Íconos. Revista de Ciencias Sociales

Núm 83. Septiembre - diciembre 2025, pp. 67-88, ISSN (on-line) 1390-8065

DOI: 10.17141/iconos.83.2025.6633

 

 

DOSSIER de investigación

 

Militares y política en el Brasil contemporáneo: una mirada desde los editoriales de la prensa escrita

Military and politics in contemporary Brazil: A view from editorials of the written press

 

 

Dra. Marina Vitelli. Profesora adjunta. Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro (Brasil).

(marina.vitelli@ufrrj.br) (http://orcid.org/0000-0001-8827-6279) (https://ror.org/00xwgyp12)

Dra. Juliana Bigatão Puig. Profesora adjunta. Universidad Federal de São Paulo (Brasil)

(juliana.puig@unifesp.br) (http://orcid.org/0000-0002-7938-0661) (https://ror.org/02k5swt12)

Lcdo. Geremias Dias de Carvalho. Asistente de investigación. Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro (Brasil).

(geremiascarvalho@ufrrj.br) (http://orcid.org/0009-0006-2360-874X) (https://ror.org/00xwgyp12)

 

Recibido:23/01/2025 Revisado: 09/04/2025

Aceptado: 02/07/2025 Publicado: 01/09/2025

 

Cómo citar este artículo: Vitelli, Marina, Juliana Bigatão Puig y Geremias Dias de Carvalho. 2025. “Militares y política en el Brasil contemporáneo: una mirada desde los editoriales de la prensa escrita”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 83: 67-88. https://doi.org/10.17141/iconos.83.2025.6633


Resumen

En este artículo se examina el papel político desempeñado por las Fuerzas Armadas brasileñas en el contexto de la crisis democrática reciente, a partir del análisis de editoriales publicados entre 2015 y 2022 por los periódicos Folha de S. Paulo y O Estado de S. Paulo. El objetivo es comprender de qué manera la prensa dominante interpretó y comunicó a la sociedad el renovado protagonismo político de las fuerzas militares, en especial su creciente presencia en el Gobierno, así como la obtención de prerrogativas y su participación en episodios de contestación e interferencia política. Para la metodología, se combinó análisis cuantitativo y cualitativo de 94 editoriales, seleccionados y organizados mediante una matriz analítica con base en el modelo de relaciones cívico-militares democráticas, que permitió identificar los hechos problemáticos comentados en los periódicos y los actores responsabilizados por esas conductas. Los resultados muestran que en los diarios se identificaron conductas contrarias a los principios democráticos, aunque tendieron a atribuir la responsabilidad casi exclusivamente al entonces presidente Jair Bolsonaro y a ciertos militares específicos, y evitaron problematizar el papel institucional de las Fuerzas Armadas. Como conclusión se destaca la ausencia, en la prensa analizada, de una reflexión más profunda sobre la persistencia de espacios de autonomía militar y sobre los riesgos que ello representa para la democracia brasileña. 

Descriptores: autoritarismo presidencial; Brasil; Fuerzas Armadas; política; prensa; relaciones cívico-militares. 

Abstract                                                                                                        

This article examines the political role played by the Brazilian armed forces in the context of the recent democratic crisis beginning with the analysis of editorials published between 2015 and 2022 by the newspapers Folha de S. Paulo and O Estado de S. Paulo. The objective is to understand how the dominant press interpreted and communicated to society the renewed political protagonism of the military forces, especially their growing presence in the government, as well as their accumulation of powers and participation in episodes of contestation and political interference. In terms of methodology, the article combines a quantitative and qualitative analysis of 94 editorials selected and organized in relation to a democratic model of civilian-military relations that enabled identifying problematic dynamics commented upon in the newspapers and the actors responsible for them. The results show that in the newspapers conducts contrary to democratic principles are identified, although they tended to attribute responsibility almost exclusively to the then-president Jair Bolsonaro and specific military officers and they evaded problematizing the institutional role of the armed forces. In conclusions, it emphasizes the absence in the press under study of a deeper reflection on the persistence of spaces of military autonomy and on the risks that it represents for Brazilian democracy. 

Keywords: presidential authoritarianism; Brazil; armed forces; politics; press; civilian-military relations.

1. Introducción

En los últimos años, la situación política en Brasil ha estado marcada por el regreso de las Fuerzas Armadas a las noticias, incluyendo declaraciones públicas con posicionamientos políticos por parte de altos oficiales en actividad y la importante presencia de militares – en servicio activo o retirados– en cargos gubernamentales y de la administración pública no relacionados con la defensa nacional (Schmidt 2022). En 2022, la participación de las Fuerzas Armadas en la supervisión de las elecciones generó tensiones entre el Tribunal Superior Electoral (TSE), el Ministerio de Defensa y los comandantes de las tres fuerzas. Ciertamente, el momento de mayor conflicto se produjo tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con la instalación de grupos de manifestantes frente a los cuarteles y los ataques a los edificios de los tres poderes el 8 de enero de 2023. La actitud complaciente de las instituciones militares con los actos antidemocráticos y las evidencias de involucramiento de sus autoridades en un plan de ruptura institucional denunciado por la Procuraduría General de la República ante el Supremo Tribunal Federal (STF) en febrero de 2025 (Richter 2025) hizo de las relaciones cívico-militares una de las principales preocupaciones de las instituciones democráticas del país.

Las investigaciones y los análisis sobre el tema coincidieron en señalar que los hechos mencionados significaron el fin de la etapa de relativo distanciamiento de la política por parte de los militares brasileños. Su retorno a la escena política comenzó con la instalación de la Comisión Nacional de la Verdad (CNV) en 2012, se agravó durante el periodo de crisis política que culminó con el juicio político a Dilma Rousseff (2015) y alcanzó su pico durante el mandato de Jair Bolsonaro (2019-2022) (Akkoyunlu y Lima 2022; Amorim Neto y Acácio 2020; Martins Filho 2021; Penido y Lentz 2022).

