Larrañaga 2017; Shoaie y García 2020). Sin embargo, cuando intentan acceder a nuevas oportunidades no lo logran, y en muchos casos deben permanecer en la unidad productiva familiar y proyectar su futuro en lo que les resulta conocido: la actividad hortícola (Garatte 2016; Larrañaga 2017).

Miranda (2013), investigadora sobre juventudes, educación, trabajo y géneros en Argentina y América Latina, señala que los y las jóvenes migrantes en la región, viven en redes sociales y grupos familiares transnacionales y representan un colectivo juvenil a menudo ignorado e invisibilizado. La autora plantea que desde las teorías sociológicas se considera la juventud dentro de estructuras sociales que afectan su desarrollo. Una de ellas es el acceso a la educación y la transición educación-empleo, la cual es crucial para la inserción laboral y el estatus social de la juventud. Otra de las estructuras se refiere a las expectativas sociales sobre la maternidad y la paternidad y la transición del hogar familiar a la independencia. Por su parte, Casal et al. (2006) argumentan que la juventud es un tramo biográfico que va desde la pubertad física hasta la adquisición de la emancipación familiar plena, y destacan la centralidad del itinerario o trayectoria como manera de ver o pensar la inserción social y profesional de los y las jóvenes y su transición a la vida adulta.

Dina Krauskopf (2015, 127), psicóloga especializada en adolescencia y juventud en la región latinoamericana, establece que los y las jóvenes “son el segmento poblacional con mayor potencial para enfrentar con flexibilidad las innovaciones tecnológicas, las transformaciones productivas, los cambios sociales y existenciales.

Sin embargo, son también los que enfrentan condiciones insuficientes para efectuar con éxito las transiciones propias de sus trayectorias”. Durston (1996, 3), uno de los referentes de la investigación sobre la juventud rural en América Latina, advierte que no solo se requieren políticas para mejorar las oportunidades futuras de la juventud, sino también “para enfrentar sus problemas actuales y para dar sentido de utilidad a sus vidas como jóvenes, en el presente”.

Estudios recientes en el CHP (Garatte 2016; Larrañaga 2017; Lemmi, Morzilli y Castro 2020; Shoaie y García 2020, 2021; Moretto, Hirsch y Lemmi 2021; Shoaie 2023), analizan las trayectorias educativas y laborales de hijos e hijas de las familias horticultoras. Shoaie et al. (2011), con base en un trabajo previo con jóvenes de Bolivia y Perú, abordan la juventud entendiendo que se trata de una etapa donde los individuos se caracterizan por su dinamismo, por su actitud cuestionadora y por su apertura y predisposición al cambio, independiente de las definiciones etarias que pueda atribuírseles.

Shoaie y García (2020) consideran que también puede tratarse de una edad bisagra entre la adolescencia y la adultez en la cual se toman decisiones que, en el caso del CHP, podrían conducir a la reproducción del modelo productivo convencional o a su interrupción a través de la adopción de modelos alternativos. Por supuesto, no desconocen la importancia de diversos tipos de soportes y oportunidades para que  esto suceda. Por ello, centran su investigación en explorar el rol que podrían tener los y las jóvenes de estas familias productoras en los procesos de transición agroecológica impulsados en el sector por instituciones públicas y por organizaciones sociales.

Sarandón (2021) destaca que el enfoque agroecológico implica un cambio conceptual en la relación entre el ser humano y la naturaleza, valorando el conocimiento local y adaptándolo. Marasas et al. (2015) señalan que la transición hacia una producción agroecológica es un proceso complejo en el que se articulan distintas escalas (finca, comunidad local, territorio) y que se ve afectada por factores sociales, económicos, tecnológicos, culturales, políticos y ecológicos. Además, subrayan la importancia de valorar las prácticas de las familias agricultoras y de resignificarlas en el proceso de transición.

En el discurso de las instituciones y organizaciones promotoras de la agroecología se reconoce el papel crucial de la juventud para impulsar y sostener estos procesos de transformación. En los últimos años, varias universidades nacionales en Argentina han iniciado tecnicaturas en agroecología. Las tecnicaturas suelen ser carreras cortas, de tres años o menos, especializadas o enfocadas en un ámbito concreto y proporcionan la capacitación y la habilitación necesarias para desarrollar ciertas actividades laborales.

En el presente artículo se examinan los desafíos que enfrentan los y las jóvenes del CHP que lograron terminar sus estudios secundarios y que pretenden acceder a estudios superiores, y de qué forma la Tecnicatura Universitaria en Agroecología de la Universidad Nacional de La Plata (TUnA-UNLP) representa una alternativa concreta y cercana para esta población. Para ello, se emplea el marco de educación y comunicación endógena junto con los conceptos encuentro cultural y reconocimiento planteados por Jorge Huergo (2004), un reconocido comunicador, docente e investigador argentino.

Los modelos endógenos de educación y comunicación enfatizan la importancia de que los educandos sean protagonistas de su propio proceso de transformación. Este enfoque reconoce que la cultura constituye un elemento central en la comunicación y busca la problematización, alentando a las personas a desarrollar sus capacidades y a transformar su realidad. Huergo (2004) plantea que la cultura, es decir, el conjunto de estrategias para vivir de los sujetos, en la cual también está inmersa la transformación que se busca, no puede ser ignorada. Establece que en la comunicación el encuentro de culturas requiere ser trabajado a fondo, pues implica conocer cuáles son los sueños y expectativas, las labores cotidianas, los lenguajes, las dudas, las limitaciones, las creencias, etc.

