De abril a diciembre: el recurrente simulacro de la reforma política
Contenido principal del artículo
Resumen
Las promesas de refundación del país, luego dela caída de Gutiérrez, se han plasmado en una estrategia confusa y zigzagueante. Los fallidos intentos por llevar adelante una reforma política muestran, una vez más, que este tema no pasa de ser más que un simulacro, un “mito”, que permite a los gobernantes mantener intacto el sistema político ecuatoriano. Estos meses de nuevo gobierno muestran que el discurso de la “ingobernabilidad” en el país ubica el problema en el objeto de gobierno más no en el sujeto que gobierna; han mostrado que el desgobierno es una estrategia en la que se administra pero no se gobierna. Así, el simulacro de la reforma política le ha permitido al régimen, por un lado, ganar algo de credibilidad y adhesiones ciudadanas, pero al mismo tiempo, mantener intacto el sistema, pues, las reformas delas que se habla, si bien son importantes para la democracia procedimental, dejan sin modificarlos verdaderos pilares sobre los que se asienta nuestra democracia: el patrimonialismo, el prebendalismo y el corporativismo. A pesar de todo, urge una reforma política que busque radicalizar la democracia social, política y económica, que discuta sobre formas alternativas de régimen político, que modifique profundamente la estructurad el estado y que ataque la representación política tradicional.