Al calor de los acontecimientos, los expertos intentaron comprender las causas del regreso de los militares a la política en Brasil analizando, por un lado, las motivaciones de las Fuerzas Armadas para interrumpir el alejamiento de la política ocurrido después de la democratización y, por otro, el papel del entonces presidente Bolsonaro en este cambio de actitud. Sobre el primer punto, existe un relativo consenso en torno a que la permanencia de espacios de autonomía militar y la falta de sanción de los crímenes de la dictadura fueron condiciones permisivas para el retorno de los militares a la política (Martins Filho 2021; Alves Soares 2019). En contraste, existen otras visiones sobre el peso relativo de las variables causales efectivas del protagonismo político de los militares en este periodo. Es posible dividir la literatura entre una parte que explica el ciclo actual de participación de las Fuerzas Armadas en la política a partir de las estrategias y creencias del expresidente Bolsonaro en cuanto líder populista de derecha (Hunter y Vega 2021) o por tratarse de un Gobierno que tuvo dificultades para garantizar la gobernabilidad en el contexto del sistema político brasileño (Amorim Neto y Acácio 2020), dando menos relevancia a la posible existencia de motivaciones autónomas de las Fuerzas Armadas para interferir en la política (Pion-Berlín y Acácio 2020). En contraposición, en otros trabajos se argumenta que la jerarquía militar del país tomó la decisión deliberada de involucrarse en el proceso político al permitir y apoyar la candidatura de Bolsonaro a la presidencia, realizar declaraciones públicas sobre la situación política del país y autorizar la participación de personal militar activo en cargos gubernamentales y de la administración pública (Leirner 2020; Penido y Mathias 2021).

Sin desmerecer la calidad de los trabajos mencionados, nos llama la atención que los análisis se concentren sobre las relaciones cívico-militares en la interacción entre las Fuerzas Armadas y el poder Ejecutivo, y dejen de lado a otros actores relevantes de esa relación. Partiendo de la propuesta conceptual de Pion-Berlin y Martínez (2017), quienes analizan las relaciones cívico-militares como un trípode entre las Fuerzas Armadas, los políticos y la sociedad, en este artículo nos preguntamos ¿en qué términos la prensa dominante brasileña retrató las características y causas del protagonismo político de las Fuerzas Armadas, comunicando a la sociedad una mirada particular sobre su papel en la política? La pregunta se justifica considerando que, en el área de estudios de las relaciones cívico-militares, los medios de comunicación pueden considerarse una fuente de análisis que, además de brindar una lectura sobre los hechos, reflejan las demandas políticas de grupos específicos (Winand y Bigatão 2014). Además, sabemos que en otros momentos de la historia, por ejemplo, en el contexto del golpe cívico-militar de 1964, la prensa brasileña fue un actor clave en la propagación de ideas favorables a la intervención militar (Dantas 2014).

En este artículo nos interesa explorar el posicionamiento editorial de dos de los periódicos de mayor alcance: Folha de S. Paulo (en lo adelante, Folha ) y O Estado de S. Paulo (en lo adelante, Estadão).[i] Esto se hace mediante el análisis de los editoriales publicados, considerando que en una pieza periodística de este tipo, a diferencia de las notas, “los periódicos pueden presentar opiniones sin necesidad de seguir los principios que guían el periodismo comercial (la objetividad y la imparcialidad)” (Marques et al. 2020, 2).

Los editoriales seleccionados pertenecen al archivo del Informe Brasil del Observatorio Sudamericano de Defensa y Fuerzas Armadas, una iniciativa de seguimiento a la prensa sobre estos temas.[ii] En este proyecto de extensión, estudiantes de pregrado leen diariamente publicaciones periódicas de gran circulación nacional y seleccionan el material relacionado con el recorte temático, lo catalogan en una planilla en la que se detalla el periódico, la fecha de publicación, la sección, el tipo de pieza periodística (nota, columna de opinión, editorial o entrevista) y el tema predominante. Esta organización del material nos facilitó el proceso de lectura, clasificación y organización de la base de datos[iii] con los 94 editoriales escogidos, publicados desde el inicio de la crisis política en 2015 –que llevó al juicio político de Rousseff– hasta el final del mandato de Bolsonaro en 2022.

En la siguiente sección, presentamos una breve reseña de los principales hechos que vincularon a los militares con la política durante el periodo analizado, con especial atención en las expresiones de aumento del poder de las Fuerzas Armadas, y explicamos los procedimientos metodológicos seguidos para el análisis de los editoriales. Luego, realizamos el análisis cuantitativo y cualitativo de las posiciones de los periódicos frente a los episodios de autoritarismo presidencial y a las manifestaciones de aumento del poder militar, que incluyen la presencia de militares en el Gobierno; la obtención de prerrogativas por parte de los uniformados; y la injerencia de las Fuerzas Armadas en la política, que se produjo a través de comentarios públicos de sus miembros, episodios de contestación militar y de la participación en el proceso electoral. Para cada caso, analizamos si los periódicos identificaron comportamientos problemáticos para el funcionamiento de la democracia y a quiénes atribuyeron la responsabilidad. En las conclusiones, destacamos los principales resultados de la investigación en la que se basa este artículo y discutimos el conjunto de editoriales a la luz de los principios que rigen las relaciones cívico-militares en las democracias.

2. El renovado protagonismo político de las Fuerzas Armadas brasileñas en las páginas de los periódicos

Si bien el gobierno de Jair Bolsonaro evidenció claramente el regreso militar a la política, es necesario analizar acontecimientos anteriores para entender sus implicaciones democráticas y la interpretación de la prensa. El punto de partida son los conflictos que surgieron con la CNV, cuando las Fuerzas Armadas se negaron a colaborar y criticaron públicamente el informe final de la comisión. Pocos meses después, en el contexto de la crisis política que llevó a la destitución de Dilma Rousseff, altos oficiales del Ejército hicieron declaraciones públicas sobre la situación, actitud prohibida por la ley, sin ser penalizados.[iv]

El gobierno interino de Michel Temer (2016-2018) intensificó la presencia militar en puestos civiles. Recreó el Gabinete Institucional de Seguridad (GSI), encabezado por el general Sérgio Etchegoyen, crítico de la CNV, y nombró al general Joaquim Silva e Luna ministro de Defensa. También otorgó privilegios a las Fuerzas Armadas, por ejemplo, cambios en la justicia militar para que los delitos cometidos intencionalmente contra civiles durante operaciones de seguridad pública fueran juzgados por tribunales militares. Asimismo, son dignas de mención las declaraciones políticas de oficiales de alto rango en servicio activo, nuevamente sin castigo. El ápice de este tipo de manifestaciones fue el tweet del entonces comandante del Ejército, el general Eduardo Villas Bôas, con motivo de la decisión de la Suprema Corte sobre el habeas corpus interpuesto por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

A partir de la campaña presidencial de 2018, el aumento de la presencia de militares en la política cobró expresividad con la candidatura del militar retirado Jair Bolsonaro junto al general de cuatro estrellas Antônio Hamilton Mourão, quien acababa de pasar a la reserva después de protagonizar uno de los casos más claros de insubordinación y violación de la neutralidad política a través de manifestaciones públicas sobre la situación política nacional  durante el gobierno de Rousseff (Vitelli 2021, 17). Además, el equipo de campaña de Bolsonaro contaba con un grupo de oficiales de reserva que, tras ganar la segunda vuelta, pasaron a formar parte del gabinete presidencial. El personal militar también aumentó su presencia en diversos puestos de la administración pública (Vitelli 2020; Penido, Araujo y Matos 2021), llegando a ser más de 6000 en 2020 (Schmidt 2022).