Asimismo, Rosenstein, Primolini y Pascuale (2003) advierten que es necesario aprovechar “la morfología de una red de diálogo” en la recreación y transformación del conocimiento, intentando construir un sentido común. Este enfoque reconoce que, aunque los sujetos están condicionados culturalmente, también tienen autonomía para actuar dentro de esos condicionamientos. “En síntesis, no hay sujetos pasivos; por eso confiamos en que son esos sujetos los artífices de la transformación del mundo, entendido también como un contexto, caracterizado por su complejidad y por una prolongada situación de crisis orgánica” (Huergo 2004, 3).

Finalizando esta sección introductoria y de contextualización, se pasa a explicar la metodología utilizada, posteriormente, se comparten los resultados organizados en dos apartados: desafíos y tensiones que enfrentan los y las jóvenes del CHP en su tránsito hacia estudios superiores y el trabajo y la TUnA-UNLP una alternativa concreta y cercana a la realidad de los y las jóvenes del CHP. Finalmente, se plantean algunas conclusiones sobre las condiciones de vida precarias acarreadas por el modelo convencional impulsado por los principios de la Revolución Verde, por los desafíos académicos, por el aislamiento social y por las presiones económicas y familiares que conducen a la reproducción intergeneracional de este modelo. Además, se analiza la manera en que la formación en agroecología, a través del programa de la TUnA-UNLP, responde a las necesidades de este grupo de jóvenes al ofrecer un enfoque académico que valora sus conocimientos previos, que fomenta redes de apoyo y que brinda herramientas para transformar su entorno productivo hacia un modelo más sostenible y adecuado para sus quintas familiares.

2.             Metodología

Para la investigación en la que se basa este artículo se siguió una estrategia cualitativa y se combinó con el relevamiento de información primaria y secundaria. Paralelo a una revisión bibliográfica, se realizó observación directa en clases de la TUnA-UNLP y entrevistas semiestructuradas a informantes clave de la coordinación de la tecnicatura y a 10 jóvenes estudiantes universitarios. Las personas entrevistadas se organizaron en tres grupos: quienes provenían de familias horticultoras y estudiaban en la TUnA-UNLP, quienes estudiaban en la tecnicatura, pero no provenían de estas familias y un tercer grupo formado por hijos o hijas de familias horticultoras que estudiaban Ingeniería Agronómica,[i] una carrera más larga y tradicional de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. En total se entrevistaron a cuatro hombres y a seis mujeres. Todos los nombres han sido modificados para preservar la identidad de las personas entrevistadas. En la tabla 1 se detallan los actores entrevistados, los espacios observados, las técnicas utilizadas y el criterio de selección o forma de contacto empleada.

Tabla 1. Actores, técnicas y criterios de selección

Tabla

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Elaborada por la autora.

3.    Análisis y resultados

En esta sección se presentan los resultados organizados en dos partes. En la primera se abordan las dificultades que enfrentan los y las jóvenes del CHP al intentar acceder a estudios superiores y mejorar sus condiciones laborales. Mientras que en la segunda se presenta la TUnA-UNLP, una tecnicatura creada en 2022 que ofrece formación en agroecología, combinando teoría y práctica con un enfoque que busca incluir a estudiantes de sectores excluidos como los del CHP. Se incorporan extractos de entrevistas realizadas a jóvenes que cursan esta tecnicatura y a estudiantes de la carrera Ingeniería Agronómica.

3.1. Desafíos y tensiones que enfrentan los y las jóvenes del CHP en su tránsito hacia estudios superiores y el trabajo

Las familias horticultoras de origen boliviano aspiran a que sus hijos e hijas salgan de las precarias condiciones de vida y laborales asociadas a la actividad hortícola, buscando que continúen sus trayectorias en contextos más favorables. Esta posibilidad de mejorar su situación a menudo se relaciona con la educación secundaria y superior. Sin embargo, muchas veces los y las jóvenes enfrentan diversos desafíos en su trayectoria educativa (figura 2). Esto provoca, especialmente en el caso de los hombres, que abandonen sus estudios y que no logren acceder a otras oportunidades, viéndose obligados o motivados a permanecer en la unidad productiva familiar. Así, continúan viviendo con sus padres o madres y trabajando en la misma actividad que desempeñan sus progenitores. Con el tiempo, se espera que se casen, que formen sus propias familias y que inicien una nueva unidad productiva (Shoaie y García 2021).

Naturalmente, cuando los y las jóvenes permanecen o regresan a la actividad hortícola, mientras colaboran o trabajan en la quinta familiar, más aún si llegan a ser arrendatarios, suelen continuar con la forma de producir que aprendieron. Por ello, tienden a reproducir el modelo productivo, quedando así atrapados o atrapadas en un ciclo donde las aspiraciones familiares e individuales de mejores condiciones de vida parecieran no encontrar vías de realización.