El interés por las Fuerzas Armadas creció a partir de 2020 debido al nombramiento del general Eduardo Pazuello al frente del Ministerio de Salud en medio de la pandemia de la covid-19, alineado a las políticas negacionistas de Bolsonaro. Además de la polémica, a la llegada a la cartera de Salud del general Pazuello y de un grupo de asesores militares en actividad le siguió la emisión de un decreto presidencial autorizando a los miembros de las tres fuerzas a permanecer en cargos gubernamentales sin necesidad de pasar a la reserva después de dos años de servicio, algo que disponía la legislación anterior (Decreto 10.727/2021).

En el contexto de la resistencia del Gobierno federal a implementar medidas para combatir la covid-19 surgieron enfrentamientos con los otros dos poderes de la Unión, a partir de los cuales el bolsonarismo construyó la narrativa sobre la existencia de un desequilibrio entre los poderes, que estaría oponiéndose al presidente y generando una situación de caos interno (Vitelli, Furlan y Daher 2021). A medida que crecían las críticas al desempeño de las Fuerzas Armadas en el manejo de la pandemia, se multiplicaron los episodios de contestación militar en forma de la emisión de notas firmadas por el ministro de Defensa y por los comandantes de las tres fuerzas criticando declaraciones o acciones de miembros de los poderes Legislativo y Judicial (Vitelli, Silva y Scandiuzzi 2022).

En 2021, la invitación del TSE a las Fuerzas Armadas para participar de la Comisión de Transparencia de las elecciones generó nuevos conflictos. Tras el resultado electoral de 2022 –la victoria del candidato del Partido de los Trabajadores–, el Ministerio de Defensa tardó en emitir su informe de fiscalización y publicó notas, avaladas por los comandantes de las fuerzas, utilizando expresiones que dejaban sospechas sobre las urnas electrónicas. Esas actitudes contribuyeron a aumentar la tensión en el escenario postelectoral, lo que llevó al incremento de campamentos de seguidores de Bolsonaro frente a instalaciones militares, contando con la pasividad de las autoridades de las Fuerzas Armadas, manifestada nuevamente en una nota pública.

Además, una última señal de objeción del resultado electoral y de la nueva autoridad electa fue la decisión de los comandantes de las fuerzas de entregar el mando a sus sucesores de forma anticipada, para evitar hacerlo frente a Lula da Silva como presidente. Finalmente, vale la pena señalar que, a lo largo del mandato de Bolsonaro, los miembros de las Fuerzas Armadas recibieron beneficios económicos, entre ellos la reforma de las pensiones y la reestructuración de la carrera militar (Janot 2019); el aumento de los gastos con personal; la autorización para el pago de sobresueldos por acumulación de cargos y jubilaciones de militares que trabajaban en el Gobierno; y la preservación de recursos del Ministerio de Defensa en un contexto de recortes presupuestarios y restricciones en otras áreas, especialmente en salud y educación.[v]

En este artículo defendemos que una forma de organizar analíticamente los hechos mencionados es la identificación de dos tipos de fenómenos. El primero, involucra a los líderes civiles: hubo intentos por parte del expresidente Bolsonaro de servirse de las Fuerzas Armadas para sus objetivos personales de poder, incluido el intento de involucrarlas en acciones de ruptura de la institucionalidad democrática, en particular, en el desprestigio del sistema electoral. A estas acciones se les denominará autoritarismo presidencial, debido a su incompatibilidad con las reglas democráticas. El segundo fenómeno analizado puede definirse como el aumento del poder militar por parte de las Fuerzas Armadas, que se manifiesta de tres maneras: la presencia de personal militar en el Gobierno y en cargos de la administración pública; la obtención de prerrogativas económicas y legales; y la interferencia en la política en forma de comentarios públicos por parte de militares en actividad, de episodios de contestación militar y de participación en el proceso electoral.

Es importante señalar que las conductas identificadas contradicen las reglas de una democracia, denominadas por los expertos “consenso normativo” (Krebs, Ralston y Rapport 2021; Ulrich 2021; Kohn 1997) o “modelo democrático de relaciones cívico-militares” (Kuehn 2018; Croissant y Kuehn 2015). En síntesis, si la democracia supone –en su definición mínima– que la ciudadanía elija en elecciones libres y justas a las autoridades que luego tendrán mandato popular para decidir las políticas públicas, se espera que las burocracias especializadas –por ejemplo, las Fuerzas Armadas y la diplomacia– estén incondicionalmente subordinadas a los órdenes legales de las autoridades con legitimidad democrática, norma presente en el concepto de supremacía civil y control civil democrático. De este supuesto se deriva el requisito de la neutralidad política de las fuerzas en un doble sentido: deben permanecer apartidaria porque, dependiendo del resultado de las elecciones, deberán obedecer las órdenes legales de uno u otro partido.

Por otro lado, deben permanecer apolíticas, absteniéndose de defender sus propias posiciones políticas y de influir en las decisiones del Gobierno, la oposición o la sociedad. Así, cualquier manifestación de preferencia partidaria o la formulación de proyectos políticos autónomos, sean estas expresiones radicales, como los golpes de Estado, o más sutiles (Brooks y Pion-Berlín 2022), constituyen formas de insubordinación, conductas problemáticas para el mantenimiento de un tipo mínimo de democracia. Además, se espera que las autoridades políticas se abstengan de utilizar las Fuerzas Armadas con fines de interés personal o para fortalecer su poder.

A partir de este abanico de comportamientos problemáticos civiles y militares, nos interesa comprender hasta qué punto los periódicos evaluaron el aumento del poder militar en cuanto manifestación de la decisión de las Fuerzas Armadas de interferir en la política o si, por el contrario, atribuyeron la causa principal a una estrategia del jefe del Ejecutivo de instrumentalización política de los militares. Para ello, utilizaremos la matriz analítica de la figura 1.

 

Figura 1. Matriz analítica

 

Elaborada por las autoras y el autor

 

Específicamente, la investigación involucró seis etapas de selección, clasificación y análisis del material periodístico:

       i.          selección de editoriales de Folha y Estadão que trataron sobre defensa y Fuerzas Armadas en Brasil en el periodo de 2015 a 2022;

     ii.          lectura y selección de editoriales que comentaban episodios del escenario político que involucraba a las Fuerzas Armadas;

  1. identificación y organización cronológica de los hechos a los que los periódicos reaccionaron mediante la publicación de editoriales;
  2. elaboración de la matriz analítica para operacionalizar el análisis de contenido (figura 1);
  3. clasificación de los editoriales según el tema predominante: aumento del poder militar o autoritarismo presidencial; y vi. análisis de contenido.

   vi.          Antes de pasar al análisis, realizamos algunas aclaraciones. En primer lugar, destacamos que no utilizamos softwares de análisis de contenido, por lo que los resultados presentados son el resultado de la lectura de cada pieza periodística a la luz de las preguntas orientadoras (figura 1). En segundo lugar, no hicimos una comparación entre las líneas editoriales de cada periódico, ya que nuestro objetivo nos llevó a evaluar el material periodístico en conjunto. En los siguientes apartados presentamos los resultados cuantitativos de la investigación, seguidos de la discusión cualitativa sobre los editoriales a través del análisis de contenido del material.

3. El autoritarismo presidencial y el aumento del poder militar en los editoriales de la prensa brasileña

En términos cuantitativos, identificamos un total de 151 editoriales publicados por la Folha y el Estadão sobre defensa y Fuerzas Armadas entre 2015 y 2022. De ellos, 94 fueron sobre las Fuerzas Armadas y la política en Brasil. El resto se divide del siguiente modo: Fuerzas Armadas y seguridad pública (16); dictadura militar (6); participación de los militares en la misión de paz en Haití (3) y temas variados (32) – por ejemplo, la seguridad en las fronteras, la presencia militar en la Amazonía, la base espacial de Alcântara y debates sobre presupuesto de defensa–. La distribución anual consta en la figura 2; cabe resaltar el salto cuantitativo en el número de editoriales entre 2020 y 2021, que indica el creciente interés de los periódicos por las tensiones políticas que involucraban a las Fuerzas Armadas y a Bolsonaro.

Figura 2. Editoriales analizados por año

 

Elaborada por las autoras y el autor.

 

En la figura 3 resumimos los datos para clasificar los editoriales según el tema predominante. Se puede observar que los episodios relacionados con expresiones de autoritarismo presidencial concentraron el 27 % de los editoriales, mientras que los referidos al aumento del poder militar estuvieron presentes en el 65 %, distribuidos del siguiente modo: interferencia en la política (29 %), presencia de militares en el Gobierno (22 %) y concesiones de prerrogativas económicas y legales (14 %).

 

Figura 3. Distribución de los editoriales según la temática predominante

 

Elaborada por las autoras y el autor.

 

En la figura 4 se puede observar que en la gran mayoría de las veces los periódicos identificaron conductas problemáticas, con énfasis en episodios de autoritarismo presidencial (96 %), participación de militares en el Gobierno (86 %), otorgamiento de prerrogativas económicas (100 %) e involucramiento de las Fuerzas Armadas en el proceso electoral (73 %). En contraste, hubo tres situaciones en las que los periódicos fueron menos claros en la identificación de conductas inapropiadas: episodios de contestación militar (57 %), obtención de privilegios legales para las Fuerzas Armadas (67 %) y comentarios públicos de oficiales en servicio activo (67 %).

Figura 4. ¿En el editorial se identifica un hecho o conducta problemática?

 

 

                                                                   

En la figura 5 se aprecia que el entonces presidente fue responsabilizado por lo sucedido en el 81 % de estos textos. En particular, Bolsonaro fue el único responsable en el 51 % y en el 26 % también se incluyó a funcionarios específicos –generalmente ministros del gabinete–; en un número ínfimo (3 % y 1 %) también se responsabilizó a las Fuerzas Armadas como institución. Cabe destacar que solo cuatro editoriales responsabilizaron a las Fuerzas Armadas.

 

Figura 5. ¿A quién se atribuye la responsabilidad de la conducta problemática?

 

Elaborada por las autoras y el autor.

 

Al mismo tiempo, es interesante observar en la figura 6 que la atribución de responsabilidad al presidente sigue siendo alta (66 %), incluso cuando no se consideran los editoriales sobre el autoritarismo presidencial que, lógicamente, están protagonizados por tal figura. Incluso al analizar las piezas que se ocupan principalmente del comportamiento militar, la adjudicación de la responsabilidad sigue el patrón general.

 

Figura 6. Al excluir el autoritarismo presidencial, ¿a quién se atribuye la responsabilidad de la conducta problemática?

 

Elaborada por las autoras y el autor.

 

A continuación, se presenta el análisis de contenido de los editoriales, con especial atención en el encuadre dado por la prensa seleccionada a los episodios de aumento del poder militar y autoritarismo presidencial. También se hace énfasis en la atribución de responsabilidades cuando los periódicos identificaron hechos o comportamientos problemáticos para las relaciones cívico-militares democráticas.

Presencia de militares en el Gobierno

En el periodo analizado, el tema de la presencia militar en cargos gubernamentales despertó la atención editorial a partir de 2018, principalmente por el aumento de militares de la reserva que compitieron por cargos electivos y por la participación de otros en la campaña de Bolsonaro. A principios de año, el Estadão había calificado de retroceso institucional el nombramiento del general Joaquim Silva e Luna en la cartera de Defensa por parte del gobierno de Temer, un hecho que abrió espacio para las críticas del diario a la inédita decisión que colocó por primera vez ese ministerio bajo el mando militar. Sin embargo, en octubre, el mismo periódico no identificó ningún problema en el aumento de militares retirados en la política ni en el apoyo explícito de militares a candidaturas específicas; llegó a elogiar la madurez institucional de las Fuerzas Armadas por mantenerse apolíticas y apartidarias frente al proceso descrito por el diario. En la semana previa a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Folha evaluó en un editorial que la campaña de Bolsonaro evidenció un pensamiento militar sobre los problemas brasileños e hizo un llamado a las fuerzas para que mantuvieran el apartidismo.