Figura 2. Ciclo de reproducción intergeneracional del modelo convencional

 

Diagrama

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Elaborada por la autora


 

Las mujeres jóvenes entrevistadas aseguran que para ellas es más difícil conseguir un trabajo que para sus pares hombres. Además, consideran que si no estudian y solo dependen de su pareja, presente o futura, serían vulnerables ante la posibilidad de ser abandonadas con sus hijos o hijas. Así, por una inquietud propia y motivadas por sus madres, las jóvenes buscan continuar sus estudios superiores enfrentando múltiples obstáculos entre los que se encuentran la brecha educativa, la soledad en la universidad, inseguridades sobre su apariencia y dificultades con algunos docentes. Las madres jóvenes deben equilibrar el cuidado de sus hijos o hijas con sus estudios.

A continuación, se comparten extractos de algunas de las entrevistas realizadas. Gladys, la más joven de las entrevistadas, y quien en 2022 cursaba su primer año de Ingeniería Agronómica, comenta:

No me fue bien en el ingreso, no fue como me esperaba, antes era buena alumna y yo re ilusionada (…). En la escuela no teníamos tanta exigencia (…). Ya en las primeras clases me sentí muy inferior porque justo me tocó matemáticas con chicos que venían de una escuela agropecuaria que eran compañeros, es decir, venían entre amigos a estudiar y eran más avanzados (…), me costaba y me dio miedo y por miedo no preguntaba. Cuando la profe decía ¿entendieron? todos decían sí, nadie levantaba la mano, solo una vez me animé (…) y alcé la mano, me dijo que me parara y que diga mi nombre y me dio vergüenza porque todos te quedaban mirando, entonces me espanté (entrevista a Gladys, estudiante de Ingeniería Agronómica, mayo de 2022).

Laura, una joven que al momento de ser entrevistada, en mayo de 2022, cursaba el cuarto año de la misma carrera, aseguró:

La mayoría son argentinos, vienen con sus propios grupos (…) quinteros no había, eran hijos de productores más grandes (…). El mayor obstáculo que creo que vivimos todos los paisanos es llegar a una facultad y no conocer a nadie, te sentís tan solo. Pero eso con el tiempo lo fui manejando con el otro objetivo que era más fundamental, no era tener amigos, era estudiar y aprobar las materias. Qué importa si no eres rico, es muy marcado eso de las clases sociales (…). Después fui haciéndome mi propio grupete (...). Llegas a la facultad queriendo ser perfecta, queriendo sobresalir, y capaz que no podés y pensás que te critica la gente. Capaz que es algo mío (…). En mi curso de ingreso era la única paisana (entrevista a Laura, estudiante de Ingeniería Agronómica, mayo de 2022).Nancy, otra de las jóvenes entrevistadas y quien también se encontraba en cuarto año de Ingeniería Agronómica, comenta que miembros del personal docente “no bajan al nivel del que quiere aprender”. En general, las cuatro jóvenes entrevistadas consideran que hay profesores que las “tratan mal” y que no tienen empatía hacia ellas.

En un momento me dije por qué, a él le pagan para explicarme, yo tengo que ir (…). Le decía, no entiendo, no entiendo, no entiendo, no entiendo, y abajo me temblaban las rodillas. Como soy morocha la ventaja es que no se nota lo colorado (…). Le pierdes ese miedo a esos profesores que están en esa altaneidad y vos decís tienen que bajar (entrevista a Nancy, estudiante de Ingeniería Agronómica, mayo de 2022).

Sin embargo, Nancy y Laura, que están más avanzadas en sus carreras, consideran que esta situación ha ido cambiando en los últimos años gracias a la intervención de los centros de estudiantes. Ambas son madres de hijos menores de 10 años. Nancy tuvo que dejar sus estudios en dos ocasiones y comenta que la primera vez que decidió retomarlos tenía un hijo de dos años y una bebé recién nacida, entonces cursó una sola materia hasta poder avanzar al segundo año de la carrera. Cuando sus hijos crecieron fue más fácil acomodar sus tiempos. Comenta que al dejar sus estudios perdió amistades y compañeros y compañeras. Los nuevos desafíos que representó la virtualidad durante el aislamiento obligatorio debido a la pandemia por la covid-19 la llevaron a abandonar por segunda vez la universidad. No solo tenía que lidiar con sus clases virtuales, sino también con el constante envío de tareas escolares para que sus hijos realizaran en casa. Por su parte, Laura enfrentó desafíos similares, ella es madre de una niña y pudo manejarlo, por lo que no llegó a abandonar sus estudios.

En el caso de los hombres jóvenes entrevistados observamos que uno de los condicionantes para continuar los estudios es la necesidad de trabajar. Carlos, uno de los entrevistados, inició en Ingeniería Agronómica y luego de la pandemia decidió cambiarse a la TUnA-UNLP y comentó lo siguiente:

Los que vienen a estudiar terminan estudiando un poco y trabajando un poco (…). Llega el punto en que se cansan. En el caso de mi primo, el hijo de mi tío, se recibió de ingeniero eléctrico, pero demoró como 20 años en recibirse porque él tenía este tema de estudiar y trabajar y bueno, los primeros años eligió dejar la carrera y trabajar hasta que un día su padre le dijo “no, deja de trabajar y ponte las pilas” y ahí fue aflojándole al trabajo y poco a poco todos los años de poquito en poquito y es el único que ha terminado. Tenía otro que estaba en Informática (…) ve que sus padres están laburando y ese es un pensamiento de ellos “yo voy a la facultad, pierdo mucho tiempo, mis viejos están reventados y otra vez tengo que irme todo el día a perder el tiempo”. El estudio y el trabajo los come mentalmente (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022). Por su parte, Franco, amigo de Carlos y también estudiante de la TUnA-UNLP, aporta otra visión de esta situación.