Durante el primer año de Bolsonaro al frente del Estado, Folha publicó tres editoriales sobre el tema. El primero fue un elogio a la presencia militar en puestos ministeriales y de segundo nivel, reforzado por datos de la encuesta de opinión del periódico que mostraban aprobación entre la opinión pública; el único problema señalado fue la explicación de la excesiva presencia militar en el Gobierno: posiblemente el expresidente no fue capaz de atraer a su equipo personas cualificadas de fuera de los cuarteles. Los otros dos editoriales evaluaron la crisis en torno a la renuncia del general Santos Cruz a la Secretaría de Gobierno, lo que llevó a Folha a cuestionar la capacidad de Bolsonaro para gobernar sin provocar tensiones, incluso si involucraba a partes clave de su núcleo militar. En la evaluación del periódico, la crisis denotó que la lealtad de Bolsonaro a su propia familia pesaba más que sus vínculos con los cuarteles. En cuanto a lo que podría ser un sobresalto en la relación de Bolsonaro con los militares, Folha señaló la estrategia presidencial de “uno fuera, otro dentro”, ya que Santos Cruz fue reemplazado por otro general: Luiz Eduardo Ramos.

En 2020, la sustitución de Onyx Lorenzoni por el general Braga Netto en la Casa Civil llevó a los periódicos a reforzar sus posiciones sobre la “militarización del Planalto”, según el título de un editorial del Estadão. Además de destacar que a partir de ese momento todos los ministerios con oficinas en el Palacio del Planalto estarían a cargo de militares, ambos diarios justificaron que el aumento del poder militar fue el resultado de la afinidad entre Bolsonaro y el grupo, las calificaciones de los designados y, finalmente, la falta de relaciones del expresidente con el mundo político. De esta manera, los periódicos trazaron una cierta –y equivocada– división en la que los exmiembros de las Fuerzas Armadas en cargos gubernamentales serían separados de la política. Folha avanzó levemente en las críticas, señalando que el acercamiento entre las Fuerzas Armadas y el poder civil no era recomendable.

El año siguiente, que concentró más de la mitad de los 21 editoriales publicados en el periodo analizado, marcó un punto de inflexión en la evaluación de los periódicos sobre la presencia militar en el Gobierno. Dos crisis contribuyeron a este cambio: la desastrosa gestión del general activo Eduardo Pazuello en el Ministerio de Salud durante la pandemia de la covid-19, objeto de una comisión parlamentaria de investigación (CPI) en el Senado Federal; y la crisis por el aumento de los precios de los combustibles, que llevó al nombramiento del general Joaquim Silva e Luna al frente de Petrobras.

En cuanto a la primera crisis, ambos diarios comenzaron a evaluar negativamente la presencia de militares en el Gobierno y a apoyar abiertamente la aprobación de una enmienda constitucional –propuesta por la oposición– para impedir el nombramiento de miembros de las Fuerzas Armadas en servicio activo en cargos gubernamentales. Además, los diarios atribuyeron a Bolsonaro la responsabilidad por “militarizar” el Ministerio de Salud y, en consecuencia, por la ineficiente gestión durante la pandemia. Los pocos editoriales que indicaban responsabilidad compartida entre Bolsonaro y Pazuello se basaban en el argumento de que los militares del Gobierno eran sumisos al jefe del Ejecutivo y, por lo tanto, seguían órdenes. El Estadão, que a inicios del mandato de Bolsonaro aprobó la presencia militar en cargos ministeriales, expresó en un editorial que “no es función de los militares ocupar cargos civiles” (O Estado de Sao Paulo 2021), agregando que la consecuencia directa era la degradación de la imagen de las Fuerzas Armadas ante los ojos de la opinión pública.

En cuanto a la llegada de Silva e Luna a la presidencia de Petrobras, si bien el encuadre de los periódicos apuntaba a un aumento de la militarización de la burocracia, la cuestión más evidente no recayó en el nombramiento de otro general, sino en el contexto que llevó a este hecho: la injerencia de Bolsonaro en la gestión de la empresa y el hecho de que había cambiado a un gerente “del mercado” por un general de su confianza. Una vez más, prevaleció en los editoriales la idea de un presidente autoritario que instrumentalizó a las fuerzas militares para obtener beneficios propios, además de las consecuencias negativas para la imagen de las Fuerzas Armadas.

Prerrogativas económicas y legales

De todo el material analizado en este artículo, el tema de las prerrogativas otorgadas a los militares se distingue por el tratamiento eminentemente crítico dado por los periódicos, con claras problematizaciones sobre los beneficios económicos y las garantías legales que los miembros de las Fuerzas Armadas preservaron en contextos de cortes presupuestarios y ajuste fiscal. Acerca de los beneficios económicos, Folha publicó dos editoriales durante el gobierno de Temer en los que lo criticó por haber prometido una reforma general de las pensiones, pero dejó al personal militar fuera de la propuesta. El diario presentó datos que cuestionaban el argumento de que las especificidades del servicio militar justificarían un régimen de pensiones más benigno que el de otros servidores públicos, calificando de irracional, además de injusta, una reforma que preservaría los beneficios de los militares.

En el gobierno de Bolsonaro las críticas se hicieron aún más fuertes porque, además de que los militares se habían librado de ajustes proporcionales a sus privilegios, el presidente concedió a las Fuerzas Armadas una reestructuración de carrera, compensando el ligero endurecimiento de las normas de seguridad social. Ambos diarios culparon al jefe del Ejecutivo por las polémicas actitudes y asociaron el mantenimiento de las prerrogativas económicas con la excesiva presencia de los militares en el Gobierno, lo que sugiere un potencial sesgo de las políticas influenciadas por los intereses corporativos. La misma crítica marcó las posiciones editoriales respecto de la falta de transparencia del gasto militar y la divulgación de datos sobre las pensiones de las hijas solteras de militares.

En el caso de las prerrogativas jurídicas, observamos una ligera diferencia en el tratamiento de la prensa en los gobiernos de Temer y Bolsonaro. En el primero, los periódicos coincidieron con el argumento del entonces comandante del Ejército, el general Villas Bôas, sobre la necesidad de mayor seguridad jurídica para que los militares actúen en materia de seguridad pública. Ello resultó en la modificación del Código Penal Militar para que los delitos cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas en operaciones de garantía del orden público quedaran bajo la jurisdicción de la justicia militar. En contraste, en el mandato de Bolsonaro, los diarios identificaron conductas problemáticas en el apoyo del Gobierno a la propuesta de que los civiles que ofendieran a las Fuerzas Armadas fueran juzgados por la justicia militar y cuestionaron la competencia de este tribunal para juzgar delitos cometidos por militares en operaciones de seguridad pública. Una vez más, los periódicos justificaron estas prerrogativas legales con el entrelazamiento entre los cuarteles y el gobierno de Bolsonaro, mezclando “corporativismo y nostalgia autoritaria” (Folha de S. Paulo 2021c, párr. 1).