Tenés que tener una base que te sostenga, más que nada en el verano [cuando el trabajo es más intenso], en la quinta no hay horario. O sea, tenés que adaptarte. He conocido también amigos así productores que venían, cursábamos juntos y se dormían en clase porque el tipo trabajaba toda la mañana y parte de la noche y venía acá, teníamos cuatro horas de clase y se dormía, teníamos que levantarlos. Probablemente no iba a terminar bien, no iba a aprobar bien (entrevista a Franco, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Carlos comenta que también tiene que hacer frente a este tipo de situaciones que contaba Franco.

Dentro de todo no trabajo tanto como antes. Por la parte de mi hermano él sí trabaja, intentó [estudiar] pero no pudo. Aunque me hago mi tiempito para ayudar, mi conciencia, ellos están en la quinta y yo estoy acá. Yo al venir para acá me siento que no hago nada, a ratos digo voy a perder el tiempo, no estoy ayudando. O cuando mi mamá a veces me dice que voy a perder el tiempo [a la universidad], pero dentro de todo me ayudan a seguir el estudio, pero ellos también viendo el progreso mío. Si ellos ven que pierdo el tiempo o no hago nada, ahí también me cortarían ese privilegio (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Franco relata que es necesario estar muy concentrado y saber enfocarse en las dos

cosas, el estudio y el trabajo, para no desaprobar y no sentir que se pierde el tiempo mientras los familiares están trabajando en la quinta. En las entrevistas con mujeres jóvenes, si bien no fue mencionada esta disyuntiva interna entre estudiar o ayudar en la quinta, sí comentaron que los fines de semana siguen colaborando con la producción familiar.

El transporte y la seguridad son otros de los desafíos importantes que deben enfrentar los y las jóvenes. Regresar de la universidad al CHP de noche implica realizar viajes en remis, transportes similares a los taxis, pero más costosos, y temor a la delincuencia. Durante el día el transporte público implica largos trayectos en colectivos con pocas frecuencias. Quienes cuentan con vehículos propios a menudo facilitan el traslado a compañeros y compañeras. La falta de transporte adecuado puede afectar significativamente el tiempo disponible para trabajar y estudiar

Finalmente, las personas entrevistadas comentan que cuando mostraron interés en seguir carreras afines con la agricultura muchas veces no encontraron apoyo de sus familias, pues desean que se alejen de esta actividad para que accedan a mejores condiciones de vida. Carlos contó la situación de un primo que quería estudiar agronomía, pero que su padre no lo dejó porque “agronomía es quinta, sufrir lo que yo”. También relató su propia experiencia. “Les dije ‘voy a estudiar agronomía’, ‘pero estudia otra cosa’ me decían, ‘derecho o medicina’. Yo decía ‘me crie en el campo, quiero seguir en el campo y voy a morir en el campo, lo más cercano es agronomía’ de a poco van aflojando” (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Por su parte, Nancy dijo que sintió que sus “paisanos” se burlaban de ella por escoger la carrera de Ingeniería Agronómica, le decían “¿qué es? ¿plantar una papa?”, insinuando que no había nada nuevo que ella pudiera aprender con su selección. Carlos dejó la carrera elegida al iniciar la pandemia por la covid-19, además siente que lo conducía “para un lado que mi familia y yo no podemos llegar, a un nivel más extensivo y yo quería ir estudiando y practicando y no había esa posibilidad” (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022). Posteriormente, en 2021 decidió inscribirse en la TUnA-UNLP. Comparte que la reacción de su tío al darle la noticia al inicio fue de desconfianza, pero pudo explicarle de qué se trataba y este le cedió un cuarto de hectárea de su tierra alquilada para que pudiera experimentar. “Por eso ahora donde mi tío estoy haciendo un pedacito agroecológico para demostrarles a ellos que es una buena manera de trabajar y que no va a ser tan sufrido como ellos lo vivieron” (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

3.2. La TUnA-UNLP: una alternativa concreta y cercana a la realidad de los y las jóvenes

La TUnA-UNLP surge en 2022 a partir de la participación y construcción colectiva de la comunidad educativa de la UNLP. Su objetivo es “formar técnicos y técnicas con conocimientos teóricos y prácticos que aporten al diseño, manejo y gestión de agroecosistemas con un enfoque agroecológico, de manera de promover sistemas productivos sustentables” (Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales 2024, 6). A su vez, busca

atraer a un universo de estudiantes tradicionalmente excluidos del acceso al estudio universitario, quienes podrían ver en esta propuesta una oportunidad de formación académica. Asimismo, pueden resultar de interés para los y las jóvenes que proceden del sistema de educación media agraria (…) y a jóvenes con titulación secundaria que trabajan en el medio productivo o pertenecen a organizaciones de productores/as u organizaciones no gubernamentales interesadas en la problemática. También, sería una alternativa para quienes integran organizaciones y movimientos de productores/as del cinturón hortícola de La Plata (Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales 2024, 5).

Su duración es de dos años y medio con una carga semanal de 15 a 20 horas, los requisitos para la inscripción son tener un título secundario o haber aprobado el examen estipulado por la UNLP para el caso de personas mayores de 25 años que no cuenten con título secundario. La TUnA-UNLP pretende también atender, con una alternativa concreta, la creciente demanda de profesionales formados en agroecología, estimulada por las políticas públicas impulsadas a nivel nacional y especialmente provincial.

En diciembre de 2021 había 150 estudiantes inscriptos organizados en cuatro comisiones (Infocielo 2021). Según los y las jóvenes que concedieron entrevistas, del total de estudiantes solo siete, tres hombres y cuatro mujeres, provienen de familias productoras del CHP, aunque reconocen que pueden ser más. De los 24 estudiantes en promedio que participaron en las clases observadas de una de las comisiones, tres eran de familias horticultoras. Son varias las motivaciones de los y las jóvenes del CHP para inscribirse en esta tecnicatura.

Quería un cambio por la salud de mi papá porque yo creo que la manera convencional es lo que más le afecta a un productor y la agroecología es como una forma más segura en sí. Con los agroquímicos mi papá nos comenta que le arde la piel (entrevista a Romina, estudiante de la TUnA-UNLP, mayo de 2022).

En 2019 empecé a estudiar la carrera de Agronomía, estaba haciendo el primer año y me agarró la pandemia y no esperaba que fuera virtual, no pude seguir. En el grupo [de WhatsApp] Ana [una de las coordinadoras del área de juventud de la organización de productores en la que participa] tira que hay la tecnicatura, me lo mandó a mí y a varios compañeros más. Me metí a investigar de qué se trataba y me interesó bastante, más que la carrera que estaba haciendo. Estaba pensando en cambiar de Agronomía porque me tiraba más para un lado que mi familia y yo no podemos llegar, a un nivel más extensivo y yo quería ir estudiando y practicando y no había esa posibilidad. En la tecnicatura lo que he visto en el plan de estudio me gustó más, también Ana me recomendó. Es una carrera que hacés una materia y podés hacer [práctica] al mismo tiempo, está pensada más para el productor que para un empresario (…). Otra cosa que me incentivó a anotarme a la TUnA-UNLP fue la palabra agroecología, me gustó, una por mis abuelos y otra por mí. Mi abuelo siempre producía para mi familia allí en Bolivia de esa manera agroecológica, pero no se conocía como agroecológica, sabían por saber, no tenían el nombre de la ciencia (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Durante la entrevista grupal con jóvenes del CHP se les consultó si consideraban que ser productores o productoras representaba una ventaja en los cursos de la tecnicatura frente al estudiantado que no provenía de familias productoras.

Nosotros venimos con una idea, tenemos conocimiento, pero (…) a mí me pasaba que hay cosas que conozco pero que no las relaciono de una forma más técnica (…). El viernes estábamos viendo procesos, cómo desarrollar un cultivo en forma de franja, surco, cómo prevenir las heladas, [estas prácticas] ¡tienen su nombre! no sabía eso (entrevista a Franco, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022),

Te lo hacen saber vos que sos productor (…) está bueno. He visto que hay personas que no tienen ni idea de cuánto tarda en salir una cosecha, cuál es el riego, qué se le tiene que echar, los fertilizantes. Nos preguntaban qué le pasa a la planta en el invernadero o cómo prevenir las heladas (…). El profesor no conocía y dijo “ustedes deben saber”. Aquí es mucha teoría para la gente que nunca vio una producción. José [un compañero que no es productor] dice que quiere ver nacer, producir. Así me di cuenta de que producir verdura no es cualquier cosa. Antes yo decía “cualquiera hace esto”, la TUnA-UNLP puso un valor a lo que hacemos nosotros (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Una de estas jóvenes, quien a su vez participa en el área de agroecología de una organización del CHP, relató que en los cursos de la TUnA-UNLP puede ver reflejado lo que le dicen sus “compañeros” productores en las reuniones. Fue común durante las observaciones ver también la manera en que se generaban conversaciones paralelas. Por ejemplo, algunos estudiantes que deseaban conocer más sobre algunos biopreparados específicos o intercambios de contactos para seguir en comunicación con el fin de participar en los talleres que realizan las organizaciones de las que forman parte.

Al ser consultado sobre sus aspiraciones una vez concluya la TUnA-UNLP, uno de los entrevistados compartió sus anhelos futuros.

Yo en la quinta antes de la agroecología no le veía mucha salida, por eso comencé a estudiar oficios: manipulación de alimentos, montador de electricidad (…). Estar en lo convencional es arriesgado para la salud y era muy inestable, los precios se iban para arriba, no podía sostener. Tenés que alquilar, más los químicos. He visto como familiares y amigos están mal de la vista, de la espalda. Entonces me decían “si no querés  trabajar en la quinta, busca un trabajo”, y empecé a hacer esos cursos. A veces tengo trabajo de montador [de electricidad] pero capaz que con esto [la TUnA-UNLP] puedo tener un emprendimiento de producción agroecológica para mí. Conseguir tierra y poder implementar toda esa práctica. También está la posibilidad de ser extensionista, asesor, o incluso meterte al Estado, pero quiero meterme más en la producción. Mi papá me decía “por último te consigo tierra y te pones a trabajar allí”. Estaba pensando en buscar un lugar donde practicar la agroecología, poder producir (entrevista a Franco, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

 