Autoritarismo presidencial

Durante el primer año del mandato de Bolsonaro, los editoriales sobre el tema abordaron principalmente cuestiones de presencia militar en el Gobierno y prerrogativas de los uniformados. Ya en el segundo año, con el inicio de la pandemia de la covid-19, el panorama político atravesó una serie de crisis –algunas involucraron a miembros de las Fuerzas Armadas– o intentos presidenciales de confrontar a las instituciones, que no eran más que demostraciones de autoritarismo presidencial que incluyeron intentos de politizar las Fuerzas Armadas.

La primera crisis que identificamos surgió después de la reunión ministerial del 22 de abril de 2020, durante la cual Bolsonaro expresó su intención de interferir en la Policía Federal, motivando la renuncia del entonces ministro de Justicia Sérgio Moro. Además, insatisfecho con las decisiones de la Corte Suprema y de los gobernadores en apoyo a las medidas restrictivas de la pandemia, Bolsonaro reforzó el discurso autoritario al decir que como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas podía pedir a estas que “intervengan para restablecer el orden en Brasil” (G1 2020, párr. 81). Los tres editoriales sobre esta crisis incluyeron referencias directas a la responsabilidad de Bolsonaro como generador del conflicto y una individualización del comportamiento problemático del general Heleno, jefe del GSI, por haber emitido una nota pública en respuesta a la solicitud recibida por la PGR para secuestrar el teléfono celular del expresidente. Uno de los editoriales señaló que las Fuerzas Armadas no compartían la posición de Heleno e hizo un llamado a la institución militar para que se diferencie de la actitud del presidente.

La segunda crisis se produjo a finales de marzo de 2021 a partir de la renuncia del ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo e Silva, del nombramiento del general Braga Netto como nuevo jefe de Defensa y del consecuente cambio de los comandantes de las tres fuerzas. Los tres editoriales publicados sobre el episodio fueron unánimes en caracterizar lo ocurrido como resultado del fallido intento presidencial de convencer a las Fuerzas Armadas de que apoyaran su proyecto autoritario y la correspondiente resistencia de la cúpula militar, que prefirió renunciar antes que prestarse a una aventura autoritaria. Uno de los textos lo hace utilizando un conjunto de expresiones que elogian a las Fuerzas Armadas y su conducta: “la cúpula militar saliente tuvo el mérito de velar por la Carta”, “la cúpula de las Fuerzas Armadas, afortunadamente, da muestras de que entiende el daño sufrido con la asociación con el gobierno de Bolsonaro” (Folha de S. Paulo 2021a, párr. 9). Vale subrayar que en editoriales posteriores sobre el autoritarismo presidencial se retomó este episodio para indicar que la jerarquía de las Fuerzas Armadas nunca se sometió a los arrebatos autoritarios de Bolsonaro.

Una tercera crisis se desencadenó cuando, el 22 de julio de 2021, el periódico Estadão afirmó que el entonces ministro de Defensa, el general Braga Netto, a través de un interlocutor político, le había dicho al presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, que sin voto impreso no habría elecciones en 2022. Interrogado por la Folha, Braga Netto negó la información y afirmó que no se comunicaba con los presidentes de otros poderes a través de interlocutores, que las Fuerzas Armadas siempre actuarían dentro de los límites de la Constitución y continuó defendiendo el voto impreso. La nota periodística causó una gran conmoción en la prensa; de hecho, se publicaron cuatro editoriales. Sin embargo, se repitió un patrón similar al de crisis anteriores: hubo críticas específicas al ministro de Defensa, quien se estaría “dejando usar por Bolsonaro” a cambio de beneficios, a diferencia de la institución militar, que continuaría siendo legalista.

Pocos días después, el 10 de agosto de 2021, se inició una nueva crisis. Esta estuvo motivada por el desfile militar durante la operación Formosa de la Armada frente al Palacio del Planalto mientras se votaba la Propuesta de Reforma a la Constitución (PEC) para aprobar el voto impreso en la Cámara de Diputados. Fue un intento claro, aunque un tanto ridículo, del expresidente de demostrar que las Fuerzas Armadas apoyaban el cambio del sistema de votación. Si bien ambos diarios repudiaron vehementemente el episodio a través de editoriales, de nuevo responsabilizaron al Ejecutivo y a militares específicos, junto con la evaluación de que la posición de las Fuerzas Armadas como institución era persistir en su legalismo resistiendo las manipulaciones presidenciales, algo que ya habían hecho cuando destituyeron a los comandantes.

El año de las elecciones presidenciales estuvo marcado por la participación de las Fuerzas Armadas, representando al Ministerio de Defensa, en la Comisión de Transparencia electoral, por invitación del entonces presidente del TSE, el ministro Luís Roberto Barroso. Esa colaboración generó una serie de crisis provocadas inicialmente por diferencias de criterio entre los uniformados y la presidencia del tribunal electoral y, luego de la elección, por la demora de los militares en presentar los resultados de sus actividades de fiscalización, además de las expresiones ambiguas utilizadas en el informe finalmente divulgado, lo cual dio lugar a dudas sobre la transparencia de los comicios.

Varios editoriales sobre la participación de las Fuerzas Armadas en la supervisión de las elecciones fueron catalogados de autoritarismo presidencial, si se considera que el foco principal del texto era Bolsonaro o sus declaraciones o las de sus ministros, entre ellos Braga Netto. El patrón identificado antes se repite: el expresidente incitaba a las fuerzas a actuar fuera de sus competencias constitucionales, mientras estas seguían siendo solo espectadores del proceso electoral.

Interferencia en la política

Antes de la llegada de Bolsonaro a la presidencia hubo tres editoriales sobre declaraciones de contenido político hechas por militares en servicio activo: uno publicado en el contexto de los comentarios hechos por el general Mourão en septiembre de 2015; otro sobre declaraciones del mismo general acerca de casos de corrupción en el gobierno de Temer, en julio de 2017; y otro, en abril de 2018, relacionado con la publicación del comandante del Ejército sobre la sentencia de habeas corpus de Lula da Silva. Mientras que en los dos primeros los periódicos informaron sobre el episodio, evitando responsabilizar a los militares, el editorial de la Folha sobre el tuit fue más enérgico al repudiar la conducta del comandante. Sin embargo, al sugerir que en lugar de amenazar al STF la intención de este último podría haber sido no deslegitimarse con su público interno favorable a la condena de Lula, el periódico terminó relativizando la crítica (Folha de S. Paulo 2021d).

Durante la presidencia de Bolsonaro, en mayo de 2021 los periódicos publicaron editoriales sobre la participación de un alto oficial en actividad, el general Pazuello, en un acto político de Bolsonaro. Enmarcamos esta conducta como una interferencia en la política, ya que el Reglamento Disciplinario del Ejército prohíbe a sus miembros cualquier tipo de expresión pública de preferencias políticas, pues es un quiebre en la neutralidad de las Fuerzas Armadas. La crisis motivó la publicación de cinco editoriales: tres sobre el acto en sí, dos de la Folha y uno del Estadão, y dos sobre el resultado del proceso disciplinario. Ambos periódicos repitieron el patrón identificado anteriormente: reconocieron la mala conducta de los militares, pero atribuyeron la responsabilidad a Bolsonaro y al oficial involucrado en el evento. En un editorial posterior, la Folha relacionó el episodio con el aumento del poder militar, lo cual traía consigo varios beneficios para las Fuerzas Armadas; a su vez, se sugería que estas aceptaron acompañar al expresidente por conveniencia.

Pocos días después, el 3 de junio, el comandante del Ejército, el general Paulo Sérgio Nogueira, determinó la inocencia de Pazuello, coincidiendo en que el acto no era partidario ni electoral. La habitual responsabilización de Bolsonaro está presente en ambos editoriales. En el caso de la Folha, a pesar de criticar la actitud del comandante, argumentó que el Ejército como institución no coincidía con la decisión de la persona que la comandaba,[vi] una distinción que resulta inverosímil al tratarse de una institución muy jerárquica. En el editorial del Estadão aparece otro tipo de relativización de la responsabilidad militar ya registrada en los editoriales sobre el tuit del general Villas Bôas: la interpretación de que la conducta de los jefes militares sería un intento de apaciguar a las tropas en un contexto de tensiones en los cuarteles.

En esta sección también incluimos editoriales que abordan episodios de contestación militar: instancias en las que altos oficiales expresaron públicamente algún tipo de oposición a decisiones o acciones de autoridades civiles que pueden ser consideradas conductas de insubordinación, partiendo del principio de supremacía civil de las relaciones democráticas cívico-militares. En cuatro ocasiones la jerarquía militar –el ministro de Defensa y los comandantes de las tres fuerzas– expresaron esta contestación a través de la difusión de notas públicas dirigidas a las autoridades civiles: una nota de repudio a las declaraciones del ministro del STF, Gilmar Mendes, de que las fuerzas se estaban “asociando a un genocidio”; otro en respuesta al comentario del presidente de la CPI sobre la pandemia de la covid-19, el senador Omar Aziz, sobre la existencia de un “lado podrido de las Fuerzas Armadas”; una nota enviada por el ministro de Defensa, el general Paulo Sérgio, al ministro del STF, Edson Fachin, en junio de 2022, con solicitudes de mayor participación en la supervisión de las elecciones; y la nota firmada por los tres comandantes sobre las manifestaciones golpistas en torno a los cuarteles instalados tras la segunda vuelta electoral de 2022. También incluimos en esta categoría la negativa de los comandantes de las tres fuerzas a dialogar con el equipo de transición del presidente electo en 2022 y la decisión de algunos comandantes de pasar el mando a los nuevos oficiales para no hacer la venia al nuevo presidente.

Como se señaló en el análisis de los patrones generales, los editoriales que se ocuparon de episodios de contestación militar son, en general, menos claros en la identificación de las conductas problemáticas. Observamos esta relativización de la responsabilidad militar cuando, pese a que se trata de una conducta militar, los periódicos asociaron estos comportamientos con las estrategias del expresidente. En algunos editoriales se atribuye la responsabilidad de la acción a un oficial en particular, quien sería un “mal soldado” o un “militar retirado convirtiéndose en político”, a pesar de que el oficial, el general Braga Netto, había ido a la reserva menos de un año antes. En las notas de repudio a los discursos críticos contra los militares, los editoriales condenaron las declaraciones del parlamentario o del ministro, lo que colocaría a ambos actores –autoridad civil y militar– en una situación de paridad que no es tal en las relaciones democráticas cívico-militares, marcadas por la supremacía civil, diluyendo así el elemento de insubordinación militar.

Del mismo modo, algunos editoriales, también en este contexto, buscan destacar que esta conducta, si bien es reprobable, no significa que exista una voluntad en la institución de embarcarse en una ruptura institucional, con lo cual separaron la actitud de los involucrados en la contestación del resto de los oficiales. Este razonamiento es dudoso cuando se trata de una institución extremadamente jerárquica.

También incluimos en la categoría “interferencia en la política” el involucramiento de las Fuerzas Armadas en el proceso electoral. Por un lado, se trató de una participación militar en la votación más extensa que el habitual apoyo logístico para la distribución de urnas electrónicas. Por otro, ocurrió durante la campaña de desprestigio del sistema electoral, alentada por Bolsonaro y por la derecha radical en su conjunto. En el momento de la invitación a sumarse a la Comisión de Transparencia, los editoriales de ambos periódicos acogieron con beneplácito la decisión debido al prestigio social de las Fuerzas Armadas. Así, a pesar de resaltar que la fiscalización electoral no es una competencia militar, se entendió que estos actuarían como un tercero imparcial. Cabe destacar que es una interpretación problemática para la democracia porque, aunque indirectamente, supone que los militares son actores políticos neutrales, pero políticos, en definitiva.

Las críticas de los periódicos surgieron a raíz de las notas de repudio de los militares contra las autoridades electorales y cuando comenzaron las propuestas de establecer un conteo paralelo con participación militar. Aun así, incluso en el contexto de la demora en la presentación de los resultados de fiscalización, los periódicos continuaron responsabilizando a Bolsonaro y a determinados militares en lugar de a las Fuerzas Armadas. En cierto modo, hubo una crítica limitada a la institución militar “con la bendición del jefe del Ejército, Bolsonaro agregó al grupo y a muchos otros en servicio activo a su gobierno” (Folha de S. Paulo 2022, párr. 4), nuevamente mencionando el “desgaste institucional” que resultó de esa asociación, motivada por la obtención de “beneficios” para los uniformados. Con ello se sugería que la relación con Bolsonaro habría estado motivada por intereses corporativos, más que por coincidencias políticas en no conocer el resultado de la votación. Finalmente, los periódicos reiteraron el llamado a las Fuerzas Armadas para que reconsideraran su actitud y evitaran el daño institucional de asociarse al autoritarismo presidencial.