Cabe mencionar que cuando este joven cursaba el segundo año de la tecnicatura comenzó a trabajar asesorando técnicamente a una organización de pequeños productores agroecológicos de otra localidad cercana a La Plata. Por su parte, Carlos, que recientemente también culminó su formación en agroecología en la Escuela Nacional de Agroecología (ENA) de la FRPA, reveló lo siguiente: “está la agroecología que es de asesor de productor grande, pero me enfoqué más en el acá, ser asesor de la [producción] familiar de mis vecinos, de mi familia, ayudarles a ellos” (entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

 A finales de 2022, con otro compañero de la ENA, estaban estableciendo una parcela agroecológica comunitaria. Además, cumple la función de tesorero en una cooperativa de productores familiares del CHP y ha iniciado una línea de formación en agroecología en el área de juventud de la FRPA. En el caso de una de las mujeres jóvenes, se proyecta también “enseñando a los quinteros, dando charlas y talleres sobre el preparado de bioinsumos” (entrevista a Romina, estudiante de la TUnA-UNLP, mayo de 2022).

Estudiantes de la TUnA-UNLP que no provienen del CHP

En este punto, y a fin de contar con mayores insumos para el análisis bajo el concepto de encuentro cultural, también resulta interesante conocer y contrastar las motivaciones y aspiraciones en torno a la TUnA-UNLP de los y las estudiantes que no provienen de familias del CHP. También se enfatiza en sus percepciones sobre sus compañeros y compañeras que se dedican a la producción.

Uno de los casos analizados es el de una estudiante de 31 años que ya contaba con una licenciatura en Trabajo Social, tiene un historial de formación en movimientos campesinos y trabaja en la comisión ambiental de una organización social que impulsa huertas comunitarias que abastecen comedores en barrios periféricos de La Plata. Supo de la TUnA-UNLP por compañeros del trabajo y tiene un interés propio por la cuestión campesina y por la soberanía alimentaria.

De la misma organización proviene otro de los jóvenes entrevistados, de 21 años, quien comenzó sus estudios superiores en Botánica, pero sintió que quería algo más directo para el cambio. Una compañera le avisó sobre la TUnA-UNLP y no dudó en inscribirse. Durante la entrevista explicó que en la organización hace años impulsan huertas agroecológicas sin saber que se llamaban así. Otro caso es el de una estudiante de 31 años que trabajaba de electricista y que además realizaba labores de serigrafía. Su motivación principal es el cuidado del medioambiente y supo de la TUnA-UNLP por un amigo que estudia agronomía. Le gusta la tierra, la huerta y también le inquieta la incertidumbre sobre el futuro y los problemas de energía, climáticos y de alimentos. Aseguró que nunca hubo una carrera que le llamara la atención, pero que cuando conoció el programa pensó que era lo que quería estudiar.

Estos y estas estudiantes son de la ciudad de La Plata y contaron que generalmente se movilizaban en bicicleta por considerar que es el medio más rápido de transporte. En sus casos sienten que vivir en la ciudad, tener trabajos con horarios flexibles, una buena base de la enseñanza secundaria, contar con el apoyo familiar y no tener hijos o hijas les ha permitido continuar sus estudios. Sobre la manera en que se proyectan una vez que terminen sus estudios dijeron tener cierta incertidumbre. Aunque creen que la demanda de asesores y técnicos en agroecología está incrementando, saben que esto depende de las políticas públicas favorables actuales. Además, expresaron que no saben ubicarse laboralmente.

El estudiante más joven entrevistado se muestra más esperanzado. “Mientras más proyectos haya en torno a la agroecología mejor, mientras más redes se tejan en el proceso, sembrando la semilla como la idea. No tengo nada seguro, pero me mando para adelante” (entrevista a Juan, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

A la pregunta de si conocen el CHP respondieron “sí, desde la ruta”. Ninguna de las personas entrevistadas tiene padres o madres que se dediquen a la agricultura, pero recuerdan que sus bisabuelos sí lo hacían y manifestaron que en alguna medida sus abuelos “comían de la quinta”. Las experiencias de transición agroecológica que conocen principalmente se relacionan con las prácticas desarrolladas en la TUnA-UNLP. Finalmente, al igual que a los y las jóvenes del CHP, se les consultó si consideraban que sus compañeros y compañeras contaban con alguna ventaja o desventaja por el hecho de dedicarse a la producción.

A veces aportan mejor ellos que los profesores, tienen mejor experiencia (entrevista a Pablo, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Yo hablé con un compañero, yo sé que trabaja en agroecología, hablé con él (…) le dije “yo no sé, vivo en departamento, vos vivís en el campo desde chico, sabes más que yo” (…). Yo lo aprecio, él viene, trabaja, estudia acá, también estudia en agronomía (entrevista a Juan, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Yo creo que los compas que son productores y vienen a la agroecología tienen mucho para compartir y para trabajar juntos (…). El otro día hablando con un compa me compartió una banda sobre bioinsumos, abonos, repelentes, con plantas de alrededor, espontáneas de la huerta, no vimos nada de eso en la facu pero está presente (entrevista a Josefina, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

Sería interesante que desde lo práctico la gente de la facu pueda verlos como potenciales docentes incluso, tienen un montón de teoría que por ahí no está sistematizada, el saber está ahí. Podemos leer un montón de cosas en los libros, pero ellos ya lo tienen en el cuerpo (entrevista a Bianca, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022).

De forma general, las personas entrevistadas consideran que se han convertido en un grupo, valoran poder tejer redes y mantener el contacto al terminar la tecnicatura. En el caso de los y las jóvenes estudiantes del CHP, también manifiestan su entusiasmo por trabajar de forma conjunta, aunque reconocen que tienden a agruparse entre “paisanos”. Es interesante notar que, aunque participan en organizaciones diferentes, muestran el deseo de articular esfuerzos, pues la competencia entre organizaciones se debe a “los más antiguos”.

En cuanto a las interacciones entre docentes y el estudiantado, se pudo observar que desde la docencia se utilizan recursos que contribuyen al reconocimiento de los saberes y prácticas de los y las estudiantes y a la identificación con los contenidos compartidos. Entre los recursos utilizados se emplearon dinámicas de presentación, la constante interpelación por parte de los y las docentes mediante preguntas o afirmaciones que daban lugar al intercambio de comentarios y a la reflexión, las dramatizaciones, la proyección de videos seguidos de debates, los trabajos en grupo, etc.

Figura 3. Estudiantes de la TUnA-UNLP trabajando en grupo

 

Fuente: Fotografía de la autora (2022).

 

 

4.    Conclusiones

El cinturón hortícola platense es una de las principales zonas de producción de hortalizas en Argentina. Aquí las familias migrantes de origen boliviano han asumido un rol central en la actividad. La introducción de tecnologías promovidas por la Revolución Verde en décadas anteriores ha definido las características del modelo productivo prevaleciente en el sector, el cual, si bien busca aumentar la productividad para lograr una mayor competitividad, acarrea fuertes daños al medioambiente y genera condiciones precarias de vida y de trabajo. Los y las jóvenes, motivados por sus familiares, aspiran a salir de la actividad, a continuar sus estudios superiores y a acceder a otros empleos.

Sin embargo, al intentarlo enfrentan múltiples obstáculos para acceder y permanecer en la educación superior, incluyendo la falta de preparación académica, el sentimiento de aislamiento en instituciones educativas donde predominan otros grupos sociales y la presión económica y moral de contribuir al trabajo familiar en la quinta. Las mujeres jóvenes presentan también, en algunos casos, la carga adicional de la maternidad. A pesar de las aspiraciones de los y las jóvenes por mejorar sus condiciones de vida, la mayoría continúa el ciclo intergeneracional de la producción hortícola, evidenciando la manera en que las condiciones estructurales y la falta de oportunidades pueden limitar su capacidad de cambio.

La presión que los y las jóvenes experimentan para alejarse de la actividad en busca de mejores oportunidades se traduce en una resistencia familiar hacia la elección de carreras relacionadas con la agricultura. Sin embargo, algunos y algunas jóvenes manifestaron sentirse atraídos o atraídas justamente hacia lo conocido y hacia lo que consideran que hacen bien: el trabajo en el campo. Así, buscan seguir carreras entre las que destaca Ingeniería Agronómica, descubriendo luego que el programa, permeado por las premisas del modelo convencional en grandes extensiones agrícolas, no representa para ellos o ellas una posibilidad de llevar los aprendizajes a la práctica en las quintas familiares de pequeñas dimensiones y bajo las limitaciones económicas que enfrentan.

La promoción de la agroecología por parte de instituciones públicas y de organizaciones sociales en el CHP debido a su potencial para transformar el modelo productivo en la horticultura familiar y los programas académicos que buscan formar un número creciente de técnicos y técnicas para el impulso y el acompañamiento de los procesos de transición, podrían representar un enfoque más cercano a las posibilidades de los y las jóvenes. Tal es el caso de la TUnA-UNLP.

Un breve análisis a la luz de los modelos de educación y de comunicación endógena y bajo los conceptos de encuentro cultural y reconocimiento, puede conducir hacia algunas reflexiones en torno a la cercanía de la TUnA-UNLP a la realidad de los y las jóvenes del CHP, convirtiéndose en una alternativa concreta para esta población. En los objetivos de la TUnA-UNLP y en las clases observadas se ve claramente el esfuerzo por dar lugar a que los y las estudiantes participen activamente en el proceso de aprendizaje.

En los cursos con contenidos más prácticos y directamente relacionados con laproducción agrícola familiar, los y las estudiantes del CHP parecieran convertirse en sujetos protagonistas al poder posicionarse como productores y productoras y compartir desde su experiencia y su historia. Esto marca una diferencia entre la TUnA-UNLP y el sentimiento de los y las entrevistadas hacia otras carreras donde los contenidos son completamente nuevos. Inclusive en el caso de Ingeniería Agronómica, la percepción de las personas entrevistadas es que el programa estaría enfocado en productores de grandes extensiones provenientes de “otras clases sociales”, dejando fuera la posibilidad de identificación.

Cabe mencionar que la propuesta agroecológica, y por ende también la TUnA-UNLP, promueve una liberación de preceptos heredados de modelos exógenos en los que existen sectores carentes de saberes a los cuales hay que transferirle conocimiento e información. Aquí las propuestas no están centradas en los destinatarios sino en quienes las promueven, lo que Freire (1970) denomina “invasión cultural”, muy coherentes con los preceptos de la Revolución Verde y cuya herencia se ve reflejada en el modelo productivo prevaleciente en el CHP.