4. Conclusiones

Con este artículo buscamos contribuir al debate sobre militares y política en el Brasil contemporáneo a partir de la observación de actores de la sociedad civil de interés para las relaciones cívico-militares. Puntualmente, hemos analizado las posiciones editoriales de dos diarios de la prensa dominante brasileña con respecto al protagonismo político de las Fuerzas Armadas y su relación con las actitudes autoritarias del presidente.

En el conjunto de editoriales sobre la presencia de militares en el Gobierno, observamos que los periódicos criticaron el nombramiento de militares en cargos civiles. Sin embargo, la preferencia de los diarios fue atribuir el hecho a las deficiencias del expresidente, en lugar de preguntarse si la causa de esta presencia radicaba en coincidencias programáticas entre Bolsonaro y las Fuerzas Armadas. A esto se suman las expresiones laudatorias sobre las competencias de estos militares en cargos gubernamentales y el énfasis en la separación entre los oficiales que ya estaban en la reserva y quienes aún estaban en actividad; estos últimos recibieron una evaluación más crítica.

En cuanto a las prerrogativas obtenidas por los militares, las fuertes críticas de los periódicos se alinean con la tradicional defensa que estos medios hacen de la agenda neoliberal, basada en el Estado mínimo y en el ajuste fiscal. No hubo, sin embargo, reflexiones sobre cuáles serían las explicaciones para que esta corporación reciba tantos beneficios en comparación con otra parte del funcionariado público menos favorecida.

El análisis de los editoriales que trataron episodios de autoritarismo presidencial reveló un alto grado de identificación de conductas problemáticas por parte de los periódicos, lo cual es comprensible dados los intentos explícitos y recurrentes de Bolsonaro de tensionar las instituciones con la ayuda del personal militar. Sin embargo, lo que resulta más preocupante en este caso es la explicación del comportamiento de los uniformados involucrados en los episodios: para los periódicos, se trató de “malos soldados” o “víctimas” que intentaban resistir y proteger la institución, evitando así el aumento de la tensión política dentro de los cuarteles.

Con respecto al material editorial sobre casos de interferencia de las Fuerzas Armadas en la política, encontramos que este fue el tema con menor problematización por parte de los periódicos. De acuerdo con la literatura sobre relaciones cívico-mili- tares democráticas aquí citada, los comentarios públicos y las demostraciones de contestación militar forman parte de una gama de acciones relativamente serias, aunque menos radicales que un golpe de Estado. En este sentido, se hicieron evidentes las dificultades de los medios para señalar estas problemáticas.

La atribución de responsabilidad por comportamientos problemáticos en general recayó en el líder autoritario y, en menor medida, en los malos militares que, por diferentes razones, los periódicos entendieron como oficiales cooptados por Bolsonaro. En algunas ocasiones observamos que en los propios periódicos estos mismos militares habían recibido, meses antes, elogios por conductas legalistas o por su profesionalismo, por ejemplo, los generales Braga Netto y Paulo Sérgio. En los casos más flagrantes que involucran a las altas autoridades de las fuerzas, como la ausencia de sanción al general Pazuello por participar en un acto político o el mensaje ambiguo en la divulgación tardía del informe de inspección electoral, los periódicos se mostraron más perplejos. Sin embargo, incluso en estas circunstancias, no dejaron de expresar su absoluta confianza en el legalismo de la jerarquía militar.

Por otro lado, observamos que los editoriales incluyeron llamados a las Fuerzas Armadas a diferenciarse de las actitudes del presidente para preservar la credibilidad de la institución militar construida desde la transición democrática. En contraste, ninguna de las piezas analizadas hizo un llamamiento similar a la clase política del país y a otras fuerzas democráticas para señalar al líder autoritario y a elementos de las Fuerzas Armadas el hecho de que la democracia brasileña es incompatible con la insubordinación militar, con los privilegios de la corporación y con su interferencia en la política.

Otra ausencia observada es algún tipo de cuestionamiento sobre si el accionar de las Fuerzas Armadas sería causado por la persistencia de principios autoritarios dentro de la corporación militar, ya sea por el predominio de una ideología política de derecha con elementos de radicalización, o por la resistencia a someterse a las reglas democráticas que suponen que los civiles mandan, los militares obedecen y las normas protegen a los militares verdaderamente legalistas y responsables frente a políticos autoritarios.

Finalmente, enfatizamos que la acumulación de conductas problemáticas en ningún momento fue interpretada en su esencia: como indicador de la existencia de una institución militar que no acepta la neutralidad política, el principio de no deliberación y la subordinación a las autoridades civiles y al estado de derecho. En otras palabras, estuvo ausente de las páginas editoriales la discusión sobre la continuidad de los excesivos espacios de autonomía militar otorgados por autoridades civiles demasiado temerosas o que comparten la creencia sobre el rol político de los militares, con el objetivo de tenerlos como aliados o alimentando la esperanza de poder apaciguarlos.

Apoyos

La participación en la investigación de Geremias Dias de Carvalho fue posible gracias al Programa Institucional de Becas de Iniciación Científica (2023-2024), financiado por la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro (UFRRJ), Brasil.


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Notas



[i] Según el Memorial de la Democracia (2025), el periódico O Estado de S. Paulo fue creado en 1889 a partir del antiguo A Provincia de São Paulo, vinculado a las élites agrarias de São Paulo, creado en la década anterior. Folha de S. Paulo fue inaugurado en enero de 1960 debido a la fusión de tres diarios de las décadas de los 20 y los 40, fundados por dos periodistas que trabajaban en O Estado de S. Paulo. De acuerdo con Fonseca (2003), Folha y Estado son dos de los principales medios de la prensa dominante en Brasil.

[ii] Los informes semanales están disponibles en este enlace: https://gedes-unesp.org/observatorio-sul-americano-defesa-forcas-armadas/

[iii] La base de datos con el material periodístico analizado en este artículo se encuentra en el siguiente enlace: https://gedes-unesp.org/wp-content/uploads/2025/06/Base-de-dados-Revista-Iconos.xlsx

[iv] Los episodios ocurridos en el segundo mandato de Dilma Rousseff y durante la presidencia de Michel Temer fueron abordados con más detalle por Vitelli (2021).

[v] Las ventajas financieras obtenidas por las fuerzas armadas durante el periodo analizado fueron tratadas en informes temáticos del Observatorio de Defensa y Fuerzas Armadas y están disponibles en el siguiente enlace: https://gedes-unesp.org/informes/tematicos/

[vi] “Además de someterse a la voluntad del presidente de la República, el general Paulo Sérgio despreció la opinión de otros miembros de la cúpula del Ejército que defendían la aplicación de la pena mínima de amonestación para Pazuello” (Folha de S. Paulo 2021b, párr. 6).