Pero ¿cuál es la cultura en la que se inserta la TUnA-UNLP? Es interesante notar que pareciera existir una diversidad cultural entre el estudiantado, constituyéndose esta tecnicatura, por sus características, en un ámbito ideal para promover el encuentro y la articulación cultural al que hace referencia Huergo (2004). Así, en alguna medida, se puede observar que se dan procesos de reconocimiento y de identificación entre los y las estudiantes y también entre estudiantes y docentes.

Si bien los y las jóvenes que provienen de familias del CHP no constituyen la mayoría en número, sienten que en algunos de los cursos existe una “puesta en valor” de sus capacidades y saberes y que el intercambio que se da y los contenidos que se comparten les recuerdan conversaciones que tienen entre productores y productoras en reuniones de sus organizaciones. También pareciera representar una oportunidad para conocer las bases científicas detrás de las prácticas con las cuales se familiarizan.

Los y las estudiantes que no provienen de familias productoras valoran la posibilidad de establecer redes de diálogo y contactos con jóvenes productores para conocer las implicaciones de la propuesta agroecológica en la práctica. En coherencia con lo que señalan Rosenstein, Primolini y Pascuale (2003), estas redes de diálogo permiten a los y las participantes de la TUnA-UNLP recrear y transformar el conocimiento y construir sentidos y proyectos colectivos e individuales.

Entre las motivaciones y aspiraciones de los y las jóvenes del CHP vemos que la TUnA-UNLP representa una alternativa para formarse y poder asesorar a sus familiares y a otros productores sobre la mejor manera de producir sin agroquímicos y así evitar problemas de salud. Sienten que la agroecología es algo más concreto y aplicable a las pequeñas producciones. Los y las estudiantes, especialmente quienes pertenecen al CHP, suelen formar parte de organizaciones y son motivados a unirse a la TUnA-UNLP por sus referentes.

Estas organizaciones proporcionan respaldo a los y las jóvenes que eligen estudiar agricultura, a menudo careciendo de apoyo inicial de sus familias. Además, ofrecen un espacio colectivo para cuestionar el modelo productivo convencional y promover esfuerzos de transformación que difícilmente serían impulsados individualmente. La participación de jóvenes productores de diversas organizaciones en la TUnA-UNLP fomenta el reconocimiento mutuo, la identificación con objetivos comunes y la posibilidad de colaboración.

En cuanto a la manera en que la TUnA-UNLP aborda los obstáculos que enfrentan los y las jóvenes del CHP al acceder a la educación universitaria, pareciera aliviar los desafíos relacionados con el miedo, la soledad y las inseguridades que suelen experimentar al ingresar a la universidad. Además, la duración de la carrera es valorada positivamente, al igual que la oportunidad de ingreso para personas mayores de 25 años sin completar la educación secundaria, lo que aborda una limitación identificada, especialmente entre los productores hombres. La existencia de ciertos soportes, entre ellos los centros estudiantiles y los grupos y redes que se forman entre el estudiantado, ha demostrado ser crucial para que puedan sortear las dificultades, proporcionando un sentido de pertenencia y solidaridad en el proceso. Sin embargo, todavía persisten desafíos entre los que sobresalen el nivel de formación académica al ingresar y los horarios de los cursos, que también necesitarían ajustarse para adaptarse a las responsabilidades laborales de los y las estudiantes.

Con respecto a la posibilidad de insertarse laboralmente como técnicos en agroecología, se deduce de las entrevistas que quienes provienen de familias horticultoras tienen las mayores posibilidades. Pues según sus propias palabras “llevan en el cuerpo” el conocimiento, lo que les permite asumir roles de asesoría o funciones administrativas en las organizaciones de productores y productoras.

A manera de comentario final, retomo a Huergo (2004) cuando señalaba que, si bien los sujetos están condicionados culturalmente, también son relativamente autónomos para actuar en el terreno de esos condicionamientos y ser artífices de la transformación del mundo en un contexto caracterizado por su complejidad y por una prolongada situación de crisis orgánica. Los y las jóvenes del CHP se ubican perfectamente en estas palabras. Se encuentran en un contexto claro de crisis, de constante transición, de búsqueda de oportunidades que representen mejores condiciones de vida. Propuestas como la TUnA-UNLP, más cercanas a su realidad, podrían representar una posibilidad concreta que se construye sobre capacidades, prácticas y saberes que se resignifican y que adquieren nuevos sentidos valorados por la sociedad.

Apoyos                                                                                                                      

La investigación en la que se basa este artículo se financió con fondos de la beca doctoral 2019-2025 del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.


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Entrevistas

Entrevista a Bianca, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022.                  

Entrevista a Carlos, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022.

Entrevista a Franco, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022.

Entrevista a Gladys, estudiante de Ingeniería Agronómica, mayo de 2022.

Entrevista a Josefina, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022. Entrevista a Juan, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022.

Entrevista a Laura, estudiante de Ingeniería Agronómica, mayo de 2022.

Entrevista a Nancy, estudiante de Ingeniería Agronómica, mayo de 2022.

Entrevista a Pablo, estudiante de la TUnA-UNLP, noviembre de 2022. Entrevista a Romina, estudiante de la TUnA-UNLP, mayo de 2022.

Notas


[i] Estas últimas entrevistas fueron realizadas en conjunto con otra investigadora, Melina Morzilli, que pertenece al CONICET-UNLP.